jueves, 1 de diciembre de 2022

Crónica del #Plegramenet de noviembre. Magia Potagia.


Pongamos que tú dices que tienes una cosa aquí y que luego la colocas allí. Pongamos, rizando el rizo, que dices que tienes una cosa aquí y que luego dices que la tendrás allí, pero ni la has tenido allí ni la tendrás aquí. Pongamos que esto mismo lo haces de manera continuada durante mucho tiempo y que el público asiste perplejo a cómo, una y otra vez, les cuelas el mismo truco sin saber qué tienen que hacer para que te bajes del escenario. Pongamos a que tienes monopolizado el escenario porque el propio público te colocó en el escenario y repites el mismo número una y otra vez y el público cree que ese número que llevas a cabo una y otra vez, es el único número que se merecen ver. Esto te digo que está aquí y no lo ves y ahora te digo que está aquí pero tampoco lo ves. Nada por aquí y nada por allá. Nada nunca. Nada durante cuatro años. Nada durante ocho. Pero el público se ha acostumbrado, como en una película de esas en las que no pasa nada, a apreciar los detalles más minúsculos para valorar la calidad de la fotografía, el encuadre, el vestuario, el atrezzo, la música de fondo, la calidad del guion, las interpretaciones, aunque durante toda la película no haya pasado realmente nada. En cuatro años, nada. Con los dedos de una mano, que decía la canción. Cuatro años que se han pasado como un suspiro en el cielo y que nos conducen a lo que posiblemente, si es que el público no demanda otro número diferente, a cuatro años de un número parecido. El número puede cambiar. Los aspirantes a nuevos magos sobre el escenario han aprendido que el mismo número, es el número. Que ese es el número y que si el público ha pedido siempre ese número, ese número es el que funciona y no otro. Así que le ofrecemos números semejantes, números parecidos, números que además se presentan con la vocación de ser el mismo número ya que lo mejor que puede pasar para que el público te prefiera es parecerte a quien lleva cuatro años sirviéndonos los mismos números. Chistes viejos con caras nuevas. Tengo que hablarles del pleno municipal del pasado lunes y estamos a jueves por la tarde. Los días han pasado, el pleno fue muy breve, solo tuvo sustancia el punto dedicado al Institut 9 y más o menos es lo que les estoy comentando. Ahora está aquí, luego estará allí y sigue sin estar en ninguna parte porque nada por aquí nada por allá y oiga, esta instancia que usted me está presentando aquí no es para este departamento, no, qué va, esto tendría usted que presentarlo en la oficina de la zona franca, aquella que está en la otra punta, claro, esa, o si no pues lo puede enviar a través de la propia página web. Esto es más o menos lo que hay. El pasado lunes yo vi algo, de repente. También lo tengo que decir. Vi cómo por primera vez en mucho tiempo, el número del nada por aquí, presentaba fallos. No fallos en el número, que eso es evidente que no tiene fallos, sino fallos a la hora de justificar el hecho de que hubiera alguna duda, que siempre la hay, de que el número no sea una patraña. Esta vez, por primera vez en mucho tiempo, noté que la maquinaria no estaba bien engrasada, que el asunto se había ido un poco de las manos, que la improvisación había sido excesiva y que ese bandazo de llevar un instituto desde un barrio a otro barrio por que fíjese usted qué problemón nos ha sobrevenido así de repente, pues como les digo, que a veces me enrollo y no sé por dónde voy, como les digo, les digo, les digo que yo vi que aquello el lunes no estaba claro y meridiano como lo veo. No estaba diáfano para entrar a vivir. No estaba del color del cielo azul del color del mar azul. No, no lo vi yo bien explicado y bien remontado. Por primera vez en tiempo, no sé si en mucho tiempo o en algo de tiempo, por primera vez, noté que las explicaciones no estaban afinadas. Desde la presentación del punto por parte del regidor al que no le correspondía y que ya te da que pensar en porqué esa rareza, ese coger un instrumento que no es el tuyo, ese arrogarse un papel que debería ser de otra persona y que esa persona a la que le correspondía coge el papel después, lo que resulta más raro aún, porque si es que no, entonces porqué luego sí y si era que sí, porque antes no. Porque que remate como siempre el Teniente de Alcaldesa la cosa que no queda clara, ya es costumbre, pero que suceda lo anterior hace que enarques las cejas y el gesto se te arrugue. Cómo. Qué. Eso no lo tenía yo contemplado. Y ahora entonces esto pero. No sé. Mas luego. Y así. Y claro, me hablan ustedes de planificar y no se puede planificar porque surgen contratiempos. Pero a ver. Es que entonces. Y la comisaría y los habitatges y los habitatges y las comisarías y los habitatges con comisarías y las comisarías con los habitatges, que no digo yo que no puntúen, pero puntúan una vez, no puntúan como muchas porque las repitas muchas veces. Es una vez. Y el súper equipamiento cuál será. Y estoy deseando ver el render. El del poliesportiu ecosostenible aquel me dejó francamente, pero ya se ha visto que del poliesportiu ecosostenible nos podemos ir olvidando porque ya el prestidigitador oficial le ha quitado al prestidigitador aspirante el conejo y la chistera y ha hecho con la varita una cosa que aquí no se puede decir. Otro render querría, pero esta vez de parte de quien tiene el conejo. La chistera. La vara. Todo. Muy buenas noches y nos vamos viendo por ahi.

No hay comentarios:

Publicar un comentario