jueves, 15 de diciembre de 2022

La verdad


Pues no, no le pareció correcto. Le iba dando vueltas por toda la calle de camino a casa. No, aquello no estaba bien. Él había intentado ser todo lo sincero que había podido. Había quedado con ella en aquel cafetín donde habían quedado la primera vez. Se lo dijo de la manera más clara posible. Aquello se había terminado. Por un motivo esencial. Cuando estaban juntos, él se había dado cuenta de que pensaba en otras cosas. No eran otras mujeres, eran otras cosas. Cosas que tenían que ver con su vida cotidiana, con sus quehaceres, con problemas en el trabajo, con artículos que debería haber ido a comprar, con un partido de fútbol de hace años que ahora recordaba con cariño, aquella canción. Cosas que no eran realmente importantes y que precisamente por eso, le habían llevado a pensar que su relación con ella ya no era lo primero. Ella, sin embargo, se lo había tomado de una manera que no esperaba. Contrariamente a lo que él había imaginado, no se enfadó, no se echó a llorar, no le recriminó la falta de atención. Lo que hizo fue sonreír y le dijo que ella también tenía esa clase de pensamientos. Que en ningún momento, casi desde la primera vez, él había sido el objeto primero de sus pensamientos, que le agradaba, que le parecía un buen acompañante y que había disfrutado de su presencia en muchos aspectos, pero que de la misma manera, también tenía espacio para la desconexión y que eso le parecía que era bonito también. Que ella no veía que eso fuera un motivo para abandonar aquella relación que a ambos les permitía tener un amplio espacio para su propio tal. Él se quedó absolutamente descolocado, se quiso levantar de la mesa, espetarle que no quería volver a verla nunca más. Recordó que había visto en una película algo parecido, una pareja que prácticamente no mantenía ningún vínculo pero que... salieron juntos del cafetín y fueron a cenar algo. 

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