viernes, 24 de febrero de 2023
El ritmo de la calle
Si paseas por las calles de mi ciudad. Si sientes su latido. Si te dejas llevar por la vida que se desprende de. Santa Coloma, un día cualquiera, sales a la calle, vas a alguna parte y desde lejos escuchas una melodía. Una melodía de violín que inunda todo el Passeig Llorenç Serra, de arriba abajo y de una acera a la otra. Un sonido claro, presente, cristalino, una música que inunda toda la calle y que te invita a pensar y a mirar curioso de una acera a otra, de dónde sale esa música. Quién está tocando de esa manera tan notable. Avanzas por la calle y no sabes ver de dónde sale ese sonido. Está claro que es un sonido que suena sobre un fondo grabado, el violinista está tocando sobre una base. Te detienes en una esquina y en la otra esquina intuyes al violinista, tocando apoyado en una pared, la gente pasa a su lado, tu sigues avanzando y te pierdes hacia ese lugar al que te dirigías, que ahora mismo no te sabría decir. Solo unos días después, viniendo de otro lugar, vuelves a escuchar ese sonido, una música potente, y el violín que va dibujando las notas y derramando música por toda la calle. El violín me parece un instrumento dificilísimo, todos los instrumentos me parecen difíciles, pero conseguir esas melodías, esos sonidos, esa claridad a partir simplemente de unas cuerdas rasgadas por un..., estás en el semáforo de delante de donde por fin descubres al violinista. Ahora lo tienes más cerca. El violinista se esfuerza en hacer visible lo mucho que está disfrutando de la interpretación, naturalmente para conseguir que algunas monedas caigan en la funda del instrumento. El violinista ríe mientras está tocando. Tú estás en la acera de enfrente y sientes curiosidad. Tanta que cruzas cuando el semáforo se ha puesto en verde. Y entonces, tú también sonríes.
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