jueves, 25 de mayo de 2023

Crónica de la campaña electoral en Santa Coloma. Milana bonita.


Vaya día de agua, verdad. Y lo que se necesitaba este agua, que cayera así, tranquilamente. Con calma. Bueno, vamos a ver. Es que parece que a veces utilizamos frases sin saber muy bien. Lo de Milana bonita, por ejemplo. Veo que lo utilizamos cuando queremos señalar que alguien es un garrulo, más que un garrulo, es alguien que aplaude al señorito, un engañado que piensa que los ricos le hacen bien, que el que manda es el que manda y los demás estamos para ver qué pasa y qué cae. Azarías, el personaje de los Santos Inocentes interpretado por Paco Rabal era alguien con una discapacidad que se encariñaba con un pájaro, un cuervo o una urraca y que una vez que esa urraca se la matan, pues toma una decisión. Milana bonita le decía al pájaro que amaba. Pero qué ocurre cuando descubre que el señorito le mata al pájaro. Que lo ahorca. Milana bonita pues, no se utiliza o no se debería utilizar para cuando queremos decir que alguien está al servicio de los poderosos, del señorito, sino que se utilizaría mejor para advertir que a lo mejor, un día, esos que consideramos que estamos ahí abajo, un día podemos hacer que cambien las tornas. Lo digo por si alguien quiere tomar ejemplo y no volver a incurrir otra vez en el estereotipo del subalterno comprado por el señorito y lo del cortijo y todo eso, porque a veces por querer decir una cosa, estamos diciendo otra. A todo esto, la campaña electoral va discurriendo lentamente hacia su final y llegamos a ese punto en el que deberíamos empezar a valorar cómo ha ido, qué ha sido esta campaña y qué expectativas tenemos. Claro. Ahora tocaría entonar un canto triunfal y decir que nos vamos a comer el mundo y que somos los mejores y todas esas cosas y no lo voy a negar, voy a incurrir en este tópico. Un tópico de vez en cuando en este espacio tampoco nos va a hacer daño. Qué campaña tan buena y qué buen rollo oye. Somos los mejores, sin lugar a dudas. A mucha distancia del segundo clasificado. Y como decía un buen amigo, qué bien se está cuando se está bien. Las cosas como son. Una campaña que ha discurrido un poco, y ahora me meto en otro rollo, una campaña que ha discurrido un poco como la guerra de Ucrania. Vamos todos un poco a ciegas. Qué estará pasando realmente en la ciudadanía. ¿Son correctos esos imputs, perdón, inputs, que nos llegan desde la calle por los cuales parece intuirse que todo lo que parecía cierto y seguro comienza a tambalearse de manera insospechada? ¿Es posible que sean precisamente los proyectos más de relumbrón y las apuestas más personales las que cuesten al parlonato su mayoría absolutísima? ¿Es posible? Es posible. Que quizás sea esto una nueva ensoñación, esta vez de verdad, y lo que nos parece por una vez cierto... fantasía, dirás. Bueno. Se acumulan otras cosas y puede ser que, ya sabes, el 28 de mayo haya algo que no estamos detectando (ejem, ya digo que en la calle estamos escuchando cosas...) y que una sonrisa se dibuja en nuestro rostro porque vamos a ser protagonistas de algo muy importante. Está lloviendo con mucha calma, está lloviendo de manera constante, está lloviendo tranquilamente. Y el sol está a punto de salir. Y las flores y todo eso. 

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