miércoles, 27 de diciembre de 2023

Alexander Pushkin va a una cena


Todo el mundo le conoce y todo el mundo sabe cómo buscarle las vueltas. Alexander Pushkin ha sido invitado por la familia Fedorov a una cena con motivo del aniversario de la abuela, la matriarca de la familia, doña Galena Fiodorovna. Apresuradamente, porque está metido en la redacción de un poema en prosa o de una prosa versificada o vete a saber, ha conseguido llegar a tiempo aunque la cena ya está empezada. Están buena parte de sus amigos, pero también algunos de los que no le queremos bien. Ya sabemos cómo es y cómo podemos ponerlo nervioso. Su última novela o lo que sea eso que ha escrito parece que es una imitación de su propia vida. Llega corriendo y se sienta junto a la esposa de Valeri Gregorovich Fedorov, la bellísima Turkana Ismaileva. Azorado, no se ha dado cuenta de que el asiento estaba reservado para el hermano de Turkana, Ilyá. Así que cuando Ilyá vuelva a su asiento después de haber tenido que salir un momento a resolver un asunto con uno de sus jinetes turcomanos se encontrará con Alexander Pushkin sentado en su lugar. Ilyá, que es un tanto rudo, no sabe quién es Pushkin y pide que ese negro salga de su asiento inmediatamente. Pushkin no oye o no quiere oir lo que ha dicho Ilyá. Entonces yo, que estoy justo enfrente de Pushkin y que ya he bebido más de lo que muchos beberán esa noche, me dirijo a Pushkin y le digo que si la mezcla de razas le ha dañado el sentido del oído, ya que el sentido del decoro ya doy por supuesto que no lo tiene. No han pasado ni cinco minutos y la cena se ha interrumpido, estamos en el jardín, he recibido un disparo en el hombro, ni siquiera he podido apretar el gatillo de mi pistola, estoy de rodillas en el suelo y pido otro vaso de vodka, tengo la garganta seca. Pushkin se ha ido, enojadísimo, a sentarse de nuevo junto a Turkana aunque Turkana ya no está allí. 

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