viernes, 15 de diciembre de 2023

Creí que éramos amigos


En primer lugar, al publicar una foto con Carlos Azagra, no puedo sino agradecerle una y mil veces y mil millones de veces que nos hiciera el cartel para las elecciones municipales. Una vez más, nunca jamás podré agradecerle algo semejante ya que para mí, los dibujos de Azagra fueron parte de un aprendizaje sobre política, música, movidas, estética y muchas cosas intangibles, que me influyeron de una manera absoluta durante la adolescencia y primerísima juventud. Que Azagra dibujara mi careto para un cartel, aunque el resultado no fuera el merecido después del esfuerzo realizado, es, sin duda, uno de los momentos inolvidables no solo de este año que ya termina, algo que ya se quedará para mí para siempre, sino un orgullo haber podido contar con tan buenos apoyos, porque no estás solo, y no estar solo ya es una victoria. 

Pero yo no venía a hablar de eso. Aunque tendrá relación. Cuando yo era chaval miraba y contemplaba los dibujos de Azagra en sus historietas o en sus carteles y me fijaba en todas y cada una de las banderas y siglas que aparecían. Azagra era especialista en hacer acopio de todo tipo de 'movidas' y volcarlas en sus historietas. Los dibujos de grandes manifestaciones, de conciertos, estaban plagados de banderas, chapas, pegatinas, carteles, etc., donde aparecían grupos, partidos, sindicatos, colectivos, bandas, lo que fuera. Y todos eran de los míos. 

De una manera muy infantil, muy inocente, durante muchos años pensé que, poco más o menos, y con las consabidas diferencias, en realidad todos aquellos que aparecían reflejados y recogidos en aquellos dibujos, finalmente éramos compañeros, éramos algo colectivo, todos éramos uno. Muy al final, algo nos unía, algo nos empujaba a estar en el mismo lado. 

Pero el paso del tiempo, conocer, saber y estar, te demuestra que de aquella impresión feliz, no queda prácticamente nada. Así las peleas fratricidas, las desconfianzas, el sectarismo, el no conocer y lo más grave, no querer conocer al otro, me ha enseñado que todo aquello que aparecía en los dibujos, aquello que quería transmitir Azagra, era mentira. No es que Azagra nos engañara, era que Azagra nos dibuaba un mundo en el que todos, bajo nuestras distintas banderas, estábamos por algo. 

Y no es así. Y Azagra sigue haciendo sus dibujos y las movidas siguen existiendo, pero yo, por mi parte, hay algo y no es poco, que ya se fue. Pero a ver, que puedo hacer como si no pasara nada. 

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