domingo, 17 de diciembre de 2023

Cuatro años sin el papa


Nada, no hace ni una semana. alguien volvió a preguntarme en el curro que porqué era del Athletic Club. Naturalmente me regodeé una vez más en explicar la historia de mi padre y de cómo en Jaén, sin tener ninguna relación con Euskadi, él y muchos como él se hicieron hinchas del Athletic Club y cómo eso lo hemos heredado y yo y otros muchos somos rojiblancos para toda la vida. Ese mismo día, hablando de música, me enseñaron un disco de 45rpm de Miguel Ríos, el de Vuelvo a Granada y El Río. Les dije que ya tenía ese disco, no en esa edición sino en una que sacaba la Mirinda, que tenía varios discos de la Mirinda, que en realidad esos discos no eran míos, eran de mi padre. 'Tienes muchas cosas de tu padre'. Pues efectivamente, tengo muchas cosas de mi padre. Hace cuatro años que, aproximadamente a esta misma hora, mi padre nos dejaba después de unas semanas de mierda y lo hacía mientras mi madre le cantaba la canción del lobito bueno, la bruja hermosa y el pirata honrado. Tengo muchas cosas de mi padre. Me pasa y me pasaba antes también, pero últimamente noto que me pasa más y es que en ocasiones estoy hablando, estoy contando algo, estoy lanzado y de repente soy mi padre. Es una sensación extraña, porque me hace detenerme un segundo y me da un poco de vértigo. Ya no es que utilice refranillos, giros, palabras, expresiones, es que incluso me da la impresión de que es la misma voz de mi padre. Es algo asombroso. Tengo muchas cosas de mi padre es una manera elegante de decir que soy mi padre. Como ven en la foto, mi padre y yo no nos parecíamos demasiado. Yo tengo caraza, boca finilla, etc, y él no. La barba pelirroja, sí. Pero poco más. Pero es cierto que nos parecíamos mucho. Han pasado cuatro años desde que mi padre nos dejó y todos los días hay algo que nos recuerda a él, algo que me obliga a pensar en mi padre, en su historia, en su vida, en sus gustos, sus aficiones, sus manías, sus obsesiones, sus miedos, sus vergüenzas, sus complejos, sus virtudes, sus defectos y compararlos con los míos. Han pasado cuatro años en los que eso tan manido que decimos que nuestros padres o abuelos o lo que sea que nos falte vive en nosotros, se convierte en una realidad a veces escalofriante. Qué hubiera pensado y opinado mi padre de este último año, de mi último año. Qué me hubiera dicho, qué le hubiera pasado por la cabeza, de qué manera se lo hubiera tomado todo lo que me ha pasado y lo que he vivido. Esa incógnita también me obsesiona, no mucho, pero lo justo. Lo justo para pensar que hago cosas que mi padre no hizo nunca. Qué me hubiera dicho mi padre. Si es verdad que vive en nosotros, se hubiera liado la manta a la cabeza o me hubiera intentado disuadir, follones, líos, gentuza. Vete a saber. Cuatro años sin el papa, cuatro años con el papa en la cabeza. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario