jueves, 24 de octubre de 2013

Comunicación corporativa

El caso de Jeremidín Shermedemian nos lo cuenta su amante esposa, principal víctima de las circunstancias:
'Jeremidín se encontró en una situación insostenible en la pequeña empresa en la que trabajaba. Las ventas, al parecer del amo que era su mismo padre, el buen señor Surumeildín Shermedemian, habían descendido muchísimo y por ello tuvo que verse obligado a hacer serias reformas en la empresa. Racionalizar la producción, despedir a los haraganes, en definitiva, corregir con brazo firme el rumbo. Y para que no le pudieran echar en cara favoritismo hacia su propio hijo, el buen señor Surumeildín Shermedemian, decidió que su vástago debería cargar con una tarea que hasta entonces nadie había querido asumir.
El señor, buen señor, Surumeildín Shermedemian consideraba que un trabajador de su empresa debía llevar interiorizado que lo mejor que le había podido pasar en la vida nunca jamás por los siglos eternos, era trabajar para su empresa, y que por ella, debía considerar cualquier posibilidad que se presentase como realizable tan sólo por que la empresa lo necesitase. Surumeildín Shermedemian pensaba que un empleado debía llevar tatuado, impreso, grabado, el nombre de su empresa en el cuerpo. Que la promoción no simplemente se basaba en que se hiciera visible el logo o el nombre, no, debía trasladarse que la empresa era tan importante como cualquier otra cosa. No, lo más importante.
No contento con este razonamiento, en su pensamiento, estaba llevar más allá este caso. Así que llamó a su hijo mientras realizaba la ronda de charlas con los empleados a los que felicitaba por que acababan de ser despedidos de la empresa y por el gran servicio que harían al renunciar a cualquier indemnización si es que hubiera derecho a ella. Jeremeidín apareció por el despacho mientras algún guardia trataba de reducir a algún empleado que no era capaz de ver la luz que emanaban de las palabras del muy buen señor Shermedemian y su padre le dijo: Jeremeidín tú vas a llevar el nombre de la empresa muy lejos. O muy cerca. O donde yo te diga que lo has de llevar. Tú vas a llevar el nombre de la empresa.
Jeremeidín se mostró muy contento, pensaba que iba a ser nombrado delegado comercial en el extranjero, pero no. Su padre, el buen señor Surumeildín Shermedemian, soldó a la nariz de Jeremeidín (tras haberlo anestesiado furtivamente), una chapa con el nombre de la empresa impreso. ¿Está bien dicho 'empresa impreso'? No domino bien el idioma...
Y con esa chapa soldada a su nariz sobrevivió paseando por las calles del pueblo durante un mes. La herida causada no acabó nunca de cicatrizar bien, se infectó, y poco antes de la festividad de Ganesha, falleció. Muy orgulloso, eso sí, por haber llevado el nombre de la empresa de su padre, el buen señor Surumeildín Shermedian. Yo, en cambio, no sé entender si el impacto causado entre la población fue positivo o no'.

3 comentarios:

  1. Sí, correcto es correcto desde el punto de vista morfológico estrictamente, pero ha perpetrado usted una cacofonía.

    Feliz tarde, monsieur

    Bisous

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  2. "que lo mejor que le había podido pasar en la vida nunca jamás por los siglos eternos, era trabajar para su empresa". Creo que esto lo piensan todos los empresarios españoles, jajaja.

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