miércoles, 2 de octubre de 2013

Velvet Underground - White Light/White Heat

Siempre pendientes de la actualidad, siempre en la frontera entre lo que es y lo que vendrá, este blog se ha enterado de que van a reeditar el White Light/White Heat de la Velvet Underground por su 45 aniversario (¿no por el 50?). Y para que no os dejéis llevar por la emoción vamos a describir qué es este disco.
White Light/White Heat es un follón de mil demonios. La descripción que creo que más se ajusta a la realidad es esta. Es un follón del infierno. En este disco ya no encontramos canciones 'bonitas', aunque tuvieron temas y ambientes sórdidos como en el del Plátano y con la voz de Nico. No, aquí Nico ya no está y están los cuatro zumbados en el estudio. Se cuentan muchas historias sobre este disco, que si tuvo que ir la policía, que si nunca había grabado tan fuerte, que si... en fin. El disco, comienza ya con el trallazo de White Light/White Heat. Siempre se dice que esta canción venía influenciada por los Beach Boys, por los coros y eso. En fin. La batería ya no es 'tocada', ahora es directamente aporreada. Las guitarras ya sólo rascan y la parte final es el inicio del ruido por el ruido. Eso tan de moda y tan molón de 'y ahora dejamos la canción ahí y nos ponemos a hacer el cafre', pues en 1967 (el disco apareció en enero de 1968). Todo es negro, como la portada. La pena, o la bendición para quienes quieran ukeleles y que su madre diga 'me gustan esos que pones ahora', es que esta canción sólo dura dos minutos y pico. Las versiones en directo de esta canción, son siempre, pero siempre, y las toque quien las toque, tremendas. Nos estamos liando y llevamos una canción.
Ahora vienen dos seguidas que son pruebas de fuego para el seguidor de la música de todos los tiempos. The Gift es un grupo haciendo ritmo, poniendo un fondo, sin más, y John Cale, bajista, teclista, violinista y personajazo, recitando un texto de Lou Reed. Todo muy bonito. Da cosa. La banda suena por una oreja, y la voz por la otra. Hay distorsiones, hay ruidazos, y Moe Tucker, la batería, aporrea igual. Todo un ejemplo para los baterías ocasionales, para los de 'déjame un rato que me ponga yo'. Si Moe Tucker lo hace, yo también. Son ocho minutos en los que, si no sabes inglés, te quitas un auricular, o le das al balance y te quedas como un campeón. La historia de Waldo y Marsha. Vaya cabezas, madre. Seguimos adelante con la terrible 'Lady Godiva's Operation'. El ritmo de la canción es más o menos el anterior, quizás menos tosco. Y la voz de Lou Reed quiere ser otra vez melosona y suave, pero hay algo que no va bien. La batería otra vez está aporreando. Sterling Morrison. Abramos un paréntesis. Un inciso, que diría el otro.
Sterling Morrison es un héroe de la Unión Soviética para mí. El que está ahí, con la guitarra. Yo pensaba que Morrison se dedicaba sólo a la guitarra de acompañamiento. Mi héroe. Raca raca. El raca raca que sonaba era suyo. Pues no, se alternaba con Reed los solos. Vaya. Lady Godiva's Operation, tiene las voces de Cale y de Reed. Primero la de Cale y luego la de Reed, que como digo, al final quiere ser suave, como la de Cale. Nótese que de fondo, todo el rato, hay un violín eléctrico o algo así, dándole ese rollo chungueras que tiene cada cosa que tocaba esta gente. Bueno, para ser ese disco tan bestia, ese follón, parece que no es tanto ¿verdad? Tres canciones, sólo una de ruidazo, dos de medios tiempos, con ruiditos y eso, pero... no da miedo.
Menos miedo aún da Here She comes Now, que versionearan en sus días Nirvana. Una canción de las bonitas. Pero algo pasa en las condiciones de la grabación que no suena tan limpia como debiera. Nada suena limpio aquí.
Y a correr. A soltarse la melena. A dejarse los dedos, las manos, la cabeza, los ojos, la garganta, y sobre todo los oídos. I Heard her call my name, es una barbaridad. Un follón. Un preludio al gran follón, pero concentrado. El gran follón en pequeñito. Una cascada, al galope, corriendo sin regular, sin medir, sin miedo. Punteos idos de la pinza por completo, con una batería que aporrea lo que ve, y mucho, mucho ruido de fondo. Tocar a toda ostia, sin que importe una mierda nada de lo que suene y cómo suene. Eso parece, luego los músicos son muy putas. Got my eyes wide open. De esas cosas que uno siempre quiso ser, Sterling Morrison haciendo el raca raca y haciendo los coros 'i heard her call my name', como si no molase nada cantar 'i heard her call my name'. I know she cares about me... sé que ella se preocupa por mí, y la oigo decir mi nombre. Venga, que nos vamos, que ya hemos cantado, toca un punteo del Reed que no es preciso comentar más allá de que es fundamental para todo, para respirar, para correr, para saltar, para ir al cine. Una vez escuchado esto y sabiendo que nos gusta que nos den caña, si hemos llegado hasta aquí, estamos listos para Sister Ray.
Sister Ray es el final de la música. Todo lo de después es otra cosa, digamos otra música. Sister Ray termina con la música tal y como la conocemos. Sister Ray no es para quienes quieren escuchar música. No es música para ponérsela a nadie. Oye, mira, mientras hacemos esto te pongo el disco este y escucha esta canción. No. Aquí eso está muerto. Ya no funciona. Ahora la música se muere por agotamiento. Los cuatro puestos del demonio se cargaron la música y las ganas de hacer cosas bonitas. Luego muchos de ellos, Cale, Reed, hicieron canciones preciosas... muy bonitas, pero ya es otra cosa, es otra música. Este es el techo de la música. Muchos queremos hacerlo y no nos sale nunca tan bien. Pero es divertido intentarlo. Sister Ray es la lucha de un órgano por comerse el todo de la canción. Es la lucha por hacer de la canción algo insoportable, no sólo una canción con ruido. Es la lucha por ver cómo la canción puede hacerse cada vez más indigerible, más desagradable. Un trance. Una vez que uno declara ante la justicia que ya no tiene nada que alegar, es porque ya ha sucumbido a Sister Ray, es como si todo lo que habíamos comentado sobre la música y lo bonito que era componer y hacer las cosas bien, ya no importase para nada. Que no nos digan más que mejor que dieras este o ese acorde. Sister Ray se come todo esto. Sister Ray. Sister Ray. Sister Ray. Just like Sister Ray Said. Creo que es en esta canción cuando entró la policía. No. La policía entra en la canción. Dicen que el productor se fue del estudio. Dicen tantas cosas. Son ganas de incordiar. Da igual lo que digas que nadie lo va a oír. Grita lo que quieras. Es todo inútil. Grita lo que quieras. El órgano del zumbado ya ha ganado la partida. Aporrea lo que quieras. Da igual todo.
Y ya está. Cuando acaba la canción, casi lo mejor que se puede hacer es dejar unos minutos antes de salir de casa o de emprender cualquier acción, porque puede correr peligro la gente, tus amigos, tus padres, los que te rodean. No dan ganas nada más que de hacer cosas de dolor. Cosas con dolor. Cosas de ruido y de mucho daño.
Y lo quieren reeditar. Con más cosas y más añadidos. No tienen conciencia.

3 comentarios:

  1. No sé de quién es. Hice pocas fotos, y tengo una memoria de pez con los nombres chinos.
    Tiene su qué esa acuarela, es muy chinorris el estilo de pintura, pero gamberra.

    A ver ese disco.

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  2. Ay, por dios, qué lujo hoy, qué subidón!
    Voy a tener que escucharlo otra vez, a ver si así.

    Feliz día, monsieur.

    Bisous

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  3. Pero cuanto entiendes de música y de aporrear instrumento. Yo soy una analfabeta musical, lo reconozco. Antigua total.
    Un abrazo querido géminis.

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