lunes, 3 de marzo de 2014

Villastanza de Llorera XXVII

Adelante ya con los estertores de esta historia. 'Espantosas escenas en la vida de Quirino Barrantes', de Benito Repojo Ostiz.
'La muerte es algo que nos llega a todos. Lo que ocurre es que a algunos la muerte les llega más de una vez. Eso es lo que Quirino Barrantes estaba pensando cuando su prima Poli le cogió de la mano y le sacó de la casa. La prima Poli, a medida que avanzaba por la calle, se iba transformando. Su vestuario iba cambiando. Ya no llevaba un chándal y una sudadera y su pelo aunque teñido de rojo ya no estaba cortado de forma 'punkoide', si no que se había mutado en una larga melena roja y su ropa era un vestido negro ancho. La gente que iban encontrándose por el pueblo, parecía que no les veían. No les veían. De la misma manera, Quirino Barrantes también había variado su vestuario y ahora estaba ataviado con una especie de mono de color negro. Los dos avanzaban por las calles del pueblo de Villastanza de Llorera. Un pueblo que parecía también haberse transformado, parecía más antiguo, más oscuro. Quirino Barrantes, de la mano de su prima, iba caminando y recordando cómo había arrancado la cabeza de Jonás y cómo había matado de aquella forma tan salvaje a Facundo Kohlthenberg. Lo recordaba todo. Se había colado en la casa de aquel ricacho decrépito y guiado por un impulso que no sabía de dónde le llegaba, lo masacró vilmente. Y creía que aquello que había hecho con Facundo ya lo había hecho más veces con otros Kohlthenberg. La prima Poli llevaba a su primo con pulso fuerte hasta las afueras del pueblo, donde tomaron un camino que les llevó al Cerrete Mocho. Allí, subieron, la prima Poli con caminar firme y Quirino como ido, pensando en la cantidad de veces que había matado a Jonás. Todo se le presentaba muy claro. Una vez que llegaron a la cima del Cerrete Mocho, la prima Poli se sentó en el suelo e indicó a Quirino que hiciera lo mismo. Levantó las palmas al cielo y comenzó a formarse una Aurora Boreal allí mismo. De repente, de entre los arbustos, apareció un niño. Aquel niño era el pequeño niño Jonás. Ataviado además con el mismo vestuario que aparecía en aquel retrato del Sagrado Niño Oculto de Getsemaní. El niño se acercó a Poli y se quedó acurrucado junto a ella. 'Abuelita, abuelita, cuándo va a venir mi mamá', dijo. Poli, acarició el rostro del niño y le dijo, 'cuando se vaya el tío Quirino, le mandaremos un mensaje a tu mamá Vera para que venga a por ti, que no puede ser que lleve tanto tiempo sin venir a verte'.

3 comentarios:

  1. Pues no sé, pero tengo la vaga impresión de que casi es mejor que Vera se quede por allá, porque ya se ha liado bastante parda, y no vaya a ser. Pobre niño, menudo ambientillo.

    Buenas noches, monsieur

    Bisous

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  2. Vera?? Ay, que me perdido Tolya...

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  3. No se haga el tonto Tolya, que ud sabe latín.
    No va a haber 'especial coreanas'. Le cedo el tema. Ya me he cansado de hablar de Corea.

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