jueves, 12 de marzo de 2015

Karpov

Hay que ver qué lista es. Qué ardilla. Qué lince. Qué alcotán. Anda que no. Y pienso, ahora que estoy ya enfangado hasta los ojos ¿diría esto si el rival fuera un muchacho? Digo que es lista y que es una ardilla porque es una muchacha y claro, así yo me curo en salud. Qué cosas pienso. A ver qué mueve. Estoy jugando todo el rato pensando que estoy jugando contra una chica. Contra una mujer. No tengo ni idea de si estoy jugando mejor o peor. A la edad que tengo debería saber que se juega igual contra quien se juegue, pero aquí me veo haciéndome preguntas. ¿Sé jugar? Esta es la gran pregunta. Todo el mundo piensa que sé jugar. Que tengo un bagaje y una experiencia en esto del juego y que como soy quien soy, lo tengo todo por la mano. Pero yo me hago una pregunta y espero que alguien me la responda, que no me la va a responder nadie porque estoy hablando solo y no me oye nadie, pero yo me la lanzo y asi me entretengo porque la muchacha jugará distinto o de otra manera o exactamente igual, pero tampoco es que vaya a infartar moviendo. Digo que me hago una pregunta y esa pregunta es la siguiente ¿sé jugar? Porque claro, una cosa es ir moviendo las piezas contra rivales a los que podrías asimilar. Que todos tenemos nuestra pedrada, vale, pero digo yo ahora. ¿Sé jugar contra una mujer? ¿Es esta pregunta ya de por sí una barbaridad? ¿Debo entender que la jugadora de enfrente es diferente? ¿Diferente a quién? ¿A otra mujer? ¿A alguno de mis grandes maestros? Yo que sé. Vaya jardín. Tengo un caballo de ventaja. Por eso estoy tan tranquilo. Porque tengo un caballo de ventaja y a unas malas, empiezo a cambiar y se acabó. Pero no tengo la patata bien. Tengo un pálpito. Creo que no me estoy dando cuenta de algo y de que ese algo me va a venir a ver pero dentro de nada. Porque la estoy viendo jugar y no se ha puesto ni medio colorada cuando le he sacado el caballo de ventaja. Como si le importase un huevo. Y digo yo ¿esto lo diría igual si jugase contra un chico? ¿Contra un vejestorio de Celiabinsk? Yo diría que no. Porque al final, uno es igualito que todo el mundo. Con los prejuicios puestos encima. Estoy jugando y estoy jugando como si no estuviera jugando. Me estoy enfrentando a alguien que sabe mucho. Que es lista como una ardilla. Sabe muchísimo. Y yo soy muy mayor y debe parecer que yo soy mucho mejor que ella, pero no es cierto. Ella sabe mucho. Y aunque llevo un caballo de ventaja, igual no estoy mirando bien y no tengo ese caballo que creo que tengo. Yo que sé. Me voy a poner a cambiar piezas y voy a liarla bien, porque no me fío ni un pelo. O no. No sé. Me doy cuenta de que no sé jugar. Así yo no sé jugar. No he sabido jugar nunca. Qué cosas se me pasan por la cabeza. No, ahora en serio, no sé jugar. Que pase el tiempo. Digo yo que para ser un torneo en Suiza, ya se podrían haber gastado algo más en el tablero o al menos en el reloj. Con un posit. Seguro que ella también se ha dado cuenta. ¿Y porqué no se iba a dar cuenta? ¿Y porqué se iba a dar cuenta de otra manera? Yo que sé. Sólo digo tonterías.

2 comentarios:

  1. Ah, pero también hay mujeres que juegan al ajedrez? Ja, ja.

    ResponderEliminar
  2. Yo creo que últimamente Karpov tiene dificultades de concentración, y así se le van las partidas. Debería hacer un serio esfuerzo por centrarse.

    Feliz tarde

    Bisous

    ResponderEliminar