lunes, 29 de junio de 2015

Gorteza

El esquema, por lo que veo, se repite de una manera muy constante. Se presenta una situación que puede ser muy normal, dentro de la más estricta cotidianeidad, la cosa va torciéndose un poco y finalmente hay como un golpe de efecto en el que el lector ha de decir 'ostia, qué cabrón'. Así que vamos a ver cómo lo remedamos un poco. Hemos visto que Gorteza entra en el bar del Frederico y que ha empezado a beber vino. No suele ocurrir, pero no por ello vamos a originar en torno a esto una concatenación de situaciones a cada cual más estrambótica. Gorteza pide un par de vasos, pide incluso un tercero. La gente del bar no le mira, pero le ve. Porque la gente del bar de Frederico hace como que no ve nada, pero sabe perfectamente lo que estás bebiendo, si entras al bar solo o con quien no debes entrar, si tienes buena o mala cara, si has dormido o no, si lo tienes o no lo llevas encima. La gente no te dice nada, pero lo sabe. Y Gorteza no sabe que lo ven. Y pide otro vaso de vino más, porque quiere olvidarse de lo que ha ido pasando durante todo este tiempo. La imagen de Carina Ocáriz con el cráneo troceado, no se iba de su cabeza. Que se vaya, por favor, que desaparezca de una vez. Gorteza se acerca a la barra y va a pedir un cuarto vaso de vino. No son vasos muy grandes, son pequeños chatitos que se toman en dos sorbos. Pero el vino es cabezón y poco es mucho. En la barra, la camarera es una mujer de edad muy avanzada, sí, pero su rostro tiene una lindeza y una guapura que podría calificarse de muchas maneras, claro, pero me gustaría decir que si han bebido un vaso de agua fresquita en mitad de una noche calurosa, es eso más o menos. Más o menos. Gorteza pide ese vaso de vino y entabla una conversación con ella. Su cara le suena. Reconoce esa cara. Es la de la mujer del autobús que hace mil años le dio un beso en la mejilla. No la volvió a ver. Jamás tuvo más contacto con ninguna mujer. Sólo ella. Gorteza no se atreve a decirle nada hasta que le pregunta que desde cuándo trabaja en el bar de Frederico. Hace dos vasos de vino, ella no estaba allí. Lo estoy volviendo a hacer. El mismo esquema. Gorteza mira a su alrededor y todo continúa siendo como siempre. El bar de Frederico. Estevita Darién le dice que está muy cambiado, que ha perdido algo de pelo, que está desmejorado, pero que sigue siendo un solete. Gorteza le pide por favor que le conteste a la pregunta que le hace, que últimamente le están pasando cosas demasiado raras para lo que es ya una vida rara y que dónde se ha metido durante todos estos años. Estevita Darién pone un nuevo vaso de vino y dirige a Gorteza una mirada de asombro. Está tan guapa. Es tan guapa y es tan mayor. Gorteza se siente tan pequeño. Estevita Darién le explica que vive en un cortijo y que se dedica a controlar una parte del universo desde él. Así de sencillo. Hay una parte del cosmos que me toca. Y hago lo que puedo. A veces puedo y a veces no. Llevo un tiempo un tanto ida, pero he vuelto. Tus sueños, tus pensamientos, me sirven de acicate. El universo no es tan difícil de gobernar como parece. En fin, no te quiero aburrir con mis cosas. Gorteza estaba muy borracho. Estevita Darién le iba dando vasos de vino sin ton ni son y finalmente se quedó dormido sobre la barra. Cuando avisaron a la policía local para que se lo llevasen, quien acudió fue Carina Ocáriz. Se llevaron a Gorteza en el coche de Ocáriz y lo depositaron en el butacón. Carina Ocáriz dijo que se quedaría con él vigilándole toda la noche. En el cielo estaban ocurriendo cosas extrañas. Un cielo raro. Llamaron a la puerta. Estevita Darién y Carina Ocáriz se dieron dos besos en la mejilla. Soy una amiga de Gorteza, vengo a ver cómo está. Carina Ocáriz nunca había visto a una mujer tan guapa. Y tan mayor. Lo estoy intentando.

3 comentarios:

  1. Pues yo me he perdido, monsieur. Creo que tengo que repasar lo último de Gorteza, a ver si lo enlazo. Si es que no se puede leer así, a salto de mata, pero no llego a todo.
    A ver si retomo el hilo.

    Feliz comienzo de semana

    Bisous

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  2. Hombre, claro, como que me faltaban dos capítulos.
    Ya, ya está.

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