domingo, 18 de septiembre de 2016

La Mula y la Pa en el Línea. El otro blues.

No sabría decir, aunque es fácil mirarlo y contrastar los datos, cuánto hace que vi el primer concierto de La Mula y la Pa, pero creo que podría decir que hace un año aproximadamente que les vi en el Cinc y me quedé pasmado. El blues, decía entonces, me lo preguntaba más bien, ¿qué era el blues? En aquella ocasión, así como en actuaciones posteriores, La Mula y la Pa, Carlos y Patricia, se presentaban como un dúo engrasado, en que el repertorio estaba fijado, en el que la fuerza que transmitían se basaba en un conocimiento de los giros, las bases, una serie de trucos que hacían que lo que comenzaba como blues se fuese al flamenco y viniese de nuevo al Delta, sin que sepamos qué Delta exactamente puede ser.
Ayer, en el Línea, vimos y escuchamos blues. Fue un concierto extraño. ¿Qué es el blues? Es algo que no deja uno de preguntarse. El blues puede ser muchas cosas y es una cosa concreta. El blues es algo que tienes que escuchar, que lo tienes hasta que ver. La interpretación de ayer de La Mula y la Pa fue blues. Otro blues. No un blues que recupera un repertorio de clásicos añejos y los calca, no un blues que adapta a un lenguaje determinado y reconocido algo que puede parecer alejado de la norma. Lo que vimos ayer es otra cosa.
Ayer vimos a un dúo debatiéndose en plena actuación por el camino a seguir. Un dúo improvisando, un dúo que tira uno del otro para llevar a buen término un concierto que puede descarrilar en cualquier momento. Ayer vimos otro blues. ¿Qué es el blues? El blues es, como dice la leyenda, un cruce de caminos en el que no sabes hacia dónde debes ir, ni siquiera tienes interés real en saber qué quieres hacer, y alguien que te dice que, muchacho o muchacha, yo te puedo ayudar, pero me tienes que dar algo a cambio. De alguna manera hay que meter en el texto la clásica historia del cruce de caminos. Ayer en el Línea, con un ambiente hostil al que había que sobreponerse e imponerse, La Mula y la Pa nos ofrecieron otra versión del blues. No un blues de virtuosismo, de erudición, de sorpresa estilística, sino un blues que se debate por seguir hacia delante, aunque sea a fuerza de tirar por la borda lo sabido, lo conseguido y lo que podría ser y recuperar, aunque sea a la vista de todos, la inquietud por lo que va a pasar con el siguiente acorde, con el próximo cambio, qué va a cantar la Pa ahora que parece que la Mula ha variado lo que se había acordado en un principio.
¿El blues es mejor o peor que otra música? El blues es la música que te acompaña cuando hay una ausencia, cuando alguien no está allí para hacer palmas contigo, el mejor blues es el de ayer, quizás, cuando lo que están transmitiendo los que cantan, los que tocan, es algo que se asemeja a lo que tú tienes. Puedes disfrutarlo igual agarrado a tu pareja y comiéndotela a besos, o con un pedete que te hace creer que eres parte también tú de la banda, o sufriendo por que todo salga bien, que no descarrilen, que no se paren, que el hilo que les une no se rompa y salte todo por los aires.
Yo quiero ver más conciertos de la Mula y la Pa, seguir disfrutando con esa visión del blues, del flamenco, de la interpretación, donde todo parece medido y a la vez cada vez más parece libre, suelto, sin dirección aparente.

¿El blues debe tener dirección? El blues lo llevas o no lo llevas. Lo puedes sentir como ayer, lo puedes sentir como hace un año. Quién puede decir nada. Quién puede saberlo.

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