miércoles, 28 de diciembre de 2016

Con la inocencia de un niño, ante ti.

Hoy es el primer día que voy a decir esto. Para acallar los rumores de aquella esquina. Hoy quiero abrir mi corazón y sé que me entenderéis. Quiero decir que sí, que mi trabajo, mi cabeza, mi corazón y mi poco talento quieren estar al servicio y lo están desde ya mismo, al servicio del verdadero cambio, al servicio de la Santa Coloma real y no inventada, al servicio de la gente. Al servicio de Núria Parlon y de su proyecto. Estoy al servicio del Partit dels Socialistes.
Hoy quiero decir que de nada han servido los intentos desesperados por parte de Alexandra Sevilla por intentar comerme el coco, por intentar venderme las excelencias de un proyecto ecosocialista, por lavarme el cerebro contándome las excelencias de Iniciativa per Catalunya y su verdor, de lo esplendoroso que será el futuro del proyecto que se adivina en lontananza de construir un País en Comú, por atraerme hacia sus filas con promesas de cargos, puestos de mando, carteles electorales, entradas gratis en los conciertos, hacer el chut inicial en los partidos de fútbol y baloncesto y dominó. De nada han servido los esfuerzos de Jonatán Fornés pagándome cortados y cortados y cortados y aguas minerales o con gas en los selectos locales de moda de la plaça de la Vila. Hoy quiero decir que lo tengo más claro que nunca.
Hoy quiero decir que, yo también, como ya hicieran otros, me quedo con lo posible. Me quedo con el verdadero trabajo y asumo el mantra que antes escuchaba con desconfianza y hoy asumo con total sinceridad. Nuria lo está haciendo bien. Yo, como otros, también asumo el reto de colaborar junto con tanta y tanta gente que, de manera totalmente voluntaria y desprendida, ha elegido seguir colaborando con esta Santa Coloma nuestra y hacerla más amable, más bonita. Mejor. Yo también pienso que debo alejarme de los cantos de sirena de quienes aspiran a alterar un orden que se ha demostrado que solo ha traído el bien y la alegría para nuestra ciudad. Me alejo así de los que hasta hace poco eran los míos, de los comunistas que perseveran en un error con contumacia, que no se han enterado que el muro cayó, que Fidel era un dictador, que Venezuela es un absoluto desastre, que se empeñan y se emperran en sacar banderas y banderas y símbolos y logos y merchandising que ya no vende más que en el sueño de algún señor mayor y poca cosa más. Basta. Hay que trabajar a favor. Y voy a trabajar a favor. Basta ya de contarme milongas sobre inmovilismo, sobre clientelismo, sobre castillos en el aire, sobre cosas de un pasado que no volverá. Quiero el presente. Soy socialista.
Y ese presente lo representa Núria Parlon y su proyecto. Un proyecto que ilusiona, que contagia, que ha impregnado a la ciudad de un color diferente, donde prime lo bueno y lo bonito respecto a la caras tristes y los ceños fruncidos de quienes lo ven siempre todo mal. Efectivamente, dejo de trabajar para la Rosa Martos y me pongo a trabajar para la Rosa socialista. Efectivamente, desmiento rotundamente que me haya pasado a los Comunes, para afirmar que me he pasado al grupo que sí, que hace cosas, que no se queda en los discursos bonitos y que va al meollo de los problemas.
Hoy afirmo sin duda, que entre la amenaza de maragallismo de Ada Colau y la promesa de revolución de Núria Parlon, me quedo con nuestra Rosa de Fuego colomense. Quiero trabajar para ti. Quiero poner mi pluma a tu servicio. Quiero ser un colomense de bien. Quiero una foto. Quiero algo. Algo que no sé definir. Como todos. Y todas.

Quiero que sigas ganando, quiero ganar contigo otra vez. Por primera vez. Con la inocencia de un niño. Ya está dicho.

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