jueves, 8 de diciembre de 2016

Viva la Fiesta de la Inmaculada Concepción

Hoy no me puedo levantar. El día de la Constitución me dejó fatal. Todo el día trabajando para poder llegar al día de la Inmaculada Concepción y poder disfrutar del día de Fiesta. Hablemos un poco de todo. El día de la Constitución es un día laborable, porque ciertamente no hay nada que festejar. Una Constitución obsoleta, que no recoge el sentir del pueblo y que debería ser, como poco, reformada. Otros, más agosarats, piensan que directamente esa Constitución no representa a una parte del Estado, y por eso, consideran que no tiene efecto celebrar una Constitución extranjera. Como si celebrásemos el Día de la Independencia el 4 julio con el mismo afán con el que celebramos Halloween. Fiesta Laica versus Fiesta Religiosa. Y es que, me asaltan las ganas de controversia.
Así como por un lado, desde un punto de vista absolutamente legítimo y compartido por mí, podríamos mandar el día de la Constitución al río y ponernos a trabajar por un país bla, bla, bla. Ahora bien, no he visto ni una foto de nadie trabajando el día de la Inmaculada Concepción. Constitución contra Concepción. La Constitución como algo que está constituido, algo que está fijado, algo que marca unas directrices y una línea a seguir por todos y cada uno de los afectados. Claro que no es algo que sea apetecible para el festejador revolucionario, malgastar un día de la vida de uno haciendo nada cuando lo puede estar haciendo todo. El que se moja, el que lo da todo por la causa, aprobando presupuestos revolucionarios con vistas a un mañana mejor para todos aunque te los presente la derecha que sí que se moja, claro, puede hacer eso y más. Porque la Constitución nos constriñe a una serie de preceptos que, o bien en un estado diferente o en un pais nou, serían absolutamente mejores y ya no serían Constitución, tendríamos que llamarla de otra manera, que no denotase la procedencia infecta de quienes la redactaron por acción u omisión, debería tener otro nombre, más así. No se me ocurre ninguno porque me hago mayor y pierdo recursos.
Ahora bien, la Concepción, Inmaculada Concepción, celebra la vida. El momento en el que se concibe algo, en el que se alumbra una idea, en el que esa idea todavía no está plasmada en ningún sitio, todo está en el aire. El niño o niña que ha de venir todavía no se conoce si será bueno, malo, de Podemos o de Unió Democràtica. Viva la vida, viva Victoria, Afrodita. Viva la vida, viva Victoria, Cleopatra. La Concepción de María, que fue madre por un procedimiento mágico pero perfectamente creíble, es la prueba de que las cosas pueden venir de la nada, del aire, que todo te puede pasar de la manera más tonta. Y eso es un factor de esperanza para todos aquellos que nos sentimos atraído por la política, institucional o callejera, quememos fotos del Rey o salgamos bandera en ristre a celebrar la Constitución como si fuésemos a una romería y nos diéramos cuenta de que nunca viene nadie y aún así a ver quién es el primero que se baja de la burra. Todo puede pasar. La Inmaculada Concepción es la prueba de que las cosas no siempre han de regirse por la lógica, de que no todo está fijado, de que la Ley no existe, porque puede venir una paloma y dejarte en estado de buena esperanza y todo salta por los aires. Dejemos a un lado la significación religiosa y pasemos por alto tal y cual, y gritemos bien alto que en la festividad de la Inmaculada Concepción, como en tantas ocasiones, lo que en realidad estamos celebrando es otra cosa, supongo que de origen pagano y ancestral que nos exime de culpas o seguidismo con el catolicismo, o el cristianismo en su defecto, porque no olvidemos que aquí, los cristianos, también tienen mucho que decir y que festejar. Que a nadie se le ocurra darle fuego a una foto de la Virgen, por favor. La virgen es vida y la vida, buena es. Y la magia y eso.
Así que por eso hoy no ha ido nadie a trabajar hoy al Ajuntament, supongo. Unos por unas cosas, otros por otras.

1 comentario:

  1. Bueno Tolya, a efectos prácticos son dos días festivos.
    La Virgen de Agosto, no me inspira mucho más que la Inmaculada ni que la Constitución. Pero un festivo es un festivo.
    A mí al amanecer me ha despertado una grabación de misa o cantícos religiosos que salía por los altavoces del ayuntamiento. Y no sabía si seguía soñando o ya estaba en el reino de los cielos.

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