viernes, 9 de diciembre de 2016

El Mago de Oz - Victor Fleming

Ya no estás en Kansas. Hay un disco de los Flaming Lips, no recuerdo cual, que tiene una crítica en el Almusic en el que decía que cuando pones el disco tienes esa sensación de 'no estoy en Kansas'. Es eso.
Dorothy está endemoniada porque una vecina de la granja en la que viven sus tíos quiere acabar ya con su perro, Toto, que al parecer le ha mordido. La vecina pide explicaciones a sus tíos y deciden que, efectivamente, se va a llevar al perro y ya veremos qué hacemos con él. Dorothy está enfadada, como se pueden imaginar. Pero Toto se escapa mientras la vecina se lo lleva, vuelve a casa y Dorothy decide largarse con el perro. Y es que Dorothy ya antes ha cantado la mítica 'Somewhere over the rainbow', en la que expresa sus deseos de irse a otro lugar donde todo sea como solo pueden ser las cosas más allá del arco iris. En la granja, como digo, vive con sus tíos y con los tres trabajadores de la misma, uno de ellos es un patoso, otro un agobiado con miedo y el tercero no me queda claro qué es, alguien con ínfulas, pero no sé bien cuál es su... Se va, continúo, con Toto y un poco más allá de la granja tropieza con un charlatán de feria que, al verla sola, se apiada y le cuenta un cuento para que vuelva a su casa y se deje de aventuras. ¿Qué ocurre? Que viene un tornado, y el tornado se lo lleva todo por delante, y ella entra en casa de sus tíos y debe darse un golpe o algo que...
Hasta aquí la película en blanco y negro. Y empieza el Mago de Oz, ahora en color. A todo color. Ahora ya no estás en Kansas. Has viajado hasta una tierra maravillosa pero, ay, como tu casa ha caído encima de una bruja, una bruja mala, has terminado con su reinado terrible y la bruja buena del norte te quiere premiar con los zapatos rojos de la bruja mala. Y ese reino está habitado por Munchkins, que son unos enanitos que bailan y cantan todo el rato. Y quieres volver a casa, pero nadie sabe cómo vas a volver a tu casa, bueno, sí que lo sabe alguien: el Mago de Oz. Sigue el camino de las baldosas amarillas que te lleva a Oz.
¿Y porqué has de ir a ver al Mago de Oz? Vamos a ver al Mago de Oz porque dicen que hace cosas mágicas, si es que hay alguien que haga cosas mágicas. Y si hay alguien que haga cosas mágicas, ese es el Mago de Oz. Así que vamos a ver al Mago de Oz. ¿Y por qué? Porque hace cosas mágicas. Porque dicen que hay en Oz una persona que hace magia, y si las hace, le vamos a ver, porque si hay alguien que hace magia es el Mago de Oz, y ¿por qué, por qué, por qué? porque hace cosas mágicas y es el Mago de Oz. Vamos a ver al Mago de Oz, estamos en el camino de ver al Mago de Oz, para ver al Mago de Oz, porque si hay alguien que haga cosas mágicas en Oz, es el Mago de Oz. ¿Y por qué? Por las cosas mágicas que hace.
Podría estar así todo el día. ¿Por qué, por qué, por qué, por qué, por qué, por qué? Por las cosas mágicas que hace. Nadie sabe a veces por qué hace las cosas, por qué el mundo es cómo es, por qué sientes algo cuando lo sientes por alguien. Lo sientes... por las cosas mágicas que hace. ¿Por qué? Por las cosas mágicas que hace. Las cosas mágicas que hace. Por eso hay gente que es mágica. Supongo.
Por el camino, Dorothy se tropieza con un espantapájaros sin cerebro, que le canta una canción preciosa sobre las cosas que haría si tuviera cerebro. Juntos van a ver al Mago de Oz, que hace cosas mágicas, para que le de un cerebro. Lo mismo ocurre con un hombre de hojalata que no tiene corazón y que canta la misma canción que el otro sobre las cosas que haría si tuviera corazón. Las cosas que sentiría. Y por último, un león cobarde que también se va con ellos a ver al Mago de Oz, por las cosas mágicas que hace, para que le de valor.
Y llegan a Oz, pese a que otra bruja mala intenta poner palos en las ruedas. Y en Oz quieren ver al Mago de Oz, por las cosas mágicas que hace. Pero no les dejan, hasta que les dejan. Y el Mago les dice que si quieren tener todas las cosas que quieren tener deben robarle el palo de la escoba a la bruja mala. Y lo hacen, cada uno empleando las cosas que creían no tener. Y vuelven con el palo y descubren que el Mago en realidad... en fin, y el Mago de Oz, que hace cosas mágicas, o no, les dice que para que se acaben de creer que tienen corazón, cerebro valor les dará un detallito a cada uno para que se lo crean del todo.
Qué mala baba. No es solo que tengas cerebro, es que con un título universitario, te lo crees de verdad. O con una medalla, de verdad crees que tienes valor, aunque ya lo hayas demostrado. Y el hombre de hojalata... corazón. El del corazón me es más difícil de coger. No sé.
Que muchas veces, tienes las cualidades para hacer las cosas pero hasta que no te lo dice alguien, no sale en algún sitio, o viene una autoridad y te lo reconoce, no acabas de asumirlo.
A veces, ni eso.
Y que, en lugar de endemoniarte, cuenta con la gente que tengas a tu lado, hazles sentirse útiles a tu lado.
El Mago de Oz. Una peli de 1939, creo, con Judy Garland en su esplendor, con unas canciones preciosas, muy bonita de ver, con un colorido tremendo y con muchas cosas que enseñar.
Salvo el final. El final no me gusta. Muy conservador. No hay lugar como el hogar. En blanco y negro otra vez.
Has salido, has visto un mundo de color y vuelves al blanco y negro. Qué final.

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