lunes, 18 de septiembre de 2017

Lo de Can Zam es un paseo

El pasado sábado 1275 ciudadanos de Santa Coloma decidieron sobre qué proyecto de reforma emprender en el Passeig Salzereda. De ellos 1122 escogieron la opción 2, una opción de reforma basada en las demandas de los vecinos que pensaban que antes que una reforma integral del espacio se necesitaba remozar y actualizar lo que ya existe. Solo 148 vecinos votaron la opción 1, la que el Equipo de Gobierno había presentado durante largos meses y que había despertado una contestación tan activa que incluso la propia alcaldesa patatín patatán.
Al día siguiente, ayer para más señas, en Can Zam se celebraba el Aperizam. En un alarde de modernidad y espíritu 'sigloveintiuno', el consistorio consideró que para fomentar la participación en un 'proceso participativo' sobre el futuro de Can Zam era necesario un reclamo: una suerte de picnic en Can Zam, en el espacio que ya es parque, amenizado por una banda que interpretaba versiones lounge de Sting y Police (no hay nada más lounge que Sting, imaginen a Sting lounge), presencia casual de la alcaldesa, el regidor de Medio Ambiente y el regidor de urbanismo, suponemos que preguntándose qué pudo pasar e importándole un comino . Al llegar a Can Zam en la soleada mañana de domingo, una larga cola anunciaba que allí no se votaba, allí se iba a recoger algo. Nevera, aperitivo y nosequé más. Los votos se darían después.
Los votos. ¿Han votado en el proceso participativo de Can Zam? Hay unas papeletas con el ineludible discurso y presentación de la alcaldesa que nos invitan a escoger diez propuestas diez de las veinte que recoge la papeleta. ¿Cómo se vota? No lo sé. Quiero creer que hay almas generosas que se ocupan de que ustedes voten lo correcto o que al menos voten correctamente, por el bien de todos, el de la ciudad y el de esos jóvenes que no tienen nada con lo que divertirse.
Soy un humilde licenciado en periodismo que a duras penas sabe encender el portátil yo solo. De hecho, se enciende solo. Así que, antes que cagarla y hacer algo mal, decidí votar por Internet. Ayer me volvieron a explicar por enésima vez cómo iba aquello. Compañeros y alguna compañera me explicaron cómo hacerlo ayer mismo, in situ, y ni siquiera ellos se ponían de acuerdo. No me atreví a votar dos veces a pesar de que el cuerpo pedía mambo. Desobediencia y Pérez Prado. Transparencia y Sting. Tan solo piden nombre y dirección de email.
El proceso es consultivo. Los colomenses y las colomenses escogen propuestas, el consistorio y un equipo de técnicos evalúan lo que hay y su viabilidad, es decir, la pasta que cuesta y cómo hacerlo y deciden que lo mejor es... no se rían.
Clariana. Espacio para esto, lo otro y conciertos. La Plataforma en Defensa de la Serra de Marina y Can Zam desembarca en Can Zam con su carpa y sus folletos verdes. Repartimos octavillas en las que animamos a los colomenses y a las colomenses a apostar por un parque verde y que, sobre todo, no elijan la 'clariana', que escojan opciones en la papeleta que... las papeletas las ponen luego. Y la gente nos pregunta, y nosotros respondemos.
Tú preguntas, yo respondo. Escribo y ya me imagino a gente leyendo esto y a los dos segundos preguntando... ¿y lo del 1-O qué? ¿Votar aquí sí y en el 1-O no? ¿Nos quejamos de este proceso participativo pero votamos y en cambio el 1-O...?
Ayer yo tenía un constipado de asustar. Era presa fácil para quienes, en la vorágine de Can Zam me quisieran preguntar sobre otros temas y ponerme en contradicción. No me conocen. La contradicción es mi segundo apellido. Haciendo campaña por las municipales cuando el pueblo vive bajo la represión.
Buscando el sol con el suéter puesto. Hablando con poca gente porque no puedo hablar. Intento convencer a un señor que me pregunta, pero con poco éxito. En cambio en el tenderete está la gente contenta, la peña se acerca a preguntar y quieren cosas verdes para el parque. Y se lanzan a votar cuando se considera que ya es la hora.
En la sombra se está fresco, en el sol no se puede estar. Can Zam lleno de gente. Un matrimonio discute porque daban nevera y no la has cogido. No sufran, en la nevera no cabe más que una lata. Y puesta de pie, inclinada ya no entra.
En fin. Procesos participativos en los que con un mail como referencia ya votas. Pero qué haces. Votas, no votas, participas, no participas. Vas a las reuniones de la comisión de seniors, no vas, aportas ideas novedosas, recuerdas que ya hay un proyecto aprobado de hace más de diez años y que fue fruto de otro proceso participativo. Y que no estamos contra los conciertos, que llenar esa plaza dura ya cuesta, que estamos por el parque. Pongan ustedes los signos de interrogación.
¿Y si quiero ver a Pink Floyd? Que no va de ver a Pink Floyd, que va de tener un parque para la ciudad, o de tener un espacio hipotecado. Un grupo de señoras no quieren ver a Pink Floyd, quieren una residencia en Can Zam. Y creemos que nadie piensa en los jóvenes y tampoco nadie piensa en los viejos.
Hemos repartido muchos folletos y hemos recogido bastantes firmas. La mañana ha sido provechosa. Se ha acercado mucha gente. Hace rato que la alcaldesa se fue. Y que los músicos dejaron de 'loungear' con Sting.
El runrún. Esperemos que la semilla del runrún, de que Can Zam es mejor que sea parque llegue y que podamos entre todos y todas la capacidad de hacer llegar el mensaje. Que la gente quiere un parque entero. Que los vecinos quieren un parque entero. Que sería de tontos no querer lo que quieren los vecinos. Así, si fuera así, el proceso participativo o consultivo o neveril de Can Zam, sería un paseo.
Y no he dicho 'frondoso' durante todo el texto. Para que nadie se asuste.

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