jueves, 9 de marzo de 2023

Feminismo en campaña


El feminismo como la sanidad, la educación, la vivienda, las políticas medioambientales, la pacificación de calles o la gestión de los servicios sociales es materia de discusión política. Y cada uno de los diferentes partidos políticos tenemos nuestra opinión al respecto. Y yo no se la voy a dar. Porque no me toca a mí decidir si se ha de impulsar un grupo de mujeres o se ha de hacer lo posible por contrarrestar el poder de tal grupo u otro grupo en aras de que la opción política tal o la opción política tal tenga una mayor repercusión en el movimiento. El feminismo es, ahora mismo, la mayor fuerza movilizadora de masas. El feminismo no existe. Lo que existe, según me dicen, son feminismos. Feminismos diversos, plurales, ricos en matices y en formas de expresarse, con un hilo conductor pero con muchas maneras de ser y de sentir. Hay quien quiere... ya hablo como aquel, 'algunos'... no, no quiero ir por ahí. Los feminismos colomenses son variados, indisciplinados, porosos, o eso es lo que me gustaría a mí. Que no hubiera una manifestación mañanera y otra por la tarde porque unas y otras no pueden ir a una manifestación u otra porque si tú no fueras tan americana yo tampoco sería tan ruso. Pero no le pidamos al feminismo lo que otras movilizaciones no han conseguido. Mejor dicho, entristezcámonos porque al feminismo ha llegado la manifestación por el matiz, por la velocidad y por la primacía. Sobre todo la primacía. Sobre todo va separado. Un sobretodo es otra cosa. Para otra vez. Ya que escribimos en español para que nos entienda la masa proletaria, que se note. El feminismo como herramienta política. No comentaré lo del 7M, pero debería comentar que en el feminismo, como en la vida sindical, como en la vida política, como en la vida, si hay un nicho de negocio, se va a por él. Y si el nicho de negocio peligra, pues se defiende con uñas y dientes. Lo llevamos viendo varios años y cada año va a peor. Así nos encontramos con que esas manifestaciones multitudinarias y que le enchufaban a uno una dosis de realidad y de entusiasmo simultáneo sobre el poder movilizador de las causas con sentido común, se mantienen, pero se intentan solapar con guerras de guerrillas por las cuales todos y todas queremos nuestra mani, nuestro minuto de gloria, nuestra palmada en la espalda feminista, nuestra foto de grupo. Y así avanzamos firmes y adelante hacia la atomización del movimiento que nos mantendrá fieles en la lucha, fieles en departamento, rabiosamente dentro y fuera y mientras tanto, avanzamos. Y se avanza. No hay más que verlo. Y sí, menos princesas y más alcaldesas. Lo firmo. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario