lunes, 11 de septiembre de 2023

50 años del golpe de Estado en Chile


Hoy, 11 de septiembre de 2023, se cumplen 50 años del infame golpe de Estado que, financiado y estimulado por el gobierno estadounidense y con la ardorosa complicidad de los poderes económicos chilenos, ponía fin al gobierno de Salvador Allende y la Unidad Popular, iniciando una brutal represión por parte de los militares comandados por el no menos infame Augusto Pinochet que comenzó con el atroz bombardeo del Palacio de la Moneda donde se encontraba el Presidente que terminó suicidándose. Este aniversario, no por ser el 50º es más o menos sentido, pero ya se sabe que los números redondos tienen un atractivo especial. En este caso, el 50º ha servido para llevar a cabo en Chile un acto y diversos actos de memoria para recordar tanto el Golpe, al presidente Allende y a los miles de represaliados y desaparecidos. Parece una anécdota pero un acto como este, con presencia institucional de presidentes a primer nivel, con vídeos de algunas de las principales cancillerías incluída la de España, significa mucho como acto de reconocimiento y de no olvido o maquillaje de lo que fue. Un golpe de estado fascista, criminal y despiadado, con uno de los personajes más abominables como fue el General Pinochet, que encarnaba todo lo cruel y repugnante que encarnan los fascistas. El influjo de este golpe de estado, de la tragedia que sucedió, fue magnificado para muchos de nosotros y nosotras, niños nacidos en los 70, por el impacto que tuvieron las canciones, las músicas, que tuvieron origen en aquellos años en Chile. Hablaré de mí. Mi padre tenía 4 discos. Dos de Quilapayún y dos de Víctor Jara. Uno era el de El Pueblo Unido jamás será Vencido. Era un disco grabado justo después del golpe y era un disco oscuro, triste, incluso la canción que daba nombre al disco, que es un himno de combate, sonaba triste, pesado. Era himnótico. El otro disco, el Adelante!, estaba grabado algo después y sus canciones tenían otro brío. Sin duda, en casa sonaba más el Adelante que el otro. De Víctor Jara estaba el de Te recuerdo Amanda y el Canciones Póstumas. Te recuerdo Amanda contenía buena parte de las cancionacas por las que Víctor Jara es quien es. Fue quien fue. A desalambrar, La Partida, A la Molina no voy más, Recabarren, Puerto Mont, Plegaria por un Labrador, estaban todas. Pero el Canciones Póstumas estaba grabado justo antes de que lo mataran. El disco incluía una canción de Labordeta sobre el propio asesinato de Víctor Jara a manos de los militares en el Estadio Nacional. Pero ahí estaban Caicaivilu, que me ponía los pelos de punta, El Pimiento, que parecía una tontería o que estaba contenida, pero que lo expresaba todo y por fin, Manifiesto que te congelaba la sangre, porque era premonitoria de algo, pero de algo bueno. Y sabías que a aquel tipo lo iban a matar y veías su foto riéndose mientras cantaba con la guitarra y joder. El impacto que tuvo todo aquello en tanta gente, las canciones, la poesía, las imágenes, el discurso de Salvador Allende, sigue siendo una herida profunda que nos duele tanto o más que otros sucesos más cercanos, más sangrientos, más... Chile nos duele de una manera especial y tiene que ver, supongo, la memoria de esas canciones, la memoria de nuestros padres y lo que siginificó de final de esperanza de una salida democrática hacia el socialismo, miedo, terror, desencanto... Ahora me hacen gracia aquellos que utilizan las frases de ese discurso como forma de enardecer a las masas o por su contenido heroico, y a mí me sale acordarme de canciones como la de Murieta detente, donde cantan a un bandolero al que van a pillar o toda la negrura de canciones como Con el alma llena de banderas o Compañero Presidente... Los malos ganan siempre. Los malos y su impunidad. Todo eso ha ido cambiando. Pinochet cayó, la democracia con todas las imperfecciones del mundo y un control abrumador por parte de quienes están todavía ahí reivindicando lo infame, avanza, y así hoy hay un Gobierno que puede y quiere hacer este homenaje, este recuerdo, este acto de justicia, que desde aquí, tan lejos y casi sin ninguna conexión con Chile, ni con Chilenos, ni nada, nos hace saltar alguna lágrima en el momento menos insospechado. Solo hace falta una canción. 

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