jueves, 14 de septiembre de 2023

Mexicalcoatl


Yo no recuerdo, pero cómo me voy a acordar, aunque creo que todo comenzó con la eterna discusión sobre si el tequila se tomaba con cerveza o sin cerveza y derivó la cosa en que en realidad el tequila es Mezcal pero se llama de otra manera por un tema de demonización de origen y yo no me lo acababa de creer porque el sabor del mezcal me pareció diferente y lo mismo me dejé llevar por los conejos de los que hablaba la etiqueta y la mente se me fue, y el gusto claro, a eso que huele y sabe aunque no lo pruebes, el conejo cuando lo estás desollando y lo estás despellejando, y que el mezcal no estaba frío y estaba natural y todo eso se fue complicando a la tercera o cuarta ronda y procuraba todo el tiempo no caer en el tópico del viaje y del perro y del maestro y del otro mundo y ver los muertos y las calaveritas y los diablitos y el pueblo asándose de calor y las barbas de varios días y estaba haciendo esos esfuerzos bien notorios por parecer el más maduro de la mesa y en realidad no hacían falta porque ya lo era sin necesidad de demostrar nada y fue entonces cuando me di cuenta de que algo no iba bien y no sé lo que era pero veía que la gente bailaba y nadie, absolutamente nadie, bailaba bien, o con algo de ritmo, con algo de gracia, porque siempre hay alguien que baila con algo de gracia y en este caso los doce mil conejos me hacían no apreciar ningún tipo de ritmo en los bailes de la gente y estaba pensando en todo eso cuando me encontré sentado en un banco de una calle que no identifiqué hasta algunas horas después y no estaba especialmente mal, no tenía ganas de vomitar, ni me dolía la cabeza, ni tenía la boca pastosa, ni me había cagado encima, ni mucho menos meado, estaba bien, entero, pero ya no llevaba la ropa de la boda, estaba vestido como para ir a caminar por la mañana y la calle era otra calle que en otro tiempo yo frecuentaba mucho y que no tenía bancos o no los recuerdo yo y pensé que el ayuntamiento no dejaba de hacer cosas y más cosas y no conseguía recordar el nombre de los novios y un conejo saltó encima del banco y me miró y me quiso explicar algo sobre Teotihuacan y me acordé de ti. Claro. 

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