martes, 19 de septiembre de 2023

En cristiano


En cristiano. Hoy por primera vez se ha podido hablar en catalán, euskera y galego en el Congreso de los Diputados. Hoy, con un Congreso funcionando desde hace décadas, se ha dado un paso para reconocer que este Estado es un Estado en el que se hablan diferentes lenguas que tienen el derecho a ser conocidas y reconocidas como lenguas del Estado. No son exotismos folclóricos para momentos señalados y para el resto de cosas ya tenemos la lengua común de todos los españoles. Que la Constitución nos la hemos dado entre todos pero la lengua castellana, no. Y sí, es cierto que aquí en Catalunya hay muchos catalanes que tienen (tenemos) al castellano como nuestra primera lengua de uso y de pensamiento, pero eso qué tiene que ver con que el catalán no sea una lengua que es nuestra y que hay que conocer, hablar, aprender, reconocer, apreciar, también en el resto del Estado. Y lo mismo con las otras dos lenguas, galego y euskera. Hasta aquí el discurso oficial, hoy es un día para estar contentos. 

Pero es un día para estar alarmado. No es porque no lo supiéramos, lo hemos sabido siempre, pero hoy hemos tenido una prueba más de que en este país, en este Estado, hay una parte de él que odia furibundamente a casi todo el mundo. Odiar al que habla diferente, al que piensa diferente, al que se viste diferente, al que siente su género de manera diferente, al que ama diferente, al que es de otra manera de lo que ellos y ellas piensan que es ser un buen español, qué coño, un español. Ni bueno ni malo, español. Los demás no somos españoles. La reacción de la extrema derecha devolviendo los pinganillos para la traducción es dantesca. No querer escuchar a alguien, a un representante del partido en el gobierno porque habla en gallego, es la cosa más ridícula que se puede imaginar. Salir del Congreso devolviendo los pinganillos, es pueril y significa que, en su imaginario, eso no es hablar. Que esa gente no es, no somos. Que nos harían callar si pudieran. Que lo harían. 

Y estamos aquí con las dudas y las exigencias. 

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