lunes, 4 de junio de 2012

Aburrido texto de ambiente irlandés

La de en medio. De las siete, pues justo la que está en el centro. No, no cuentes a la Señora Phillister, que no. La de la falda blanca, esa. Esa que se ríe tanto. Esa es la que me gusta. No. No sé cómo se llama. ¿Tú si? No me jodas. ¿Y porqué no me dices nada? Dímelo. ¿Es la hermana de Foghart? ¡Venga ya! ¿Si? Pues no me veas, si que hace tiempo entonces que no vengo por aquí. ¿Que dónde he estado tanto tiempo? En la ciudad. Haciendo nada. Me fui porque pensaba yo que era demasiado listo para este pueblo, pero en realidad era demasiado tonto para cualquier parte. Así que me he pasado unos cuantos años haciendo nada. Sí, he trabajado aquí y allí, pero nunca he durado más de dos meses en ninguna parte. Quise, cuando me fui, entrar a trabajar en una imprenta, me parecía un mundo fascinante. Pero el encargado, un tal Kilgmenheim, me cayó gordo casi desde que entré por la puerta y aunque el dueño de la imprenta era un tipo bastante legal, un día me cabreé tanto que me fui. Luego, barrendero, descargando sacos en el muelle, y ahora otra vez aquí. Viendo la vida pasar y comprobando cómo han ido creciendo las muchachas. Así que la de en medio es la hermana de Foghart. Pues mal. Porque yo con Foghart tengo un pequeño contencioso. ¿No te lo han contado? Foghart era amigo mío en el colegio. Yo era un poco mayor que él. Un día me pasé de gracioso con él, para hacer reír a otros chicos más graciosos todavía y Foghart se cabreó. Normal. El caso es que una mañana, antes de llegar a la escuela, me esperó en la esquina de la iglesia y me dio un bofetón. Yo se lo devolví. Nos peleamos con bastante saña. Nunca me había peleado así de fuerte con nadie. Él estaba como loco. Yo pensaba que sería un calentón, pero la furia con la que estaba atizándome y lo poco que le importaban los golpes que le daba yo, me escamó. No era algo que tuviera que ver sólo con la broma de aquel día. Cuando por fin nos vino a separar el padre Killroy, Foghart me miró con los ojos inyectados en sangre y me dijo 'no te voy a querer nunca más'. ¿Curioso, no? No sé qué quiso decir con aquello, porque creo que todavía éramos muy pequeños para pensar mal, pero no sé. Ahora sé que Foghart está casado con Moroney y tienen seis hijos muy hermosos. Entonces no había nacido todavía la de en medio. ¿No sabes cómo se llama?
¿No? No sé. Me gusta. Parece simpática. No sé. Igual si me acuerdo y el sábado no termino demasiado mal en el pub con los muchachos, soy capaz de animarme, hacer que mi madre me prepare el traje de los domingos y la espero a la puerta de la iglesia. Me gusta. Quizás sea un buen momento para buscar esposa. Ya no tiene uno edad para hacer el tonto y a mi madre le haría ilusión. ¿Qué es lo que traen en esos sacos? ¿Patatas podridas?

1 comentario:

  1. Usted con el marketing es tremendo! Vaya forma bonita de publicitar un relato, poniendo por delante de todo que es aburrido. Tremendo. No necesita usted enemigos!

    Feliz tarde, monsieur

    Bisous

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