jueves, 25 de septiembre de 2014

Antony Beevor - La Segunda Guerra Mundial

Consideraciones previas a la hora de hacer una crítica de un libro como éste. No se trata de decir si la Segunda Guerra Mundial mola o no mola, se trata de explicar de qué forma Antony Beevor nos cuenta la Segunda Guerra Mundial. Otra. La lectura de este libro está condicionada por la lectura previa de una crítica del mismo en La Página Definitiva. Además, está muy influida por el visionado de los documentales Apocalipsis. Por lo que el resultado y las conclusiones de su lectura están fuertemente condicionadas por factores previos. Todo esto, para decir que La Segunda Guerra Mundial, contada por Antony Beevor, resulta fascinante. Y las conclusiones, desoladoras.
Podría contar yo ahora la Segunda Guerra Mundial tal y como la cuenta Beevor, resumiendo el conflicto desde 1939 a 1945 y fuera, pero prefiero hacerlo de otra manera. Por partes:
- Alemania y Hitler. Alemania se deja llevar desde que acaba la Primera Guerra Mundial (tan fascinante como la Segunda) a una espiral de decisiones equivocadas que acaban llevando a Adolf Hitler y su partido Nazi al poder. La culpa de todo la tienen otros, nosotros somos los mejores, nos lo merecemos todo, nos han engañado, en el interior tenemos traidores y flojos que hay que eliminar, nos merecemos media Rusia para plantar patatas, Francia, Gran Bretaña, Estados Unidos, lo entenderán y si no, les damos un tortazo y se dan por enterados. Hitler está como un cencerro. Pero tiene una idea y la va a llevar hasta el final. A su alrededor no hay nadie que en mitad de una reunión tenga un poquito de cuajo y diga, 'mira, a este le pego yo un tiro ahora mismo, nos ahorramos un problema y listos'. Pues no. Un atentado, una conspiración, pero hasta que él mismo no decide quitarse la vida, nadie apuesta por quitarse de en medio a un tipo que prefiere la aniquilación total de su gente (¿?) que rendirse. Su obstinación en que no puede rendirse nadie es culpable de miles y miles de muertes. Del cáncer que es su ideología, de la superioridad racial, de tratar a quienes no son como nosotros como gusanos, como esclavos... Esclavos. Mano de obra esclava. Cuánto cabrón.
- Francia. Francia aparece en el libro. Los franceses aparecen en el libro. De Gaulle aparece en el libro. Al principio del libro, Francia parece que... pero los generales y buena parte de los gobernantes prefieren rendirse a Alemania que luchar y provocar un levantamiento comunista. Antes el orden que la revolución. La derrota al caos. Y ya Francia y los franceses no aparecen apenas en el libro. Discusiones de Generales, algo de la Resistencia... la división Charlemagne al lado de Hitler hasta el final... poca cosa más. Y son potencia vencedora. Ojo. El libro lo escribe un inglés, ojo con eso también.
- Stalin. Gente a la que no merece la pena conocer. Stalin. Ahora me dirán de todo, pero lean el libro. Si a Hitler se la bufaba, a Stalin se la bufaba por los dos. Stalin traiciona los ideales que representa, las veces que le hace falta. Se come Polonia, se zumba a los polacos, se carga a la mitad de los suyos que podrían haber defendido el país, no hace caso de las advertencias porque considera que todo el mundo está en su contra. Todo el mundo está en su contra. Los suyos están en su contra. No nos podemos fiar de nadie. Los comunistas no nos podemos fiar de nadie. Nadie nos dice la verdad. Todo es mentira. Que muera gente. Que se mueran los nuestros, que nos maten a todos, pero no nos están diciendo la verdad. Stalin y la Unión Soviética. Millones y millones y millones y millones de personas muriendo. Ejércitos sacrificados, países sacrificados, prisioneros que son liberados y luego vueltos a encarcelar por sospechosos. Momentos de mucha vergüenza para quien siente algo por los símbolos. Entrar en campos de concentración a violar judías porque nadie nos había dicho que los judíos estaban siendo masacrados. Los únicos que padecemos son los rusos. Stalin. Vencedor. Glorioso vencedor de la Segunda Guerra Mundial. El hombre que se cargó el invento. Cuánto cabrón.
- Inglaterra y Churchill. Churchill y sus ideas. Churchill tiene dos cosas, no tiene ninguna intención de rendirse incluso cuando la cosa está fea para los suyos y quiere pelear hasta el final. Si hubiera tenido el impulso de negociar y pactar con Hitler algún acuerdo (que era lo que buscaba Hitler), otro gallo hubiera cantado. Churchill y sus ideas peregrinas. Churchill y sus planes extraños. Churchill y sus fantasías. Churchill pensando en atacar a la Unión Soviética al final de la guerra para poner las cosas claras. Churchill pensando en Imperio. Churchill y sus reuniones con mandatarios. Churchill que pierde unas elecciones al final de la guerra, siendo considerado el héroe de la contienda, pero al que los suyos no quieren ni ver. Churchill, un ejemplo para Stalin: si un tío como este puede perder una elecciones, ya me dirás el sistema democrático para qué sirve.
- Estados Unidos y la Guerra. En el Pacífico. Digámoslo claramente. La Guerra en el Pacífico es bastante menos atrayente que la guerra en Europa. Cuando la historia viaja hacia Japón y su guerra contra los americanos, australianos y británicos, la cosa pierde fuerza. Desembarcos, los americanos llevan mucho material, los japoneses se equivocan, son voluntariosos, y pierden. Estados Unidos se pasa la primera parte de la guerra mirando para otro lado, pero de reojillo, pensando en que tarde o temprano van a tener que intervenir. Intervienen. Aunque sólo sea por el material que aportan, su contribución es decisiva. Y la guerra del Pacífico la ganan ellos, ni británicos, ni franceses, ni australianos. Ellos. Ahora, en Europa... el sufrimiento es mucho menor.
- Atrocidades. Bombardeos masivos sobre población civil. Una estrategia para ir minando la moral. Ciudades arrasadas. Gobiernos democráticos arrasando poblaciones. Campos de concentración para todos. Judíos, gitanos, rusos, franceses, prisioneros norteamericanos en Filipinas, prisioneros de japoneses de toda condición. Granjas humanas. Repitan. Granjas humanas. Granjas humanas. Los japoneses tenían granjas con gente a la que se iban a comer. Así. Los alemanes entran en los países como quien entra en un super. Cojo lo que quiero y lo demás no está. No existe. Barbaridades en Polonia, Ucrania, Rusia. La masacre de Babi Yar. De todo y más. Sin que tiemble el pulso. Muertos, experimentos médicos, la IG Farben, productividad, Esclavos. Esclavos. Los rusos entrando en Prusia Oriental. El desastre. Los japoneses en China. Millones y millones de muertos. Y no sólo es morir, no sólo es matar, es la saña, es el odio, es la ausencia absoluta de humanidad.
- China. Chang Khai Chek y Mao. Los americanos escatimando ayuda. Los soviéticos pasando de todo. Los nacionalistas de Chang combaten a los japoneses pero no colaboran con los comunistas de Mao. Los maoistas no combaten. Están allí y de vez en cuando hostigan a los japoneses, pero también a los nacionalistas y dejan la guerra pasar. En China mueren tantos como en toda Europa o más. En China la guerra es atroz. En China inundan ciudades como arma de ataque. Te dejo entrar a la ciudad y ahora destruyo la presa y nos ahogamos todos. Todo al carajo. En China la Guerra empieza mucho antes. De hecho la primera batalla de la guerra no es en Polonia, es en Mongolia, entre soviéticos y japoneses. En China los japoneses no se retiran hasta muy muy al final. Los americanos y los Chinos, desconfiando unos de otros. Los chinos desconfiando de ellos mismos. Los japoneses arrasando. Hemos dicho ya lo de las granjas humanas. Los experimentos en Manchuria sin castigo. Repito, sin castigo. General Shiro Ishi. Sin castigo.
- Japón. Huida hacia delante. Lo de Japón es una patada a seguir constante. No llegamos a más, pues vamos a ir hacia la destrucción. ¿Qué tiene en la cabeza un dirigente político o un militar que considera que el deber de todo su país es morir? Morir, ir derechitos a la muerte. En Okinawa, en Iwo Jima, sacrificando barcos, hombres, civiles, todo, porque es impensable rendirse. Un imperio que llama a los países de Asia a rebelarse contra los occidentales para convertir a los habitantes de Asia en nada. En absolutamente nada. Un emperador que está pintado en papel maché. Un emperador que hasta la segunda bomba atómica no decide rendirse. Unos americanos que piensan 'si en cada mierda de isla tenemos que hacer lo que estamos haciendo y perdiendo tantos soldados... mejor acabamos de una vez'. Bomba atómica. En unos segundos mueren cientos de miles de personas. Piénsenlo, en unos segundos, mueren cientos de miles de personas. Y el emperador aún piensa en no rendirse. Y los generales y mariscales no se rinden. Que tiren otra. Y la tiran. El libro se ventila esto muy deprisa. El final aprieta. La guerra se acaba. Parece que ya no hay ganas de contar más barbaridades. Se tira la bomba, se acaba la guerra.
- Nombres. Zhukov el figura, Konev, Rundstedt, Model, Guderian, Patton y su pedrada, Montgomery que era tonto, Alexander que no tenía nada, Eisenhower intentando que no se le vaya de las manos, Chuikov y su ejército de pan mascao, Tolbujin, Malinowski, Rokossovski, Cherniakhovski que muere casi acabando, De Gaulle y su ansia de que no pasen de él, Macarthur el zumbado... generales para todos los gustos.
- Comparsas. Italia. Si alguna vez hay una guerra e Italia es nuestra aliada, corred. Eso sí, en la Guerra Civil si que cumplieron, si.
- La guerra. La guerra es una mierda. Si la Primera Guerra Mundial es una guerra incomprensible, la Segunda se considera una guerra justa. Una guerra necesaria para parar al fascismo, para parar al nazismo, para salvar la civilización. Una guerra en la que las alianzas, los juegos, los dobles juegos, los intereses personales disfrazados de intereses ideológicos, nacionales, cuestan millones de vidas. Millones de vidas. Atrocidades. Nombres. Japón, China, la Unión Soviética, Alemania, Gran Bretaña, Estados Unidos, Francia. Italia.
Seguro que me dejo muchas cosas. La Segunda Guerra Mundial es todo.

Antony Beevor nos cuenta la guerra. Con muchas anécdotas, con muchos momentos personales, de soldados, de generales, de políticos. Desde la trinchera al campo de concentración. Del salón y la conferencia internacional al búnker. Desde el tipo de tanque al calzado y el armamento. Detallista, exhaustivo, y tomando partido. Tomando partido por las democracias occidentales, siendo consciente del sacrificio terrible de los soviéticos pero sin comprender lo cabrón que puede ser Stalin, lo frívolo que es Churchill, lo perro pachón que es Roosevelt. Un libro para tenerlo en casa y no pretender buscar buenos y malos. Los hay, pero hay que saber verlos.

La guerra es una mierda. No es divertido leerla. No es divertida contarla. No hace gracia. No puedes regodearte en las escenas de soviéticos entrando en la Prusia Oriental. No puedes relamerte con los japoneses en China o Filipinas. No puedes alegrarte de los bombardeos sobre Dresde. La guerra es una mierda. La Segunda Guerra Mundial es una mierda. Hacen con nosotros lo que quieren.

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