martes, 2 de septiembre de 2014

El pasado revuelve

Del mágico libro 'Historias desde la Alameda', de Ibrahim bin Lailum, rescatamos una pero que bien bonita. Bueno, no.
'Esos días del pasado a veces se me olvidan. Se me van de la cabeza. Son días en los que fui tan feliz que prefiero no recordarlos. Nos pasa a todos que los días más queridos son también los que más sinsabores nos han provocado. Bueno, no sé si a todos. No conozco a todo el mundo. Me gustaría conocer a todo el mundo. Ahora que tengo tiempo y que nada me perturba, quisiera que todo el mundo viniera a mí y me explicase sus cosas. Cosas que hicieron y que no han olvidado, preferiblemente. Yo casi olvido muchas cosas. En algunos momentos, me he llegado a creer que he desarrollado una técnica mental para olvidar, para no recordar. Pero es falsa. Es una forma de perder el tiempo. El tiempo merece la pena que sea perdido. Que no sea recuperado. Son cosas que se escriben encima de un papel y que releídas con algo de perspectiva, nos parecen ridículas. Porque lo son. El pasado no debería volver.
Y a mí me vuelve. El pasado me vuelve. Debe ser otra técnica que he desarrollado y de forma involuntaria. Qué días aquellos tan hermosos. Esos días me vuelven en forma de una terrible y dolorosa sacudida. Algo o alguien, sin identificar todavía, me sacude la cabeza en el momento en el que creo que todo está pasado para decirme que no, que aquellos días existieron, que todo eso está ahí, y que no lo puedo olvidar. Podrían volver esos días a mi memoria de una forma festiva. A veces pienso qué costaría que una joven tocando la flauta se personase ante mí en cualquier circunstancia y con una ligera melodía me apuntase 'esos días, recuerda'. Y no así. Esa fuerza destructora que me engancha de las tripas y las estira para abajo. Esa fuerza dañina que me estruja desde el pecho hasta la última punta de los pies y que me deja sin ánimo, sin ganas, tan sólo con el recuerdo de aquellos días. Unos días que siempre quiero olvidar. Que no puedo olvidar. Porque ya no los quiero y ellos vuelven en forma de salvaje golpe a todo lo que tengo. Y ya pienso que está todo bien, que me he librado de recordar, y vuelve otra vez todo a comenzar. Ese dolor, esa sacudida, ese estrujar mis esencias hasta dejarme en nada.
Y el Todopoderoso, que todo lo ve, sabe que yo quiero olvidar, que ya pasó todo, que quisiera que al cerrar los ojos no quedase el recuerdo de nada, de nada, de nada. Y ese dolor vuelve. Y yo también volveré, no hay duda tampoco. Siempre para intentar olvidar.

2 comentarios:

  1. Tolya, no quiero ni imaginar qué libros tiene en su mesita de noche que le inspiran estos textos... Por que, a ver, esto no sale de la nada, ahí hay un estudio, una lectura perseverante por el lado enciclopédico-oscuro.

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  2. Está muy bien querer, pero hay quien dice querer pero en realidad no quiere:-) El pasado está ahí para aprender de él no para para machacarse porque ya no nos pertenece. Ocurrió. Punto final. Al menos esa es mi opinión y práctica. No todo tiempo asado fue mejor, ni mucho menos.
    Un abrazo

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