lunes, 30 de noviembre de 2015

¿Me entiendes lo que te quiero decir?


Hay mucha gente que se interesa y me pregunta ¿cuál es el secreto de tu éxito? Bueno, yo siempre suelo dar una misma respuesta, clara y sencilla. Y esa respuesta es precisamente la claridad y la sencillez en la exposición de mis argumentos. Yo creo que es fundamental hacer llegar un mensaje claro y nítido, una idea concreta y que el mundo, el público, tú mismo incluso tú misma, entiendan perfectamente lo que se quiere decir. La idea, el concepto, la manera, la forma. Es, a mi modo de ver, evidente que tiene que darse un mensaje sencillo, explicado de manera convincente, o no, según sea eso, porque lo de convencer no es tampoco, creo yo, lo más importante. Lo importante es que el mensaje sea entendible. Que la persona que me escuche entienda lo que le estoy diciendo. Y creo que soy una persona que dice cosas que se entienden. Modestamente creo que si por algo me caracterizo es por contar y decir las cosas de una manera que la gente, el lector, el oyente, quien sea, público en general, sabe lo que estoy diciendo. Que luego comparta o no lo que yo estoy aportando, eso es ya otra cosa. Como digo, no pretendo convencer a nadie. Simplemente me vengo a referir a la parte más simple de la comunicación. Yo digo una cosa a alguien, un colectivo, una gente, una persona concreta, siempre en un idioma o en un código compartido por ambos y ese mensaje llega de manera completamente entendible a un receptor. Esto es lo fundamental. Yo, por ejemplo, y por ir concretando de alguna manera la respuesta, puedo decir lo siguiente: estoy muy asustado. El receptor entiende perfectamente que mi estado de ánimo no es el de una persona que tenga miedo a algo concreto, que haya recibido lo que un niño diría 'un susto', sino que entiende perfectamente que lo que me pasa es que mi estado de ánimo es el de alguien que, respecto a la situación personal presente y futura, siente un desasosiego cierto. Otra persona, por ejemplo, que diga: estoy asustado, quizás no es capaz de transmitir ese estado de ánimo concreto. Repito un poco lo de estado de ánimo porque es posible, y así me lo demuestra la experiencia, que un mensaje repetido varias veces, un concepto, por ejemplo, llega de una manera mucho más clara al receptor. Esa creo que es la clave de mi éxito. Hacer todo lo posible para que un mensaje, para que todo lo que digo y hago, sea fácilmente entendido por las personas que me rodean. Si yo digo ahora: quiero. Así, sin más. Rizando el rizo. Con una única palabra. Quiero. Es evidente que no hace falta que haga mucho más alarde expositivo, mucho más por aclarar, incluso no hace falta que haga del concepto protagonista de una serie de repeticiones inútiles que no servirían para nada. El que me escucha, sabe que lo que estoy diciendo es una evidencia. Y no hace falta seguir una trayectoria concreta o mirar mi vestuario o hacer caso de referencias semióticas que al común de los mortales pueden escapárseles. No. Lo que estoy diciendo es sencillo y sin que nadie me conozca, fíjense porque ese es el secreto de mi éxito, sin que nadie me conozca, puedo hacer llegar un mensaje claro y sencillo a los que me están escuchando. Lo que tú me preguntas es cómo he llegado a este nivel tan alto de repercusión y éxito. Lo que me preguntas es cómo y de qué manera he conseguido ser ahora uno de los personajes del momento. Y la respuesta, como te digo, es bastante clara, no voy a decir evidente, porque si fuera de tal manera evidente, muy posiblemente no me lo preguntarías. O me lo preguntas para que me explaye. No sé, porqué me lo preguntas, la verdad, quizás porque las personas así que tienen tanto éxito siempre tienen un altavoz para decir cualquier cosa. Yo creo que es eso. Que soy una persona que se entiende. ¿Me eniendes lo que te quiero decir?

3 comentarios:

  1. Pues entonces el secreto está en comprar un altavoz y listo. Lo que no sé es dónde los venden. No recuerdo haber visto nunca una tienda de altavoces.

    Feliz comienzo de semana.

    Bisous

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  2. Gracias por su interés caballero.
    Estoy en una ola de sopor bloguero que parecía algo pasajero pero igual está echando raíces.

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  3. Ay, odio la frase de "¿Me entiendes lo que te quiero decir?". No puedo con ella...

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