sábado, 10 de diciembre de 2016

El misterio de la silla vacía

Esta mañana hemos salido a dar un paseo por el pueblo. Hacía muy buen día y el reclamo era 'hace sol', como si eso, a ninguno de los dos nos importase un pimiento porque el sol ni nos va ni nos viene. Hemos caminado por el río hasta llegar a Sant Adrià del Besós y una vez allí hemos (he) decidido pasar del río y meternos dentro de Sant Adrià, callejeando un poco, para subir luego hacia el Espíritu Santo y de ahí a la calle Circunvalació hasta que por una calle de las que cortan hacia abajo hemos entrado otra vez en Santa Coloma para seguir dando un paseo por Santa Rosa, Fondo, Santa Rosa, Fondo, Santa Rosa, Fondo, Santa Rosa, Fondo. Creo que ya estábamos por la calle Mas Marí cuando he visto una calle peatonal que creo que no había visto nunca. Ahora me dirán ¿nunca has visto el passatge de la Victòria? Pues no. Las placas que identifican el nombre de las calles estaban borradas, tachadas, supongo que por lo de la Victoria. He dicho en voz alta que no había visto nunca esa calle, he visto la silla vacía y me ha parecido que podría ser una buena foto para escribir algo relacionado con la silla vacía.
Durante un segundo he dudado a la hora de hacer la foto. He pensado que quizás podría molestarle a alguien el hecho de hacer una foto con la silla vacía. Quizás la silla fuera suya o algo y si luego la ve puede molestarse. He seguido caminando y el pensamiento se me ha ido a otra cosa. Otra conversación. El día ha sido caluroso y he llevado la chaqueta en la mano casi todo el rato. Solo con un suéter y una camiseta debajo y en ningún momento he tenido frío. Ni siquiera paseando por calles en las que no había demasiado sol tenía la sensación de frío que debería venirte en el mes de diciembre. Hemos bajado hasta la calle Jacint Verdaguer, nos hemos metido en el mercado del Fondo, hemos resbalado con el agüilla de las pescaderías y hemos vuelto a la calle. El paseo ha acabado como a las dos de la tarde.
El día ha continuado con una comida familiar y con una sobremesa viendo una película de Robin Williams en la que se va de vacaciones con su esposa e hijos en una autocaravana. Nos hemos ido de casa justo cuando le quedaban escasos cinco minutos a la película para acabar. Es una virtud. He vuelto a casa y he cogido el portátil para escribir una cosa que tenía que escribir sobre una silla vacía que he visto durante un paseo que me he dado esta mañana porque hacía calor y me ha parecido una buena manera de pasar la mañana en lugar de estar acostado hasta las mil quinientas. He salido a pasear, porque me han animado a salir a pasear, porque hacía muy buen día para el tiempo en el que estamos, mes de diciembre, casi Navidad, y he llevado la chaqueta en la mano casi todo el rato. Hemos llegado hasta el Fondo, Santa Rosa, Fondo, Santa Rosa, Fondo, Santa Rosa, Fondo, Santa Rosa, Fondo, Santa Rosa, Fondo, Santa Rosa, Fondo, Santa Rosa. Por la calle Mas Marí he visto que subía otra calle, el Passatge de la Victòria, y en la acera había una silla vacía, de esas que se sacan para tomar el fresco, para ver pasar el día, para hablar con los vecinos que pasan. Me ha parecido una buena idea, o una idea sin más, Y he sacado la foto. He creído, en cuanto he pulsado el botón del móvil, que no era buena idea. Que quizás esa silla vacía quería decir algo.
Casi inmediatamente me ha venido a la cabeza la vez aquella que en una asamblea constituyente de Som Gramenet, alguien habló de la silla vacía y del símbolo de la silla vacía. 'Esa silla vacía representa a la gente que todavía nos falta'. Algo así dijo.
Me ha parecido una buena idea escribir algo sobre la silla vacía y hacer algún tipo de analogía entre esa historia de la silla vacía y alguna otra cosa que a mí me pareciera bien.
Pero al bajar al bar no he encontrado ninguna silla vacía y me he tenido que volver a casa sin poder contar nada sobre la silla vacía. Y en mi casa yo no puedo escribir. Me tendré que poner a leer.

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