viernes, 27 de septiembre de 2024

Pequeños cuentos centroeuropeos


Te pongas como te pongas la historia es así de corta. El relato no da para más. Es que lo de Trussi no tiene más misterio. Trussi vive sola. Trussi no ve a nadie. Va a trabajar y cuando vuelve se encierra y se acabó. Trussi un día se encuentra con alguien que le da conversación en la parada del autobús. Ese alguien es un completo desconocido. Trussi, que ya la conoces, es desconfiada como ella sola, no se sabe porqué, le sigue el rollo. Los testigos dicen que el desconocido no es singularmente bien parecido, no va tampoco bien vestido. Es alguien normal y corriente. Trussi se ríe. Ese es el tema, Trussi se está riendo. ¿Cuánto hace que no veías a Trussi riéndose? Pues ese es el tema. Van juntos en el autobús y el desconocido, completamente desconocido, se baja un par de paradas antes de que Trussi llegue al trabajo. Trussi dice que se pasa el día con una sonrisa en la boca pensando en la conversación con el desconocido. Vuelve a casa y no se lo encuentra de nuevo en el autobús, tal y como ella esperaba. Se encierra en casa pero al cabo de un rato sale en dirección a la parada del autobús, por si vuelve a encontrarse con el completo desconocido. Y se lo encuentra. Y ya está, fin de la historia. Lo que pase a partir de ahora, lo iremos viendo. 

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