lunes, 24 de febrero de 2025

Alemania tiene cosas buenas


Sí, la foto es de gente celebrando. Es de la gente de Die Linke, el partido de la izquierda alemana, prácticamente proscrito y dado por muerto hace unos pocos meses, que resulta que ha conseguido un resultado espectacular y ha llegado casi hasta el 9% de los votos cuando se decía que no pasaría del 5% necesario para tener representación. No solo eso, es que es el partido más votado entre los alemanes de 18 a 24 años. Y no solo eso, es que ha ganado, es primera fuerza, en Berlín, tanto en el este como en el oeste. Estas son las cosas positivas de las elecciones alemanas celebradas ayer. Todo lo demás mal. Bueno, bien también que la escisión rojiparda, lamentable de Sahra Wagenknecht no haya conseguido pasar del 5% y no tendrá representación en el parlamento. ¿Tiene esa escisión que muchos pronosticaban como estocada mortal algo que ver con el resurgimiento de Die Linke, como dicen algunos? Es decir, que se te pire la ranciada y asuma un discurso definitivamente rancio y alejado de la izquierda transformadora que conecte con los elementos transformadores de la sociedad, no tiene porqué ser malo y quizás hace que te vean con ilusión aquellos que hasta ahora te veían como un colectivo de carcas. Aunque tengas gente muy joven, pueden ser unos carcas. No tener miedo a las nuevas maneras de comunicar, saber utilizarlas y no perder contacto con 'tu gente', ser 'tu gente', no acercarte 'a la gente', no ser une extraño. Eso parece haber conseguido Die linke. También, quizás, la pérdida de espíritu 'alternativo' de Los Verdes haya revertido algo en la recepción de un voto mayor, como también el flojismo de la SPD. Puede que se haya recibido voto de quien iba a votar verde o socialdemócrata y por ahí hay esperanza. Si estos partidos no cumplen con un mínimo, no tienen el voto asegurado. Todo y con eso, los Verdes alemanes han aguantado razonablemente bien, han bajado, es cierto, pero no tanto como para pegarse una sonora torta. La Torta con mayúsculas se la pegan los socialdemócratas y esto es preocupante. Porque los socialdemócratas alemanes son, digamos, el partido socialdemócrata europeo. Si a los socialdemócratas alemanes les va mal, rematadamente mal, significa que no hay demasiada alternativa a la derecha, centroderecha y ultraderecha en el continente. Y habrá que construirla. Es decir, se abre la puerta a que en un futuro quizás haya que reconfigurar los espacios de la izquierda porque no quede otra que reconfigurarse y comenzar con los programas de mínimos para alcanzar máximos. Es decir, son muchos es decir, son muchas vueltas las que hay que dar para decir que nos estamos quedando bastante solos y que las buenas noticias no pueden cegarnos ante una realidad. La extrema derecha, los neonazis del AFD han quedado segundos en las elecciones. Un 20% de los votos. El partido que ha ganado es la CDU, una derecha que es derecha y se ha quedado por debajo del 30%. La extrema derecha en Alemania parece que no exista. Nuestras visitas a Berlín y otras ciudades alemanas siempre nos dejan la sensación de que Alemania ha asumido que nunca más, pero de repente nos encontramos con este 20% de los votos que son unos 10 millones de alemanes que consideran que esto no les gusta y que prefieren el tremendismo de una propuesta electoral enloquecida. El mundo cambia y son quienes menos en contacto están con el mundo cambiante, los que más temen a los cambios, los que quieren dar marcha atrás en todo. En todo. En immigración, en feminismo, en políticas culturales, en todo. Y la oferta que les propone dar marcha atrás y eliminar todo lo que hay que asusta, es la extrema derecha. El tema es como ese temor, ese terror, se contagia a los demás partidos y las ofertas electorales. El tema es conseguir presentar todo eso que asusta como algo que no asuste, al contrario, que sea ilusionante. El tema, es decir. Alemania ha girado a la derecha, a lo bestia, es cierto. Pero si queremos ver los puntos positivos de la cosa, es que si se construye una propuesta que genere cierta ilusión, hay público, hay gente, hay partido. Sería genial conservar la democracia, al menos. Habrá que darle una vuelta a todo esto. 

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