martes, 4 de febrero de 2025
No hay que dar voces
Si paseas por las calles de Santa Coloma con ánimo de descubrir cosas, seguro que las encuentras. Si paseas con la mirada curiosa, con la mente despejada y la frente sin filtro, es seguro que hallarás siempre algo que te llame la atención, que merezca la pena, que puedas comentar después con amigos y conocidos y que, incluso, te sirva de pretexto para un texto o para una publicación en las redes sociales. El otro día me encontré con esto en la puerta del parking. No hay que dar voces. Cuánto hay para la reflexión en estas palabras que, posiblemente, estén escritas por alguien cansado de que se produzcan discusiones debajo de su balcón, pero como uno estuvo repitiendo tres años seguidos la asignatura de Semiótica, no puede dejar de abstraer el contenido de la frase con el significado que uno pueda darle más allá de su intención original. No hay que dar voces, año 2025, puede que la pintada que no es tanto pintada como escritura en pared, no sea de este mismo año sino del 2024, pero la pintada, o escritura en pared, que nos invita a tener un comportamiento más respetuoso para con los demás, puede que nos esté llevando hacia un terreno que se percibe en el horizonte y es el de la contención a la hora de expresarnos o simplemente la represión de lo que sentimos. No hay que dar voces, pero sin embargo, sí que se puede manifestar lo que se opina escribiéndolo en la pared. Fina ironía. Girito argumental. No hay que dar voces, por ejemplo, en tiempos en los que las voces parece que las están dando sistemáticamente otros que nos quieren llevar por un camino en el que el follón continuo y el estar siempre rebatiendo los exabruptos trumpistas o ayusianos, sea nuestra única tarea. El ruido. Si ellos hacen ruido, nosotros también. Y así lo llevamos más lejos. Si hiciéramos más ruido, si fuéramos más disruptivos, nos escucharían más y seríamos más. La clave es dar voces, levantar la voz. Ya hay un partido de hecho que se llama Vox, fíjate la cosa cómo es. Y es verdad, son más. No hacer ruido se ha convertido también en un arma para acusar de blandurriez, poca consistencia, entreguismo, a quien pretende que las cosas se hagan más allá del anuncio y se hagan realmente. Hacer antes que proclamar. Así que no hay que dar voces podría ser el enfoque que yo personalmente tendría más cercano, porque en el follón nos ganan. La pintada aquí no la entiendo tanto como una recriminación hacia quien se exalta sino a quien molesta. Pero fuera de esa interpretación pudiera ser que nos estuviera diciendo algo que está pasando y que ya se nota. Mejor no te metas, mejor no opines, no levantes la liebre, no digas nada, sigue con lo tuyo. Si paseas por la calle y ves una pintada o una escritura en pared y te da tiempo a hacer esta reflexión, al menos ya estás dando una voz, esa voz interior que por lo menos nos empuja a no dejar de pensar que hay algo que no está yendo bien y que deberíamos intentar contribuir a resolver. No sé si se trata de dar más o menos voces por todas las calles de Santa Coloma, pero hay alguien que nos está queriendo decir algo.
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