viernes, 14 de julio de 2017

El Paseo Alameda vive, la lucha sigue

Ya lo hemos constatado otras veces. Lo que molesta es el tono. No es el contenido en sí sino cómo se dicen las cosas. El tono. Se pueden explicar las cosas bien y luego se pueden explicar las mismas cosas como si hubiera un error en el emisor previo o en el receptor.
Ayer tuvo lugar un encuentro con los vecinos por parte de la alcaldesa, en el colegio Santa Coloma, en principio para explicar de una vez por todas, cómo va a ir esto del Paseo Alameda (cada vez que dicen que el paseo Alameda, en realidad no tiene álamos, yo no sé qué me da… hemos vivido en el engaño y el error toda la vida. Bien merecería el paseo entonces ser arrasado y que no quedara de él…).
Al parecer, durante los últimos meses, no se ha explicado bien el asunto y eso ha provocado que los vecinos se hayan puesto un tanto de culo con el proyecto inicial. Un proyecto que de manera virtual se anunció a bombo y platillo hace ya algún año que otro y que, una vez que se ha bajado la pelota al suelo, se ha encontrado con que ‘no se entendía’. Que si menos metros de acera, que si te comes las terrazas, que si los puestos de comida, que si os lleváis la vida al otro lado, que si los coches están más cerca, que si lo que pasa es que queréis cargaros esto que hizo el Luis Hernández a toda costa… la gente no entiende que el progreso es mejor, como siempre.
Vean la imagen. Un montón de gente. Algarabía en el barrio y ganas de saber y de decir. Viene la alcaldesa, pero no viene sola. Para darle peso y poso al tema, la acompañan todos los concejales y con ellos, una marabunta de técnicos. Todos sentados en fila, mirando al público, y tan solo la alcaldesa, el regidor de Urbanismo Jordi Más y la técnica de participación Isuka Palau, de pie. Mientras los mayores hablan, un montón de niños juegan y juegan como solo los niños son capaces de hacer. Los niños y las niñas chillan, corren, se caen, se pelean, llaman a sus madres, vuelven a chillar. Son niños.
Los adultos somos de otra manera. También han venido regidores de la oposición, desde Ciudadanos hasta SOM y hasta llegar los nuestros. Llámenos como quieran. Comunes, Iniciativa, Gent d’esquerres, ICV-EUiA. El fuerte rechazo vecinal ha venido acompañado de una oposición también a las formas de participación por parte de los grupos políticos. Y, muy orgulloso, el gran trabajo realizado para conocer el qué y el como por parte de nuestro grupo Municipal, ha tenido su fruto.
El Ajuntament se ha visto obligado a, primero, hacer un acto como el de ayer, un acto en el que la alcaldesa desautoriza todo el proceso previo y en un ‘si no vengo yo a explicarlo, esto no sale adelante’, se pone como Stalin al frente de las tropas simplemente porque es Stalin. Y punto. Y los demás, claca. Segundo, ante las fuertes reticencias del vecindario con el primer proyecto, se pone en el tablero un segundo proyecto, llamado con toda la mala idea ‘conservador’ por parte de la alcaldesa que parece más una remodelación del paseo actual que el hacer tabla rasa con todo del proyecto inicial.
No son cosas menores. La presión vecinal y de los grupos políticos, e insisto, muy especialmente el de ICV-EUiA, con Alexandra Sevilla y Jonatan Fornés, ha provocado que pasara lo de ayer y que lo de ayer fuera un triunfo para todos y para todas. Un triunfo al menos simbólico: han tenido que escuchar, han tenido que rectificar, pero ojo, no han cambiado las formas.
Puede que por falta de costumbre de batallar en asambleas y espacios abiertos, lo de ayer situó al equipo de gobierno, a la alcaldesa, al regidor Jordi Mas y a la técnica Isuka Palau contra las cuerdas en más de una ocasión. Evidenciando nervios y falta de mano izquierda por parte de Palau, enojando al personal más que tranquilizándolo, desconocimiento a veces y cierto aire de desgana que transmite a veces el regidor de urbanismo; y el personalismo de la alcaldesa que cuando la cosa se ponía fea, agarraba el micro saltándose turnos y procedimientos, pasaba de la gente y hacía corrillos con vecinos, y pretendía ‘vender’ el proyecto inicial cuando, desde el primer momento en el que los vecinos vieron el segundo, su suerte estaba echada.
Así, se anunció un proceso ‘electoral’ por el que se elegirá cuál de los dos ‘paseos’quiere la gente. Dos proyectos que, con todo y con eso, siguen siendo proyectos elaborados sin el consenso de los vecinos, como ya se demostró ayer. Un proceso en el que votarán todos los colomenses y que tendrá lugar en octubre si no estamos mal informados. Estamos mal informados, es el 16 de septiembre.
El paseo Alameda es un espacio muy querido y muy peleado por parte de los vecinos. Un espacio que se ha ido dejando consumir, sin arreglar ni reacondicionar, esperando los mágicos fondos Edusi que permitieran otra obra genial de construcción de esa Nueva Santa Coloma que tanto gusta al PSC.
Pero se han olvidado de que en el Paseo vive gente. Y la gente del Paseo, sabe lo que quiere. Aunque le llamen Avenida, aunque le llamen bulevar, aunque en Europa las cosas sean más bonitas.
El Paseo está vivo y ni una broma.

2 comentarios:

  1. Buen artículo y muy buen análisis. La participación es esencial, pero sin trampas comno las que les quieren hacer a los vecinos del Passeig de la Salzereda o como las que nos quieren hacer a toda la ciudad con Can Zam. Solo podemos opinar entre sus opiniones (las del Govern Municipal). No nos dejan proponer ni debatir. Eso nos obliga a volver a la lucha, como hemos hecho mucha otras veces.

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