domingo, 23 de julio de 2017

Laura Jareño y la otra revolución


Laura Jareño es la hermana de Javi Jareño. A nadie le gusta que su personalidad, su identidad, funcione en torno a la de otra persona, pero tengo los recursos que tengo y yo también soy el ‘hermano del Paco’ en casi todas partes. Laura Jareño no es Javi Jareño. Javi Jareño es un muchacho volcánico, cantautor colomense conocido por tanta y tanta gente, capaz de llenar teatros, capaz de inflamar a su público con palabras sentidas y que apelan a la acción. Un líder de masas capaz de enardecer a la gente a lomos de su guitarra acústica. Pero no es Laura Jareño.
Los estilos de música y lo que nos gusta de cada uno de ellos. Cada uno es como es y cada quién es cada cual. Un concierto en el Línea de Laura Jareño, sin Javi Jareño, pero con José Jareño que es el padre y fiel escudero a la guitarra. El tiempo fuera, después de unos días que si sí, que si no, finalmente ha roto a llover. Apetece quedarse en casa viendo llover, o salir a la terraza a que nos moje la lluvia. O escuchar música.
Esta es la reflexión. Si Javi Jareño llama a la revuelta y esas cosas mediante la pasión, Laura Jareño lo hace a través de algo más íntimo. Laura Jareño hace otra cosa. Yo no lo haría, no losé hacer y no sé si en otro ámbito aguantaría otra propuesta musical así. Pero cuando a la cuarta canción, después de haber presentado el concierto hablando de un repertorio de canciones propias y versiones y colaboraciones, aparece un violinista en escena acompañando a Laura y José Jareño y luego deja solo a este violinista para que interprete una versión de las Bangles y se te acerca a la barra para decir ‘si queréis cantar alguna canción vosotros’… pues eso es otra forma de llamar a la revolución.
Alguien capaz de ceder su `propio concierto, su momento de lucimiento, para que alguien toque al violín Eternal Flame, para que el Juan de Aupa’m toque otra canción a final, para que el que quiera tenga su momento de expresarse, pues oye, será como sea, pero ya te gana.
Durante el concierto suenan canciones propias y versiones. Versiones de Quico Pi de la Serra, de Lluís Llach, la consabida canción de Triana que uno dice ‘con la cantidad de gente a la que le gusta Triana y luego Triana está ahí en el imaginario colectivo como algo antiguo, casposo, trasnochado, que no suena en ninguna parte’, una versión del clásico de Lone Star ‘Mi calle’ que mola porque los Jareño son de mi calle y el abertzalismo colomense es muy así, y van cayendo canciones a ritmo de bossa y una versión Mais que nada. Y, con muy buen juicio, no atienden la petición del público de cantar ‘una rumbita’ y no se rompe el buen ambiente y antes de que nos demos cuenta el concierto ha terminado.
En un mundo en el que apetece destacar, sacar la cabeza, asomarse, mostrarse, aparecer, gestos como el de Laura Jareño ayer dando la oportunidad a quien quizás no se atrevería de otra manera a ponerse ante los focos, la engrandece. Del líder de masas a quien te invita a que seas tú el que des el paso. Es otra forma de hacer la revolución.
Para finalizar, una versión del Light My Fire de The Doors y se acaba el concierto. Y no hace falta tanto rollo para pasar un rato escuchando música. Y está bien.

1 comentario:

  1. Usted sí que sabe exprimir los findes!
    Aproveche, aproveche el veranito, que siempre resultan cortos.

    Feliz semana

    Bisous

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