jueves, 14 de noviembre de 2019

Gastarbeiter

Aquello lo recordamos como el 'Caso de Milutinovic contra Milutinovic'. Los dos habían llegado de Yugoslavia, pero uno de un pueblo al lado de Zagreb y el otro de un pueblo de la Vojvodina. En cuanto llegaron y supieron que se llamaban igual, comenzó el pique. Todos los días, en la obra, tenían algo sobre lo que discutir. Todo les parecía mal, bien, diferente, extraño, normal, amarillo, negro, bello, feo, asqueroso, alemán, yugoslavo, turco, español, azul, beige, áspero, frío, caluroso. No llegaban jamás a un acuerdo. Llegaban por la mañana y a la hora del almuerzo se llamaban a gritos: Milutinovic, ¿sabes a qué hora llega el tren que viene de Frankfurt?. A las seis y media, Milutinovic. Milutinovic, llega a las siete. Y así, a gritos, podían pasarse todo el día. Milutinovic contra Milutinovic. Cuando el Mundial, fuimos todos a ver el partido de Yugoslavia contra Alemania. Durante el partido uno le preguntaba al otro. Milutinovic, ¿cuánto queda? Queda todavía bastante, Milutinovic. ¿Y cómo lo sabes si no tienes reloj, Milutinovic? Porque te veo la cara de miedo que tenéis todos los de tu pueblo Milutinovic. Y así estuvieron hasta que al final perdimos y nos tuvimos que ir para casa. Milutinovic, sin dirigirse a él personalmente, todo el rato interpelaba a Milutinovic durante el viaje de vuelta a casa. Milutinovic, decía, ¿porqué los gitanos no sabéis jugar al fútbol? Yo no soy gitano, Milutinovic, le decía Milutinovic, igual me has confundido con algún primo tuyo, Milutinovic. Quizás mi padre fuera a tu pueblo algún día y sí que seamos familia Milutinovic. No lo creo, Milutinovic, tu padre no sabría encontrar ni siquiera Zagreb aunque la tuviera delante, Milutinovic. Al cabo de unos años, ambos se casaron con dos alemanas. Elke y Gritte. El destino quiso que fueran hermanas. Milutinovic y Milutinovic tenían que compartir no solo el trabajo, también los días de fiesta. Las hermanas estaban muy unidas y siempre querían hacer cosas juntas. Milutinovic y Milutinovic no se soportaban. Un día, mientras estaban tomando café las dos parejas, Milutinovic le dijo a Milutinovic que Elke y él iban a tener un hijo. Gritte le dijo a Elke que ella y Milutinovic iban a tener una hija. Las dos parejas se pusieron muy contentas. Milutinovic le dijo entonces a Milutinovic que qué nombre le iban a poner al hijo. Milutinovic le contestó a Milutinovic que porqué no lo proponía él. Que el nombre que quisiera, ese le pondrían. Ya que eres tan listo, Milutinovic, seguro que sabrás qué nombre es el mejor. Milutinovic, le contestó, mi nombre preferido es el mío. ¿Y qué nombre es ese Milutinovic? Milan, Milutinovic. Es un bonito nombre para mi hijo, Milutinovic. ¿Sabes quién se llamaba también Milan, Milutinovic? Mi padre, Milutinovic. ¿Cual de ellos, Milutinovic? El que me puso mi nombre. ¿Y cómo te llamas, Milutinovic? Milan. Milan Milutinovic. Milan Milutinovic inmediatamente le dijo a Milan Milutinovic que su hijo se llamaría también Milan Milutinovic. Elke y Gritte no entendían nada.

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