martes, 1 de junio de 2021

Crónica del #plegramenet de mayo. Caballo le dan sabana.


El caballo blanco relinchando en la plaza de la Vila no augura nada bueno. Ni nada nuevo. El caballo blanco bebiendo en el río, poderoso, capaz, enfrentándose a la luna blanca y grande. El caballo blanco sopla y relincha y se encabrita y se sube por todas partes y todo lo toca y todo lo hace polvo. El caballo blanco que sube por las escaleras del Ajuntament y va a buscar la sala de plenos y la encuentra vacía porque ya no vamos a la sala de plenos y se pone furioso, más furioso, porque el caballo blanco es furioso y mueve las crines al viento de la sala vacía, que no es ya viento ni es nada. El caballo blanco va buscando y lo encuentra. El caballo blanco no ha necesitado encontrarte en la sala de plenos vacía, porque es listo y es como una persona y sabe.

No me gustan las personas sensibles. No me gusta estar rodeado por personas sensibles. Las personas sensibles son una lacra para la sociedad. Una persona sensible, por ejemplo, no da más que problemas. Problemas de todo tipo, problemas de orden social, problemas a nivel cultural, qué menos que de problemas así una persona sensible, las personas sensibles se preocupan, las personas sensibles están con las antenas puestas ante el mal ajeno, las personas sensibles son las primeras en caer. Una persona sensible muere la primera en la película. Una persona sensible cae en las redes de una secta que la engatusa con malas artes, apelando a su condición de persona sensible. Una persona sensible no vale absolutamente para nada. Imagínense en la política una persona sensible. Piénsenlo. Una persona sensible es un auténtico lastre. Un peso muerto para la condición de la política. Un muerto al peso. Una persona sensible en el fragor de un debate dialéctico. Una persona sensible planificando o urdiendo un plan. Una persona sensible mirando por la ventana cómo cae la lluvia, mientras a su lado suceden cosas que a la persona sensible no le interesan, porque esa lágrima cayó en la arena y porque al caballo blanco le dan sabana porque está viejo y cansado. Está viejo y cansado lo que yo te diga. 

El pleno de ayer fue un pleno muy especial, quizás fue el pleno más especial de todos los plenos a los que he asistido o que he contemplado. Ahora solo contemplo plenos. Estoy deseando volver a los plenos presenciales, para poder abrazaros, saludaros como parte de un gremio. El gremio de las personas que van a los plenos, insensibles, que se saludan, chocan sus manos, se dan golpecitos en la espalda, se abrazan por la espalda, te pasan la mano por la espalda, cómo estás, pues aquí, todo eso. Ese gremio, el de las personas insensibles que nos vemos en los plenos. El de esas personas que ya damos por descontadas todas esas cosas que pasan en los plenos y que tenemos callo de ver tantas cosas que no nos sorprende absolutamente nada. El pleno de ayer fue un pleno ciertamente especial, una categoría premium de pleno, un pleno digno de anuncio de caballo blanco corriendo por la arena triunfante, un pleno envuelto en papel dorado, un pleno de colonia buena, un pleno de caja de bombones con nombre alemán. El pleno de ayer fue el pleno más tremendamente especial que yo recuerdo haber vivido. Y, siéntate aquí conmigo, amigo lector, que te pasaré la mano por la espalda para contarte, yo he vivido muchos plenos. Y te lo cuento mientras entorno los ojos y te susurro viejos discursos, intervenciones memorables, decretos que pasaron desapercibidos, comentarios a pie de página, improvisaciones en las réplicas, mensajes en los watsapps, micrófonos que no funcionaron, botellitas de agua que jamás aparecieron. El aire acondicionado, el meta pleno, la vida pasar. Ayer todo eso pasó y todo eso fue y todo eso más. Todo lo que usted puede imaginar en un pleno que fue un regalo para los sentidos, para la inteligencia y para el espíritu. Earth, wind and fire. Fire. Fuego a tope. El caballo blanco galopando brioso apareciendo entre las llamas, como una banda de heavy metal en Can Zam. El pleno de ayer no lo voy a olvidar en la vida, como sí que he olvidado la mayoría de los plenos municipales. Este de ayer, sin duda, quedará para el resto de mi existencia, como el pleno especial, el Special, el Premium, el Gold, el Extra Pleno, el Pleno con mayúsculas, el Clásico de los plenos.

Qué pasó en el pleno de ayer que no sepas que pasó, querido lector. Si estas buscando, o lectora, si estás buscando insisto alguna referencia concreta abandona toda esperanza porque no las hallarás más que en mi corazón. Un corazón negro y podrido que ya es incapaz, nunca lo había sido, capaz de mostrar sensibilidad hacia el sufrimiento humano. Ya no. Antes, y déjame que te pase de nuevo la mano por la espalda y que entorne los ojos para contarme, antes, digo, me hubiera estremecido con la intervención de la Defensora de la Ciudadanía, por ejemplo. Antes, y sigo cogiéndote entre mis brazos como solo tú sabes que yo te puedo coger aunque tengo los brazos cortos y llego donde llego, antes, me hubiera quedado arrasado por la respuesta del teniente de alcaldesa Esteve Serrano. Antes, hubiera quedado transido de felicidad ante el estallido pasional de nuestra alcaldesa para afirmar y reafirmar que en este pleno ni en ningún otro pleno que haya conocido colomense alguno, jamás se faltó el respeto a nadie. Antes, era antes, ahora, mi espíritu ha cambiado y como un viejo galápago de pozo, te digo que solo puedo sentir... no puedo sentir, mi vida, vista ahora en perspectiva, y perdona que nuevamente te vuelva a pasar la mano por la espalda hasta posarla en tu propio hombro tuyo, te digo, mi vida, ya no es más que una sombra. Mi vida se reduce ahora mismo a la contemplación y el análisis, frío, estadístico, sin interpretación posible, sin nada que sumar ni restar. Mi vida se encuentra escondida porque temo al caballo blanco que me encuentre y me lleve con él. Que se encabrite y me coceé, que con un bufido me estampe contra esa columna. Esa.

El pleno municipal de ayer fue una obra de arte, y lo tengo escrito y ya sé que es una imagen patosa. Una imagen que no puede aportar ni un ápice de realidad de lo que ahí se vio, se vivió y se escuchó. Y se dijo. Y se dijeron cosas durante cinco horas y media y pocas parecieron porque se aceleró en la parte final y todo parecía que se conjuraba para que ese momento, tan hermoso, de cinco horas y media, no se detuviera jamás. Te cuento, amiga lectora, mi vivencia, te cuento, amigo lector, lo que sé. 

Un pleno municipal donde se dilucidaron asuntos de vital importancia para nuestra Santa Coloma ciudad mejor del mundo y cuando se pueda volver a lo que te dije verás que esto va a ser un no parar y al que no le guste que se largue del pueblo. O lo echará el caballo blanco o lo echará la propia Santa Coloma misma que desde su infinita sabiduría sabe elegir a quienes mantiene o a quienes les hace retroceder. Caballo le dan sabana porque está viejo y cansado. Asuntos que se trataron ayer. Más espacio para las terrazas donde tomarnos unos algo y planificar el asalto a esa colina que jamás fue tomada. La revancha histórica. El gol de Señor. Coplas a la muerte de su padre. Actores encasillados en anuncios de cervezas. Canciones patrióticas a precio de coste. Asuntos que se trataron ayer. Un parque para Can Zam, un espacio para los negocios, un hub colomense en el que poder compartir experiencias de emprendeduría y un cluster para la aventura y las buenas noticias. Fue el regidor de Ciudadanos, Miguel Padilla, quien hizo la más acertada, minuciosa, precisa, descripción de lo que ha de ser Can Zam y una ciudad en general. Generadora de buenas noticias.

Eso es. 

Yo lo dejaría aquí mismo, porque lo demás que se trató en el pleno municipal lo pueden ver ustedes en Youtube y yo no hago más que confundirles y no ser nada discreto en mis valoraciones. Una ciudad para cantar en el Sagarra a la vida y sus misterios. Una ciudad que ya va bien y que podría ir mejor si nos fuéramos unos cuantos a la mierda. Una ciudad no apta para gente sensible. Una ciudad que merece que a los sensibles los encerremos en el parking ese que parece que están haciendo en Can Zam. Una ciudad en la que dejemos de hacer el ridículo y nos hagamos a la idea de que pasar la mano por la espalda cuenta tanto o más que tú. Caballo blanco o borriquito como tú. Eso es.

Generemos buenas noticias. El mejor pleno de la historia. No encontraréis en este texto ni una sola palabra de reconocimiento, de mención, de la tuna en tu balcón. A las personas sensibles no hay que darles alas. 

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