viernes, 28 de enero de 2022
Nina Simone - At the Village Gate
¿Por qué no tienes discos de Nina Simone? ¿Por qué no tienes discos de jazz? Son dos preguntas que son solo una pregunta. Creo que siempre he tenido músicas que me han urgido mucho más que el jazz, y que no ha sido hasta hace muy poco que no he empezado a escuchar algo. Prácticamente nada. Pero desde que somos un matrimonio liberal en el sentido norteamericano del término, unos demócratas, unos pequeño burgueses... tampoco es eso. Básicamente la figura de Nina Simone ha entrado en mi vida como una más de la familia, como una colega más. Así, las listas de reproducción con sus clásicos más renombrados aparecen aquí y allí y llega el momento de hacer un regalo y te acuerdas. Y vas a la tienda de discos y buscas y encuentras este y otro. Este es un concierto del año 1961 en un local de Nueva York si no me equivoco. Un concierto donde uno se va metiendo poco a poco y, aunque seas neófito en la materia, te enteras de las cosas. Y si has visto algún documental sobre Nina Simone, también. Mucho más. Porque en este disco, como en otros, ves eso que ya te han contado. Lo escuchas más bien. Escuchas a una pianista clásica a la que se le pide que haga otra cosa, jazzística, que cante canciones, pero ella se escapa continuamente y se va a donde ella le gusta. Los momentos en los que empieza a tocar una canción y que, por h o por b, los dedos se le van. Pero también tiene otros momentos, en los que está cantando y no sabes qué ni porqué pero te está llevando donde ella quiere, sin nada, sin tocar, solo con su voz. Y sabes que lo que está cantando es algo que le llega, a la primera a ella, que no está cantando canciones al azar, que ahí pasa algo. En este disco canta, por ejemplo, The house of the rising sun, canción que conoce todo el mundo. Una canción que aquí parece otra y parece que está cantada de una manera tan diferente que las demás parecen de mentira. Así, la segunda cara del disco, porque estamos hablando de un vinilo, atención, máximo nivel de socialdemocracia y postureo, comienza así, sentida y suave y va siguiendo con algunas canciones que ojo, como el Zungo de Babatunde Olatunji. Tremenda canción interpretada con una sensibilidad que muy posiblemente ni usted ni yo estemos ya en sintonía con el universo como para poder apreciarla en su justa medida. Para acabar el disco, un You'll never walk alone, como en ascensión, que combina otra vez esa cosa clásica con esa otra cosa que tiene Nina Simone. Tengo otro disco en vinilo de Nina Simone. En realidad no es mío. Hablaré de él otro día.
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