viernes, 18 de noviembre de 2022

Twitter is dead


 ¿Y ahora, cuando me levante por la mañana y emplee esos diez o quince minutos sentadito en el tal mirando el móvil a qué me voy a dedicar? La pronosticada para hoy mismo, o quizás para mañana, muerte de Twitter puede ser uno de los cambios de paradigma más importantes que uno recuerda haber vivido. De repente, una fuente de información y de difusión de contenido más accesibles de la historia, se puede ir al garete. Desde que el multimillonario Elon Musk, cuyos millones vienen por herencia y amasados durante el Apartheid surafricano, decidió comprar Twitter como un capricho más de ser humano desahogado, todo parece ir para atrás. Comenzó echando a la mitad de la plantilla y ahora, después de haber exigido que los trabajadores se empleasen como robots esclavos, éstos han decidido dar la patada y largarse. La huida de cientos de trabajadores se supone que puede provocar el colapso de la compañía. Es ciertamente elogioso que esta gente haya decidido mandar a la mierda directamente al multimillonario presuntuoso. Asustado, el millonario presuntuoso ha decidido cerrar las oficinas no vaya a ser que pase algo. Pero la amenaza de que esto puede hundirse, tiene a la gente revuelta.

Twitter se ha convertido en una herramienta utilísima si quieres conocer a la parte de la población que tiene algo que decir. Normalmente esto se emplea para calificar a la gente cualifiacada que tiene 'algo' que decir, pero aquí uno encuentra a la gente que tiene algo que decir sea eso lo que sea. Especialmente especiales son aquellos que desprecian a la gente, desprecian al que pierde el tiempo en redes sin pasar a la acción, desprecian, desprecian, desprecian, desprecian, pero nos cuentan su vida, sus desayunos, la cerveza que están probando, el lugar donde pasan el fin de semana, lo que dicen los papás en el grupo del colegio de wasap, piden consejo sobre películas... pero ojo, puaj todo. También mención especial para quien ha hecho carrera política en Twitter a base de proclamas incendiarias, frases ingeniosas, juegos de palabras, autopromoción irresistible, que sin esta red quizás se enfrenten a algo así como la realidad de lo tangible. Quizás ya sea tarde, no para ellos, sino para los que ya nos hemos acostumbrado a una manera de recibir la información fragmentada, cortita y al pie, sin reflexión, buenos y malos, conmigo o contra mí. 

La política en Twitter. He de decir que soy bastante paquete en esto. Mis tweets jamás han alcanzado gran repercusión, no soy muy ingenioso, me esfuerzo mucho, pero no me sale. Siempre encuentro que los demás lo hacen mucho mejor. El tweet serio, el tweet afilado, el hilo currado, no me salen. Mis habilidades son otras, pero no está lo de hacer promoción de lo mío en Twitter. Mis habilidades son otras. Digo. Frases hechas, fotos melodramáticas, fotos mirando al horizonte, fotos posando con un micrófono, fotos rodeado de personas importantes, la frase justa, el tweet fijado. 

He tenido algunos piques, pocos y hace tiempo, ya hace mucho que ni me engancho y que nadie, tampoco, me busca. Pero qué excitación. Hemos aprendido a no darnos publicidad unos a otros intentando nosequé. Twitter como herramienta de escape, en conversaciones que no, o en actividades que tampoco, el recurso del móvil y del Twitter como válvula de escape. A ti también te pasa. 

¿Qué pasará si se cae twitter? Buena parte de mi manera de informarme pasa por aquí. Ni la radio, ni la prensa. Es esta red. Me informo y también me formo una opinión. De hecho, muchas veces prefiero difundir la opinión de otros que la propia. Qué cosas. Todo eso dicen que se puede acabar en cualquier momento. Hoy, o mañana. ¿Dónde os vais a ir? ¿A qué dedico el tiempo libre?

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