viernes, 29 de junio de 2018

Vida Festival. Bien mejor.


Una de las cosas más así que existen y que se valora mucho pero sobre todo a nivel virtual y cada vez menos a nivel físico es lo de los amigos. Por eso estoy aquí. El Vida Festival se lleva a cabo en Vilanova i la Geltrú, de aquellos lugares por los que pasas pero no te paras. Al Vida Festival va la gente desde hace años, pero yo no he ido nunca. Primero, porque está lejos, segundo, porque está lejos, tercero porque no está cerca. Los carteles han sido siempre interesantes, a veces muy interesantes. Repito las cosas como para que quede claro y luego la contradigo. Es un recurso. A veces está bien. Otras no. Veremos a ver aquí.
Llegamos con amenaza de lluvia y con la cabeza puesta en que todo lo que tiene que estar más o menos, esté más o menos. Una vez que lo estamos, que no es fácil, porque no se te va de la cabeza nunca eso de que mientras tú estás ‘pasándotelo bien’ hay quien no puede hacer otra cosa que ponerle buena cara a la mierda, aparcamos, dejamos las cosas en un bungalow…
No os he contado nunca que tengo alergia a los campings, a las estancias compartidas, a la perspectiva de dormir en camastros. No os lo he contado pero es más que evidente. Pero bueno, Antonio El Delegador, ha desarrollado una habilidad especial para no dar un ruido, no hacer nada que suponga nada y así intentar que el hecho de no estar ‘en mi casa’ no sea grave. El sitio es mono, la gente es agradable, sí, agradable, y nos vamos. Autocar hasta el evento. Parece que estuviera detrás de un polígono pero está junto a una masía o dos.
El año pasado fui a un concierto en Jardins de Pedralbes. Pues esto es como lo de Jardins de Pedralbes, pero más grande. Cómo decirlo. Es un festival bien. Bien montado, bien pensado, cerveza Estrella Damm, food trucks, carteles con bombillas, espacios reducidos, bien. No te tienes que matar para ir de un lado al otro, todo bien. Y gente bien. Gente nativa, muy pocos guiris. Comencemos con la música. Lo primero que pillamos empezado al entrar es a un chico que canta así muy sentido, con un muchacho a los teclados y otro a la batería. Si nuestro Christian lo viera, diría, no hace nada. Bueno, tenía canciones que comenzaban siendo muy comerciales y luego se iban convirtiendo en otra cosa. Debería mirar quién era, pero no lo cogí a tiempo. Acaba este primer concierto y nos vamos a dar una vuelta a una de las zonas escondidas en el bosque. Al acercarnos al escenario escuchamos lo que parece un musicón. Pacosan se llaman. Qué nombre tan chulo. Pacosan. Acaba esta canción que nos ha abierto expectativas y comienza la segunda. Nyecs. A ver la tercera. Nyecs. Son dos guitarras, bajo y batería, pero también llevan teclados y cacharretes. Demasiadas veces no suena nada que estén tocando. El ritmo prohibido de la batería. No molan. Ya no molan. No han conseguido levantar el resultado, es cuestión de tomar algo a ver. Cervezas a 3 euros y medo. Sí, no las regalan, pero tampoco son vasos pequeños. Y es Estrella y no es agua chirri.
Calexico. No los he visto nunca, me costaría decir una o dos canciones de Calexico. Sé que hacen cosas con mucha gente, que en tiempos eran como más… desérticos, no sé explicarlo, arenosos, cosas que oía en la radio. Sé que hacen cosas con gente, con Amparanoia, con gente. Sale como miembro de la banda Depedro. Lo mismo digo. Encantado. Empiezan con una canción rockera, pero pronto le dan al rollo trompetero y… fusión. Pero no fusión… no, fusión de cosas así como mexicanas con el cantante norteamericano y tal. Amparo sale a cantar dos veces como para levantar las cosas. Hay fervor entre el público, que se sabe las canciones. Pero muy poco ritmo. Delante, tengo a un grupo de amigos que no aciertan con ningún compás, ninguno, completamente fuera de todo, pero lo están disfrutando. El concierto avanza y llega al final con una sensación de que ha visto uno algo que debería ser como muy normal pero pasa por excepcional. No le he visto excesivamente el qué a la combinación que la hace tan especial. Un alemán, un portugués… a veces, digo, a veces, me han recordado a Wilco. Y eso ya sí que no. Amparo cantando fuego fuego, candela, candela, güero canelo, que debe ser como rubio tonto… nos vamos a cenar.
Hay una zona con food trucks, es decir, remolques en los que hacen comida. Te sientes mejor, más elevado, mejor persona, porque pides comida como si fuera… exacto, como si no estuvieras en Vilanova i la Geltrú y estuvieras en la feria del Heno en Toscaloosa. Me pongo en la cola de la hamburguersería más barata. Cinco pavos y medio. Se me va la cabeza y me pido patatas. Hoy no me pido patatas. La chica que lleva los pedidos tiene pinta de manifestarse en las Tres Torres. Vale, ya está. Common people.
Comemos sin prisa pero sin calma, porque nos vamos a ver a los Planetas, que son el sentido de todo esto. Veo mucha gente con camisetas del Una semana en el motor de un autobús, pero no lo van a tocar. No puede ser. Y gente con bigote. Me he dejado bigote, me he afeitado, digo. Me hacen una foto y la cuelgan en instagram, como tengo el bigote rubio, parezco Hitler. Me lo dicen. Adolf. Venga. Voy.
Los Planetas empiezan y desde el principio parece que van a sonar bien, muy bien. Efectivamente lo hacen, pero el repertorio a veces se les cae un poco. Canciones del nuevo que son un poco, bueno, flojas. Solo en la parte final van cayendo los éxitos y claro, con los éxitos todo es más fácil. Hoy hemos descubierto que dicen pero nunca vas, no nunca más. Esta no la tocan. Pero acaban con De viaje, que es una canción tan bonita que no sé. Qué podría ser mejor que estar siempre juntos tú y yo. Un concierto más de los planetas. Han subido a cantar a la cantante de Apartamentos Acapulco, pero no le han enchufado el micro. La gente, el público, con los Planetas, confraternizamos. Cuando encontramos a alguien que canta las canciones como nosotros, nos derretimos. Se acaba el concierto, un concierto más. Creí haberme traído el libro del Eric para leer, pero no.
Vamos al escenario de enfrente corriendo que empiezan Novedades Carminha. Este grupo y opensé que iba a ir de una cosa y va de otra. Escuchada la primera canción, todas van detrás. No sé porqué, pero no me mola el rollo que llevan. Es el segundo disco de los Talking Heads, pero fácil y sencillito, con mucho rasgado y letras así como de malote y de buenote para tener a todo el mundo contento. No veo la gracia y voy agotando la batería del móvil. Acaban con una versión de Demoler. El cantante no sé porqué pero no me gusta. Creo que lleva una camiseta de Angel Olsen. Sinvergüenza.
Nos vamos, pantallas con cosas bonitas y música chichipún. Nos vamos. Al bosquecillo o al club, no sé. Ponen música. Al final es una disco con la música de siempre. Bailamos. Ya no tengo batería en el móvil. Bailamos, nos echamos unas risas. Todo es muy bonito y todo va bien. Ponen la de Common People y sigo sin saberme la letra. Me levanto para bailar una de Kocoscha.
Ya son casi las cuatro, nos vamos al autocar. La cola del autocar, las relaciones en la cola del autocar, las canciones de la cola del autocar, quedarnos sin entrar en el autocar, las colonas del autocar, me pongo el cinturón en el autocar, llegamos y nos bajamos del autocar y tengo unas ganas de pillar la cama fuera de norma. Todo está bien. Todo debería estar mucho mejor.

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