miércoles, 9 de enero de 2019

Trotsky, la serie.

Primeras imágenes del primer episodio de la serie rusa dedicada a Trotsky. Trotsky está en el mítico tren que le llevaba de una punta a otra del frente durante la guerra civil, cuando estaba comandando el Ejército rojo. Hay una mujer en el tren, los letreros dicen que es Larissa Reissner. Habla con Trotsky y Trotsky habla con ella. Al final ella acaba desnudándose. Trotsky y Larissa Reissner tracatrán en el tren.
Una serie sobre Trotsky en ruso, hecha en Rusia. Una serie sobre un personaje al que los rusos deben de conocer muy de aquella manera. ¿Qué hay de verdad en la serie? ¿Podemos decir que la serie es buena o que es mala? ¿Dejan bien a Trotsky o dejan mal a Trotsky?
La serie es breve, tan solo ocho episodios. Todo se hila en torno a la presencia de un periodista norteramericano, Frank Jackson, en el domicilio mexicano de Trotsky, donde vive con su compañera de fatigas Natalia Sedova. El periodista, que se dice estalinista, va a entrevistar a Trotsky. Los diálogos son fieros y obligan a Trotsky a recordar y a corregir las cosas que se dicen sobre él. Así, todo se va desarrollando en esos últimos días del líder de la revolución rusa y a través de los recuerdos de este.
Desde sus primeros encarcelamientos, la revolución de 1905, el exilio y sus contactos con los demás líderes del partido socialdemócrata, el estallido de la revolución y su papel en él, hasta que finalmente pierde la lucha de poder con Stalin y se ve obligado a abandonar el país. Esta última parte, la lucha de poder con Stalin no queda demasiado bien dibujada, esos años, los que van des final de la guerra civil hasta que es expulsado. Pero quizás tampoco sea necesario.
Si alguien quiere hacerse trotskista viendo la serie, posiblemente se lleve una desilusión. No sé qué opinión tendrán de la serie los trotskistas, supongo que no demasiado buena.
¿Cómo se pinta a Trotsky? Pues como un revolucionario. Un revolucionario que hace esas cosas que tiene que se supone que hace un revolucionario cuando las cosas se ponen torcidas. No mirar a los lados y seguir para delante. Pete quien pete. Hasta que petas tú.
Trotsky no se llamaba Trotsky, ya lo sabemos. Lev Bronstein. Toma su apodo, su alias, del jefe de la prisión donde está recluido, quien precisamente le indica que siendo buenos no se llega a ningún sitio y que es dando miedo como se consiguen las cosas. Y eso es lo que hace Trotsky.
Lo que la serie parece decirnos es que los métodos de Trotsky, más allá de las diferencias ideológicas, son los que finalmente adoptará y profundizará Stalin para llevarlos al paroxismo. Se nos quiere decir que, es precisamente cuando ya ha acabado la revolución y se empieza a ir contra poetas y escritores, cuando Trotsky afloja. Mientras que Stalin aprieta. Al menos eso he entendido yo, que tampoco entiendo demasiado de esto.
Hay momentos y figuras que merece destacar. La figura de Parvus, el millonario que ayuda a Trotsky y que, no se dice, pero será una influencia intelectual muy grande para él. Me gustaría mucho leer más de Parvus, pero no encuentro nada. Cómo Lenin y Trotsky discuten y pelean por el liderazgo de la revolución. Cómo se va forjando el poder de Stalin dentro del partido. La influencia de las relaciones personales dentro del devenir de la revolución. Cómo interpretar si has ganado o has perdido.
El periodista americano se empeña en decirle a Trotsky que su lucha ha sido en vano, que ha sido derrotado. Y sin embargo éste dice que no, que ha vencido. Porque la revolución se mantuvo por su trabajo. Pero está solo y no le sigue demasiada gente. Muy poca gente.
En fin. Recientemente alguien me incluyó en una lista de personas antitrotskistas de mi ciudad. Menuda gracia. Hay a quien le hace gracia.
Trotsky comandando la revolución sin mostrar piedad, sin temblarle la mano para fusilar a compañeros, a antiguos camaradas, a colaboradores, sentando las bases de juicios inventados, de ejecuciones sumarias sin más, Trotsky haciendo política de... pero si es una serie. Una simple serie de ocho capítulos, que está bien. Y sale Trotsky tracatrán con la Sedova, con la Reissner, con Frida Kahlo.
Y también sale Ramón Mercader.
No aprendemos ni aprenderemos nunca. 

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