miércoles, 6 de mayo de 2020

Confinamiento #38 o #39

Qué bonito es todo. Hoy han llegado a casa un cerro de Surfinias que iban a tirar y no yo pero mi compañera sí, las ha comprado y llevamos todo el día distribuyéndolas por la terraza y buscando su sitio. Dicen que les tiene que dar mucho el sol, o la luz. Y en ese tema llevamos entretenidos pues desde las once o así. Todo ello trabajando a la vez y escuchando el debate.
El debate. Qué bien traído y qué bien hilado todo. Qué bonito es todo. El debate en el Congreso sobre el tema de la prórroga del Estado de Alarma. Durante el debate ha planeado el virus. Pero no el virus que nos tiene en casa desde hace ni me acuerdo, pero me acuerdo, sino otro virus. El virus de la política partidista. Lo cual no es malo. Lo cual nos recuerda que cuando esto acabe volveremos a lo mismo. No habremos sacado nada en claro o ninguna certeza y volveremos al mismo pozo en el que nos encontrábamos. Ni hay solidaridad, ni hay simpatía, ni hay nada. Unos buscan hundirnos, otros miramos perplejos cómo nos quieren hundir y nos rebotamos. Y otros asoman la cabeza. Y otros asoman otras cosas.
Ha sido un auténtico desastre. De hecho, creo que hacía mucho tiempo, creo que desde escuchaba Kortatu, que no me sentía tan cómodo escuchando a la representante de EH Bildu, que ha dado un baño de realidad a la peña. A toda la peña. Por lo demás, el de VOX hoy se ha metido en tal historia que no sabe todavía él ahora mismo de qué ha hablado ni quién le ha preparado lo que ha escrito. Una historia rocambolesca de ahora sí y ahora no, que ha terminado con Ciudadanos rehabilitado, eliminando grasa neofascista y hablando de cosas de centro y tal que ellos se creerán que se las creen y con ERC. ERC.
Y ya está.
Los días entonces seguirán más o menos como ahora. Con confinados que no podrán ir a trabajar en sus trabajos que tengan que ir y otros que no porque no les dejarán ir. Los criterios serán un poco así pero cuanta menos gente vaya a trabajar a los sitios o más despacio o con más garantías mejor. Pero es igual, porque luego vas al super y el típico deportista que necesita coger inmediatamente la bolsa de queso fundido te pone el sobaco en la cara y toda la negociación de mierda para la mierda de estado de alarma no vale para nada. Y se equivoca de puto queso fundido e insiste. Y tan contento. Porque viene de correr y tendrá hambre.
Claro.
Y ya son las ocho y media pasadas y viene olor a plantas, a flores, pero no sé si es un olor como agradable. Huelen y ya está.
Llegué a este estado de confinamiento con el pelo recién cortado y poco a poco se me va poniendo la cara de netol con el pelo que ni fu ni fa y una especia de sobredimensión de todo que no sé a dónde me conduce. Pero no pienso claudicar.
No llevo una bambas de andar pero ahora que podré andar no sé si me las cambiaré o caminaré sufriendo.
Voy a terminar escribiendo haikus.
Estamos viendo una serie. Dietland. Los dos primeros episodios fueron una tortura. No entendía nada. Con uno me fui a dormir. Pero poco a poco le voy pillando el tranquillo. Va de una chica que está amargada con su físico y... mejor verla. La cosa va aclarándose y finalemente tiene sentido. Estoy a un episodio de terminar la de Justo antes de Cristo. Me pasa con esta serie que la veo y me siento bien. Es como un bálsamo. Y no creo que fuera planteada con esa intención. Gente hablando normal, diciendo cosas normales. No sé.
Bueno. Que se va a ir todo el mundo. Mira, ya hay un coche abajo con la música a toda hostia. Qué ganas de que vuelva todo ¿no?

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