martes, 7 de septiembre de 2021

Crónica de la Festa Major de Santa Coloma 2021. Con reservas.


Vaya por delante que no debe ser fácil. Pasar de 0 a 50, por lo menos, con el miedo a que a la gente se le vaya la mano con la alegría y la disbauxa, después de tanto tiempo sin 'hacer nada'. Teniendo en cuenta esto, vayamos a por la Festa Major de este año. Un año en el que he podido participar de la Festa Major sin estar recluido en la caseta, demostrando el amor por los colores y que no me dejo ni una centésima de mi ser mismo en el trabajo por la organización. Un año en el que la Festa Major, gracias a la supresión de la Fira d'Entitats, ha podido ser disfrutada con cierta amplitud por mi parte, aunque con las limitaciones de las reservas. La reserva ha sido el concepto del año. Reservar entradas, tener el qr, hacer la cola, la lista de espera, conversar con las personas de la puerta sobre el lugar, el tiempo y el espacio. La reserva y la anulación de las reservas. Y la gente. El otro tema de las fiestas. La gente. En las calles, en los eventos, aquí y allá. ¿Quién no ha visto a la gente? En la calle sant Carles, enfrente del Frankfurt de la Avenida Generalitat. Esa gente. Mientras que tú no, esa gente, la gente, podía. A ti, que te han quitado la posibilidad de hacer cosas, organizarlas para demostrar que organizas y que puedes congregar a un número de gente determinado, a ti, no. En cambio a la gente, esa gente de las calles, con sus altavoces y sus camisetas idénticas y sus bailes desenfrenados y sus mascarillas ausentes, a ellos sí. Una fiesta sin chiringuitos y sin Fiestas Alternativas. Estaría bien, por fomentar la comunicación entre la izquierda, (siempre y cuando nos consideremos de izquierda, o que el CM de determinado grupo de la izquierda colomense deje de hacer de vocero de Junts en la ciudad) el diálogo y el conocimiento mutuo, que se estableciera un diálogo entre quien organiza estas fiestas y esa gente a la que se le reclama un apoyo que antes, en tiempos, no solo no se necesitó sino que se negó. Y esas cosas perduran en la memoria. Y estaría bien solventarlas. Nos quedamos sin los bocatas y las cervecitas de los chiringuitos, pues, y nos quedamos sin la última en las Alternativas. A ver el año que viene.

Comencemos. La Festa Major comienza el jueves por la noche, presenciando la primera actuación de los Gegants en la Plaça de la Vila. Es tarde, saludo a la geganta conocida y para casa. Y esto es todo por el jueves. El viernes de Festa Major comienza con el Seguici Inaugural sin Seguici Inaugural, ante la no presencia de entidades por la negativa de l'Equip de Govern de hacer un seguici más o menos normal y limitarlo a una cosa simbólica, con presencia limitadísima y listos. Espero a los colegas en la Capfoguer o Sisqueta, que para las cervezas es Capfoguer y para otras es Sisqueta. No tiene importancia. Espero a la gente y viene a resultar que la gente se convierte en toda la gente y lo que parece imposible toma forma en torno a unas cervezas. Una mesa con la gauche birrine de Santa Coloma, con lo que podría ser y no es, una mesa con la izquierda que puede sentarse, si quiere y hacerse unas risas aunque segundo antes por redes sociales nos hayamos tirado los trastos. ¿Y? Esa mesa, circunstancial de lugar y tiempo, podría significar algo. Pero a veces, algunas veces, las cosas no son como parecen. 

Nos vamos hacia el concierto del Motocrós. Concierto de Ana Brenes, cantaora local y de la sublime Queralt Lahoz, que lo está petando fuertemente con su propuesta en solitario. El 'vamos a la Queralt', es el lema de las fiestas. Ir el viernes a lo de la Queralt, tenerlo asegurado, la entrada, las reservas, es el todo. Un must. Estar en la Capfoguer y luego al Motocrós. Y al Motocrós llegamos y cuando lo hacemos comprobamos por primera vez que esto de las entradas por internet no le llega a todo el mundo, ni siquiera el contenido en sí de la Festa Major. Gente que te pregunta qué hay ahí. Qué pasa. Qué hacen. Un concierto. Un concierto de qué. Pues eso. Por el internet. Qué internet. No lo sé. El caso es que entramos y nos dispersamos porque no estamos en el mismo sitio. Vemos el concierto. Ana Brenes lo revienta. Estupenda. Un repertorio que combina temas propios y las adaptaciones de rigor. Cuando se suelta, se quita el micro y canta a pelo. Se marca una de Lole y Manuel, pero también una del Lebrijano. Y la que canta que dice que es propia es más lebrijanesca todavía. Muy buena y muy bien el conjunto que la acompaña, con Steven Forti en la percusión y un violinista que da el toque diferencial. Muy bien todo, tan bien que al finalizar nos vamos a ver a los amiguitos y amiguitas para comentar la jugada antes de que empiece la Queralt. Me pierdo. Me encuentro en una de las barras de arriba. Me encuentro con la Jenni. Estoy dos horas hablando con la Jenni y me pierdo el concierto de la Queralt. Enterito. Esta es mi crónica del concierto. Quise echar una foto desde arriba para decir que esto, que he ido, la foto del Insta, tal. ¿Para qué? No se puede mentir. Nos vamos del concierto contentos por todo. Y con ganas de hablar. De hablar de Afganistán, de la geopolítica y de la miseria humana. Y de la memoria histórica y de lo que nos acordamos y de lo que nos gustaría que fuera. 

Sábado por la mañana dedicado a dormir y a preparar un correcasas. A falta de corretapas con buyuyu en las calles, decidimos hacer pequeños tastets por las casas, en grupo reducido, y así suplir esa ausencia de la fiesta en la calle con una suerte de remedo casero. Hago mis famosas albóndigas, famosas por los trozos de ajo mal picado, y cumplo muy bien. Al salir a la calle, comprobamos que todo eso de que no vamos a poder hacer un corretapa como el de antes... es una llufa. Hay gente en la calle igual. No nos entretenderemos en eso. ¿Tenemos edad para tanto tute? Ya se verá. El caso es que a las 18h. o las 18.30h tenemos que irnos y abandonar esa nueva fiesta de la tolerancia para ir al Colegio Salvatella a 'lo de los jamaicanos'. Sin tener muy claro realmente a lo que vamos, ya que en el programa bien pareciera que fuera una especie de combinación entre deportes extremos y soundsystem, allá que vamos. Entre que se entra y que no. Que entras, el sol, que no sabes. El tema es que aquello está vacío o medio vacío o muy poco lleno, pero a nadie se le ocurre que hay gente en la puerta queriendo entrar y que no pueden y que bien pudieran disfrutar de la música, musicón por cierto, y de las actuaciones. Como quiera que he pasado el año y lo que lleva de post verano con la música jamaicana a cuestas, estoy contento. Estoy bien. El concierto de la Lil Russia, pues de aquella manera porque se oye flojo flojísimo. Pero tan flojo que yo que sé. Muy mal. Y el concierto de los de después un poco lo mismo. Nos llama la atención, dentro de la distribución de los espacios del Salvatella, uno que no tiene especial sentido, más allá que el de acoger a gente que no quiere ver los conciertos y que quiere simplemente estar allí, sentado en una mesa y pasando la tarde. El espacio para los que no. En fin. Que eso. Y al final nos acabamos yendo. Y nos vamos a tomar una birra y a buscar un frankfurt. Vamos a buscar un frankfurt y nos damos cuenta de que no es tan fácil ir a buscar un frankfurt. Damos vueltas por dos establecimientos conocidos por ser 'de los frankfurts' y acabamos en uno de los bares de la Rambla que no tiene tanto glamour como un frankfurt pero te lo comes igual. De tanto dar vueltas abortamos la misión de ir a ver, desde fuera, porque no tenemos entradas, a la orquesta Aquarium. Pero vemos pasar por debajo de casa el barco íbero del Manel de la Kinky. Y con eso para la cama.

El domingo por la mañana está dedicado íntegramente para Els Coloristes. Ahí voy yo para mantener la presencia de los Molina en la tradicional exposición de los sábados por la mañana. Un momento de aquellos de 'fer ciutat'. Por allí pasa casi todo el mundo, o al menos mucha gente, o al menos bastante gente. Vamos, que no pasa el séquito ni nada de eso, pero pasa la gente, mucha gente. Y mira los cuadros y a la gente le llama la atención uno del Boronat con un marco dentro del cuarto y el agua saliendo del marco. Un metacuadro, digamos. Hablo con gente, me preguntan por mi madre y mi madre llama por teléfono desde el pueblo para preguntar que cómo va. Que se lo está perdiendo. Els coloristes son nuestra familia y ahí estaremos mientras nos lo permita la agenda, al menos ese domingo de la exposición. Y se hacen mayores y hay que animar a la gente a que coja el relevo. Vale, pues después de todo, vamos a corretapear, que es lo que toca, ya que parece que se puede. Hacemos un recorrido un tanto errático hasta que decidimos seguir por la Rambla SAnt Sebastià hacia arriba y llegar hasta El Platazo. Nos queda, creo, un tapeo bastante correcto y nos volvemos para casa. No sin antes regocijarnos en la felicidad y camaradería que se vive en la Avenida Generalitat en frente del Frankfurt, epicentro de la fiesta. Está bien que la gente se lo pase bien y si es cerca del Ajuntament, mejor. Después de una siesta reparadora, al Sintonizza. Me he perdido la parte de la matinal, pero la obligación es la que es. Me dispongo a ver tres conciertos, Radioactivas, Tiburona y Guadalupe Plata. Radioactivas bien, bien de sonido, bien de actitud y bien todo. Incluso con la presencia del inefable Morton, mantienen el tipo... cantan Nene de Barna y Me gusta ser una zorra. Muy bien. Un tanto más floja me pareció la actuación de Tiburona. No sé, algo de actitud. Un poco paradas. Y para acabar Guadalupe Plata. Estuve como medio concierto sin ver nada porque fui a buscar un bocadillo y, sin ánimo de criticar el trabajo de la gente de las barras, pero quizás algo más de infraestructura en el tema de los bocadillos, hubiera sido genial. Los Guadalupe Plata sublimes, muy bien. No es un grupo al que yo tenga muy sobado, así que iba dispuestísimo a dejarme sorprender. Y a querer querer. Querer pasármelo bien en un concierto. Y así fue. Por momentos pensaba, con menos de esto en un concierto de los Jon Spencer Blues Explosion ya habríamos liado una que para qué. Qué tiempos aquellos. Concierto muy potente, la verdad. Dejo para el final la mención para ese ratito que hubo DJ, que muy bien y que puso una o dos canciones en italiano que oye, antes de los conciertos, y vuelvo a incidir en el tema de la camisa hawaiana como declaración de intenciones de quien la lleva. Estoy aquí y, aunque no te lo creas, tengo la intención de pasármelo tan bien que yo que sé qué puede pasar aquí. Camiseta de estar de fiesta. Las modas y hay que amoldarse a ellas. ¿No? En fin. Nos vamos de allí una vez que acaba todo y lo hacemos con la vaga intención de intentarlo en el concierto de la Plaga. Pero no lo hacemos. Nos quedamos por la cola y por los alrededores y nos vamos alejando ordenadaamente hasta que nos encontramos en casa. 

Tema reservas. Ha sido un poco extraño que muchos de los eventos programados tuvieran las entradas agotadas con mucha antelación y que luego te los encontraras medio llenos. El caso de los jamaicanos fue flagrante aunque ahí no había problemas de entradas, al menos para reservarlas, no te dejaban entrar sin ellas. El caso del Sintonizza fue peor, porque no había entrads desde hace mil y luego se veían multitud de espacios libres. Casi la mitad. Y quizás podría haberse dejado entrar a gente o hacer algo para que aquello no fuera lo lucido que se merecía. Por lo que dicen de otros eventos, la situación fue similar. Y es que creo que lo que sobre el papel parece perfecto, en  la vida real la cosa se complica, y lo planeado ya no lo está y se debería tener algo más de cintura para... pero ya he dicho que no debe ser fácil, aunque siempre nos queda esa sensación de que se podría hacer mejor y ahorrarse agravios comparativos. Tampoco eludiré que no fui a la reivindicación de las FMA, pero insisto, por mucho que me parezca genial que se hagan cosas alternativas, quizás debería haber algo más de comunicación entre las FMA y el resto del mundo, para que sepamos qué y porqué y cómo. 

Lunes. El lunes a trabajar y a hacer evaluación de daños. El lunes por la tarde noche, los fuegos artificiales y pocas cosas más. Ojo, antes de eso, excursión a la Feria. La Feria a reventar de gente, qué ambientazo y qué alegría aunque la presencia de tanta gente chocara un poco. Por lo que te dije. Pero no sé, te reconcilia con la gente, y sobre todo, con la gente de Santa Coloma, pasear por la feria. Esto somos nosotros y ya puedes construir pisos y alquilarlos por un pastón. Santa Coloma en Fiestas. Como les dije a unos recién llegados y recuperando un clásico del repertorio, esta ciudad es la gente, la gente en la calle. Y no tiene nada más. Y nada menos. Así que paseo por la feria y a ver unos fuegos que se asegura que se verán desde muchos lugares y nosotros lo hacemos desde el parque Europa. Bastante dañados, nos vamos a casa. Y llegando a la puerta, un sonido al final de la calle, viene del puente. Es el Prebe subido al barco de los íberos o lo que sea. Y justo cuando pasa debajo de casa se pone a cantar No hay Tregua de Barricada. Me ahorro decir que a mí Barricada no me gusta, ni me gusta el postureo con esta canción para saludar así con el dedito para arriba al Prebe cuando pasa por delante. Y estoy contento. 

Y nos vamos para casa y veremos el año que viene. Ojalá vuelvan los chiringuitos, pero tienen que cambiar muchas cosas para que disfrutemos de los chiringuitos de nuevo. El año que viene. Con reservas. 

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