jueves, 12 de enero de 2023

Sholojov, Kostin, Popov y los demás


Quise un día hablar con mis amigos de un asunto. Llevaba un tiempo enamorado de una chica que vivía en otra ciudad. Nos carteábamos, alguna vez me trasladaba donde vivía y salíamos a comer. La había conocido en una reunión a la que fuimos Sholojov, Kostin, Popov y los demás. Discutíamos sobre algún tema relacionado con la literatura, creo que criticábamos a Chéjov y abogábamos por una literatura realmente comprometida con los problemas de la gente. Ella se puso a favor de Chéjov. Me gustó, aunque fue ella la que se dirigió a mí. Yo hice aquella vez un discurso doctrinario sobre cómo la lectura podía instruir al pueblo sobre sus condiciones de vida y que adquirieran conciencia de clase. Sholojov, Kostin, Popov y los demás no eran tan así. Yo era el que más. Ella vino directamente a hablar conmigo para decirme que parecía verme dentro de una caja y que no podía imaginarme hablando de la misma manera dentro de diez años, si no es que me había vuelto un idiota. Sholojov, Kostin, Popov y los demás se echaron a reír, yo me puse colorado, seguimos hablando y quedamos en cartearnos. Se llamaba Luba, no lo he dicho. Tenía el pelo rizado, era morena, toda ella transmitía vida, desbordaba energía, tenía una risa salvaje. Quise un día hablar con mis amigos de ella, de lo que sentía. Sholojov, Kostin, Popov y los demás estaban en un salón donde iba a producirse un encuentro con trabajadores de una fábrica. Cuando acabó nos sentamos en torno a una mesa. Creo que estoy enamorado de Luba. Sholojov, Kostin, Popov y los demás hicieron algún comentario sobre el amor a distancia, alguno de ellos me felicitó, otro le recriminó porqué felicitarme por estar enamorado si eso es un proceso humano normal y corriente, comenzaron otra discusión. Quise intervenir, pero me sentí como dentro de una caja, encerrado, sin encontrar dentro de ella nada que me sirviese para decir algo. Entonces lo entendí.

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