lunes, 9 de octubre de 2017

España, perdiste

Antes de que España fuera la máquina de ganar a nosequé y que apareciera la famosa portada del 'soy español ¿a qué quieres que te gane?', unos argentinos sacaron un libro sobre la sempiterna mala suerte española con el fútbol y titularon el libro España, perdiste.
Yo creo que España ya ha perdido. Ayer se hizo visible una parte más de la sociedad catalana. No hay dos partes en conflicto, españolistas e independentistas. Hay muchas más. A veces alguna de estas partes incluye a otras, muchas de las veces uno se puede sentir igualmente incómodo con todas ellas. La mani de ayer a mí me parece un fracaso. Primero porque todo se basa en el deseo de imitar las muy exitosas manifestaciones del 11-s que organiza el independentismo. De demostrar que también se saca gente a la calle para que no parezca que no... es igual. Eso ya está perdido. Me parece que cualquier manifestación que pida que la cosa se quede como está o que involucione, está perdida. Esa reivindicación no va a ser.
España ha perdido Catalunya. Al menos, esa idea de España en la que se echa la culpa a los indepes de 'haber querido dividirnos', que parece querer acabar con la coletilla 'con lo bien que estábamos'. Creo que, sea cual sea el resultado de lo que ocurra en los próximos días, esa idea de España, como la de antes de, está perdida. Creo que Catalunya tampoco va a ser igual.
Los que no hemos sentido simpatía nunca por el españolismo, por la idea de ser un buen español, por los tópicos, por una España cuyo nacionalismo consiste en reivindicar algo que va contra la mitad del propio país, ver la mani de ayer no nos hace ninguna ilusión. De la misma manera que yo no le veo la gracia a manifestarme con nacionalistas de derecha de un lado, no se lo veo a hacer el mismo número de la mano de PP y Ciudadanos, por hablar de lo más suave.
Y entiendo que también es un problema de quienes queremos otra cosa, para Catalunya y para el resto del Estado, que no conseguimos ubicarnos. Ayer, seguro, había gente nuestra en esa manifestación. Mucha gente que no es esa España facha que sale en las fotos de quienes hacen una parada de los monstruos de cualquier cosa que tenga una rojigualda. Igualmente, siempre hay mucha gente nuestra también en las Diadas. Y el drama es que parece que estamos en medio, cuando no lo estamos.
España, esa nación nacida del consenso y del que todo está ya bien así, ha muerto. Ha perdido. Porque esto ya no va a quedar igual. Por mucha manifestación en la que mucha gente de aquí intente sacar su voz adelante porque considera que nadie le escucha y saque la bandera nacional a pasear. Por mucha gente que venga de fuera que venga a mostrar un amor por Catalunya que tiene muy poco que ver con lo que aquí se está viviendo. Por mucho que todo esto parezca equiparable a lo otro. Por mucho que me digan que 'y tú más', por mucho que esto el martes o el miércoles derive en una cosa o en otra, esto ya no será lo mismo.
España, todo el país, ha perdido. Ayer caminaba por Sant Adrià, y veía a la gente con sus banderas. Por Santa Coloma, al volver. Algunos conocidos. El sábado fue lo de las camisetas blancas, parecía que éramos gilipollas por querer dar otro mensaje. Gente escrutándonos como si fuéramos monos en el zoo. Gente que vino a una mani a creerse que había convocado la mani. Gente que encuentra su espacio. O que lo quiere encontrar. Pero es más sencillo acudir a la bandera. Y ahí, pierdes.
Porque el mensaje de la bandera del otro lado es más sugerente, más fresco, mejor. Es así. La otra bandera, la de la estelada, es mejor. Por más que nos emperremos en negarlo, por más que no quieras comparar, fríamente, lo de ayer, esa España, es una derrota.
Esa España que no es capaz de ver que antes que ir a una mani con corruptos y xenófobos, se podría articular otra cosa, una cosa que hiciera saltar por los aires esa eterna manera de hacer las cosas entre el bien y el mal. Una España que, como dice Monedero, no dudaría en volver a fusilar a Lorca.
Y delante una parte de la sociedad catalana que ya ha perdido su vínculo con España, con esa España y con cualquier otra propuesta de España. Eso también lo ha perdido España.
Y aquí una parte más de la sociedad catalana que sigue intentando explicar algo que parece que todo el mundo comparte en principio, pero no al final. Una parte, una de las muchas partes de la sociedad catalana que no quiere salir más detrás de ninguna bandera. Que incluso yendo todos de blanco no se siente cómoda. Que quiere ir por libre.
España, perdiste. Catalunya, a veces se gana, a veces se pierde. Empieza una semana interesante. Ya veremos.

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