miércoles, 24 de enero de 2018

Una tarde para la ira - Raúl Arévalo

Hay películas de las que esperas mucho y que te acaban dejando no sé. No sé. Yo tenía, desde que se estrenó, muchas ganas de ver Una tarde para la ira. Una peli que entra dentro de este género (pensaba yo) de pelis así como thrillers que se intentan hacer por aquí últimamente. He de decir que este prejuicio que tengo yo con las pelis y las series españolas, que me parecen peores que las de fuera, que siempre me parecen forzadas, poco naturales, peor hechas, va desvaneciéndose poco a poco, todo sea dicho. Esta película es la primera dirigida por Raúl Arévalo, un actor muy visto en muchas películas y que yo descubrí en Azul oscuro Casi negro.
No sé qué esperaba yo de esta película. Quizás confundía argumentos con otras películas. Quizás me equivoqué. No diré que la película sea mala, ni mucho menos, pero yo esperaba otra cosa.
La película tiene giros de guión, te da la vuelta, te sorprende, pero hay algo que me dejó al final un poco frío. Todo empieza en un bar. No. Todo empieza con un atraco. Un tipo espera en el coche a que salgan sus compañeros. Al final lo acaban pillando después de una breve persecución. Al talego. Sigue en un bar, años después. Un tipo callado y seriote, Antonio de la Torre, es cliente habitual y colega al parecer del dueño. Parece, no parece, se nota a la legua, que le mola la cuñada del dueño. Justamente es la mujer del tipo que está en la cárcel. Él, con todo lo serio y lo así que parece, pues le va tirando la caña como puede. Que si haciéndose el simpático, que si mostrándose como el tipo bueno que se preocupa, que si preguntándole cómo está, que vaya jabata que está hecha, que puede con todo. Ella, es capaz de ponerle caras de pasar de él como de la mierda y después llevárselo en plan te voy a comer vivo. Y ya está consumada la infidelidad, ya está el marido en la calle, ya vuelve a casa.
Todo ese ambiente del bar, las partidas de mus, los colegas, la gente de barrio, los amigos, la familia, la cuñada, los diálogos, las situaciones muy reales. Eso está muy bien visto y, por una vez, parece todo real, sin voluntad de parecer más de lo que es. Sin voluntad de forzar la máquina en la ambientación del 'barrio'.
No voy a contar mucho más del argumento. Diré que sí, que todos lo hacen muy bien, que el marido lo hace fantástico, que ella te atrapa y que Antonio de la Torre está bien haciendo de... y los secundarios son muy buenos. El sevillita que está en el gimnasio, el chico de la barra, el amiguete de Antonio de la Torre, pues también lo hace muy bien. Oye, muy real, muy así como que te lo crees.
Y sin embargo, hay algo en el argumento, sobre todo en el final, que es un poco como que me deja flojuno.
No es que uno esperase que en la película ocurriesen cosas maravillosas, pero la propuesta se me queda corta. No es que uno esperase cantidades ingentes de tiros, muertes, sangre, una barbaridad de mil demonios, una tarde para la ira. Simplemente que me pareció bastante frío, finalmente, todo el desarrollo. Cosas que tienen que pasar y pasan y debían pasar. Y un Antonio de la Torre que sí que lo hace muy bien, pero que es demasiado... Charles Bronson. Vale, tipo duro, tipo que tiene clara su movida, que la va a llevar a cabo sí o sí, pero... no sé.
¿Estoy poniendo fatal la película? Yo creo que no. Simplemente que no me dio lo que yo esperaba. Otras películas que esperas con menos interés, te acaban enamorando y les acabas viendo algo bueno, pero quizás aquí las expectativas eran demasiado altas.
En casa tengo la otra también, la de Que Dios nos Perdone. También con Antonio de la Torre. Veremos a ver.

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