sábado, 22 de septiembre de 2018

Santa Coloma de Gramenet

Sabemos lo que hemos venido a hacer. Hemos venido a cambiarlo todo. Somos los encargados de inaugurar una nueva era de conocimiento. Hemos recibido el alumbramiento por parte de seres llegados de otros mundos que nos han indicado cuáles son los principios básicos, las coordenadas maestras, cómo se debería haber hecho y cómo tiene que ser. Lo tenemos todo claro. Enciende los motores. Móntate conmigo. Aquí. A mi lado. Junto a nosotros, estos son mis amigos y mis amigas. Vamos a partir. Tenemos pegatinas. Tenemos bolsas de tela. Tenemos la marca registrada. Tenemos la marca blanca. Tenemos las siglas históricas. Tenemos kilos de folletos desperdiciados de otras cosas. Míralos. Son antiguos. No te los lleves. No te los puedes llevar. Los vamos a necesitar para otra cosa. Algún día. Acompáñame a este cuarto. Quédate aquí encerrado. Mira esa foto. Inspírate. Estoy esperando a escribir el libro definitivo cuando me vaya de aquí. Lo haré como lo hicieron otros. Al final, después de recorrer todo el sendero luminoso, lo que me encuentro es una figura que es la misma figura. Tengo el billete del autobús caducado. Compro uno nuevo. En la acera una muchacha de unos quince años fuma como si hubiera fumado desde los quince años. Espera a que su chico acabe de hacer algo con el móvil. En un vídeo de la tele, una chica que canta se revuelca entre teléfonos móviles. Tengo un plan. Voy a redactar un documento. Quedemos un día. Una ciudad que parece fuera del tiempo. Una ciudad encantada de ser esa ciudad de la que habla la gente. Estamos esperando que no se mueva nada. Que todo siga exactamente igual. Habla conmigo. Mírame. No te desvíes. No te vayas por favor. Una ciudad encantada de ser esa ciudad en la que todo el mundo habla y todo el mundo hace muchas cosas que contribuyen exactamente a que todo siga como tiene que ser. Una ciudad con muchos carteles desperdiciados. Horas de pancartas y manifestaciones en torno a una ciudad imaginaria que congregan a los amigos y conocidos. Un paseo, una plaza, una ciudad, edificios de varios pisos, un barrio que quisiera ser otro barrio. Antes, todo esto eran calles sin asfaltar y rieras pero podíamos ver Barcelona. Antes, todo esto eran tontos. Ahora somos todos parte del mobiliario. Antes todos éramos más listos y no sé porqué ha podido pasar. La culpa es tuya. La culpa es tuya y de ese y de ese. Y lo sabemos todos. Y tengo las siglas históricas. Y una foto con la alcaldesa. Y otra foto con alguien que ahora lo está petando en las redes. Lo conozco. La he saludado un par de veces. Somos muy conocidos de algo. Iba a mi insti. Me meo. No es verdad. Es verdad. En un tranco un grupo de chicos que vinieron de otro país miran pasar el tiempo mientras el tiempo pasa de todo. En una terraza un chico con auriculares pegados a sus orejas no deja de escupir en el suelo. De un portal salen un grupo de críos, uno de ellos lleva un patinete. Casi me atropella. Tenemos las siglas históricas. Nunca he estado tan lejos del centro.

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