martes, 4 de septiembre de 2018

La #FestaColoma2018 y el colomense muy colomense mucho colomense

Exactamente esto es lo que han sido las fiestas. Un concierto de Muchachito. Esperar el concierto de Muchachito. Poco más. Seamos sinceros. El buen colomense, que seguro que es, ha sido, hubiera querido ser, pudiera ser, debiera ser, aceptaría ser, consideraría ser, será, o una vez cantó con Muchachito en un bar una canción de Pata Negra, tete, simplemente ha dejado pasar el tiempo de una forma digna hasta que llegó el lunes por la noche y apareció Muchachito en escena. El resto de la fiesta, de la conocida como #FestaColoma2018, ha sido para un servidor una concatenación de experiencias que me han formado como persona y como profesional en diversos ámbitos para los que desconocía mi aptitud. Ni mi actitud. O lo que se diga.
¿Qué me han parecido las fiestas? Polvo en el camino. Acabar, esperar acabar, polvo cancerígeno en el recinto de la Fira d'Entitats, ese cemento machacado que dicen que es tan malo, todos los días. El mismo del año pasado. Ese. Ese Can Zam hipotecado a la nada y convertido en nada que es el espacio donde nos depositan a las entidades y a los malvados partidos políticos que quieren politizar las fiestas. Malvados. Malos.
Unas fiestas que han tenido diversos focos que, imagino, han debido estar bien. Efectivamente, voy a hablar de oídas y voy a comentar sobre cosas que me imagino. Nos encontramos a menos de un año de las elecciones municipales y de todos es sabido que en estas circunstancias los malvados y los menos malvados, ponen la carne en el asador para que se acuerden de ellos de cara al fatal día de la votación. Fatal para algunos, claro. Benéfico para otros, por supuesto.
La Festa Major d'Estiu de Santa Coloma es, en principio, ese momento en el que los colomenses, de manera inopinada, salen a la calle aún en mayor número de lo que acostumbran y se ven, se sonríen y se saludan. Como diría Manuel Arenas, saludar es de pobres, pero cuando no tienes mayores distracciones en la vida, saludar, sentirte saludado, o correr a saludar, es como el que se conforma con Neox por no tener Netflix. Y acabas hablando de Big Bang Theory como el que... eso. Pobres.
Colomenses en las calles. En las pocas horas que he podido pisar el mundanal ruido, he visto colomenses con más abertzalismo colomense si cabe que en otras ocasiones. No se trata de pedir cosas en Euskera, que también hay quien lo practica, se trata de un sentimiento de pertenencia colomense que dudo (y no es la primera vez que esta reflexión se lleva a cabo por aquí) que se produzca en otros lugares. Una twittera se ha encargado de recopilar fotos de camisetas con el motivo 'Santa Coloma' impreso, en cualquiera de sus acepciones. Hay unas cuantas. Peñas de gente con su camiseta, con Santa Coloma por delante, Santa Coloma en la boca. Cualquiera que quiera hacer algo en esta ciudad, que se quite de la cabeza eso de querer identificarnos con Barcelona o parecernos a, lo colomense es único y puede ser bueno o puede ser (quizás a veces es), nuestra perdición. Camisetas, motivos, cosas.
Hablo de oídas y de cosas que no he visto. De cuatro minutos mal contados. No me hagan caso.
Cuatro días en la caseta de En Comú Podem. Poniendo (mal) cañas. Quemando carne en una barbacoa. Haciendo de cajero con una caja registradora y siendo timado al cuarto de hora de sentarme. El timador me vio tan débil que vino a repetir su hazaña por segunda vez y creo que no coló por que hice ademán de coger el billete de 50 que la vez anterior no me había dado. Podría haber estado toda la noche quitándonos pasta. Y yo allí. Qué pardo. Poner paella en un plato. Esto medio bien. Subiéndome a una escalera a quitar una bandera republicana cuando nos íbamos, cortar una brida, en definitiva, subiéndome a una escalera. Haciendo de técnico de sonido cuando no tengo ni idea de cómo 'subir los agudos o quitar el reverb'. Pero, eso sí, disfrutando como un cochino del trabajo con los compañeros y las compañeras y aprendiendo de la disposición de ánimo de personas tan distintas como la Loli o el Dani. Y de todos y cada uno de los que han pasado un rato por allí a hacer un mojito, poner un café, remenar pinchos en la plancha... cualquier cosa. Una caseta, una caseta de un partido, sirve para hacer grupo, piña, trabajo, conocer lo que uno sabe hacer y lo que no. Y no pasa nada. Y para que la gente, tus amigos, tu tropa, la tropa de otros, te vea, te conozca y se pierdan las vergüenzas. Y como siempre, agradecer a Xavi Villena y su gente, a ElTornado Dj, a Puteados del Sistema, a Chus, al Wallace, a mi hermano y al Christian, la aportación a la causa. Y me dejo para el final a una persona que ya llevo conociendo pero que creo que, hoy, se merece unas líneas. La Carmen.
Una mujer a la que llevo viendo y con la que llevo haciendo cosas desde hace mucho tiempo, es cierto, pero que, hasta hoy (o ayer) no he reparado en que la voluntad, las ganas y la disposición de ánimo de la Carmen, son contagiosas. La ves, pum, pum, y tú acabas igual. Y no sabes cómo lo hace y la ves cargando neveras, con los guantes poniendo tarimas. Y sabes que tú nunca la podrás empatar. Y esa gente, de ese tipo de gente, ya no queda. Aunque la contrates. Aunque la pagues. No queda.
No he pasado por el resto de casetas. Como siempre la del rugby petándolo por las noches siendo el refugio del joven con ganas de juerga 'no alternativa', la de Ciudadanos al lado intentando arreplegar algo pero la verdad, sin mucha tropa (nos dejaron vasos), la del Singuerlin con gente más o menos fiel, los aguerridos de Can Calvet dándolo todo y deslomándose durante cuatro días, los de las hermandades rocieras con sus banderas de España para demostrar que es España lo que allí se representa o algo así que yo no entiendo y que yo que sé, y la caseta del PSC a la que no me asomé. A la de Esquerra no fui este año a pedir nada, como otras veces, pero otros compañeros si que fueron. A la del PCPC fui para pedir vasos y me tomé la birra de rigor. Había otra caseta, la de los vecinos del Fondo. Estaba abierta siempre. Tenían una bandera en la entrada. No sé.
Y las visitas de la gente, y la cervecita, y cómo os va, y has visto al conseller ese que dicen que es de Santa Coloma con la... y el..., joder, qué papelón, pero si es un Convergent... ya te digo. Pues vaya.
Las fiestas de Santa Coloma. 
Punto Lila. Con sus voluntarias del punto lila que dan la cara contra las violencias machistas cuando debería haber sido cosa del Ajuntament poner los medios y los protocolos y las cosas y no ir a remolque para sacarte luego la consabida foto de 'aquí nuestra alcaldesa'. Qué pena. Siempre igual y siempre lo mismo. Y qué pena.
Y lo del lacito amarillo en la portada del Ajuntament. Así empiezan las revoluciones. Desde el balcón de casa, liándola. Gloria eterna a los héroes de la patria. Siempre. Hasta el bar Victoria.
Y las Alternativas. Si el año pasado fui una vez, o dos, e incluso tres. Este año no me ha dado la vida para ir mucho. Una noche, un rato, muy tarde. ¿Alguien ha ido? ¿Bien? Cada día las veía a lo lejos y no sabía si iban bien o no. Supongo que lo del Rugby les habrá quitado algo de gente... común y no tan alternativa. No sé. ¿Cómo ha ido?
No he ido tampoco a los conciertos de la plaza del Reloj, no he ido a ver al Lozano, no he ido a ver al Villena y al Hugo a la plaza de la Vila, no he ido al Envelat, no he ido a las migas, no he ido casi al corretapa, he ido a ver una chispa lo de los Coloristas, no he ido. No he ido.
Pero eso también es bonito. Las crónicas detalladas de las cosas que pasaron y que fueron y que podrían haber sido. Y aquí me tienen no contando nada, porque nada vi.
Un rato de Muchachito. No me gusta Macaco por lo que poco interés puse en llegar o no llegar. Muchachito. No soy capaz de escuchar canciones grabadas, pero en directo reconozco que tiene mucho que ver. Llegar a la plaza a las dos de la mañana, cansado, con polvo del camino, de ese que hemos dicho que es dañino pero que nos da igual, y encontrar de repente un chorro de energía así, pues qué quieren. Compensa. Colegas, vasos de plástico en el suelo, el suelo temblando y la eterna pregunta: ¿hasta cuándo los conciertos en la plaza? Y Muchachito que mira al fondo mientras canta y parece que me mira a mí. Y me mira. Y es verdad. Me está mirando. Porque me conoce. Porque soy su colega. De una vez que...
Y el Sintonizza. ¿Cuándo volveré de nuevo al Sintonizza? Quién sabe. Cervezas en la zona Vip, no llevo pulsera, pero llego tan tarde que... y cómo han estado, pues dicen que el Ron Gallo muy bien, las crías punks bien y bueno... que bien. Pero como no fui. Que me den.
Y eso. Que Santa Coloma se ha tirado a las calles a festejar, a estar, a sudar, a beber, a mojarse, a gritar, a ser de Santa Coloma. A ser muy de Santa Coloma en cada cosa que hacemos, que decimos, qué cantamos, que recordamos. Que no podemos ser de otra manera. Parménides colomense.
Y durante todas las fiestas echando de menos a dos personas que no han podido estar dando el callo como siempre y que lo estarán muy pronto. Preferiblemente en un espacio sin ese polvo de mierda. Cuando no tienes que estar poniendo bocadillos, todo parece más fácil.
Y el año que viene será mejor. Y el año que viene será distinto.
Y habrá más camisetas de Santa Coloma. Y lo tenemos que ver todos y todas. Y espero que sea con otras caras y con otra gente. Y con otra manera de hacer las cosas. Y con la misma gente o más en la calle. Porque eso, espero, que no cambie nunca.

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