martes, 9 de octubre de 2018

Estat Decepció - Carla Torres

Todos hemos ido a la Uni, todos lo hemos visto y lo hemos vivido, todos hemos participado en asambleas, hemos protestado, hemos visto que desde allí se podía cambiar el mundo. O no. No voy a hablar de mis tiempos universitarios. Me niego. Aquí no. Todos hemos ido a la Uni y lo hemos visto y lo hemos vivido y nos hemos puesto luego a trabajar. Y hemos visto líderes futuros, y hemos visto a los portavoces del mañana, a los machacas eternos y a los contemporáneos nadie. Y hemos jugado a las cartas con ellos, hemos hecho trabajos con ellos, hemos discutido con ellos, alguno incluso...
Estat Decepció es una obra en la que participa una compatriota colomense, Eu Manzanares. Estat Decepció es una obra que se representa en la sala Flyhard de Barcelona. Una obra de teatro en Barcelona. Siendo uno de Santa Coloma y con lo que cuesta salir del poblado, hay que apreciar el esfuerzo. Tanto de salir de Santa Coloma para ver teatro como para hacerlo.
Una obra que en principio uno va a ver pensando que, mucho o poco, va a tropezarse con un panfleto. Y no. Nada de eso. Lo que se encuentra es una obra divertida, con muchos guiños, con un ritmo trepidante, donde hay panfleto, pero donde hay también una mirada desde la asunción de los tópicos que el espectador tiene y que le hacen tragarse el anzuelo porque los buenos son buenos y los malos son malos. Y eso es así.
Dos chicas, dos estudiantes, una es la líder de una movilización estudiantil, de buena familia, rubia, con pico de oro, todos somos iguales pero alguien tiene que dirigir, yo no soy de clase obrera pero vengo del mundo del explotador y conozco lo que les hace daño. A su lado su compañera, que no es de casa buena, que anima a la líder, que la apoya. La movilización va hacia arriba, se hincha el espíritu, vamos a por ellos, no pueden contra nosotros, somos más, etc. Los polis van entrenando, se va a liar la de dios es cristo, como siempre se lía cuando interese que se lía. Se lía. Detienen a las dos. Un poli está herido. Alguien le ha tirado algo.
Y se inicia el lío. Y los tópicos comienzan a funcionar. La chica de buena casa es hija de una jueza y...
Y lo que sigue es una obra en la que la denuncia, el sistema, los privilegios, la estudiante rica y la estudiante pobre, el abogado voluntarioso, la intriga de si fue o no fue, los abogados, el alcalde gilipollas como en la canción de Toreros Muertos (una mezcla de Joan Clos y de Artur Mas, tremendo), el fiscal digno de aparecer en el juicio de The Wall, y un elenco actoral que sabe explotar sus virtudes. Voces, tics, y sobre todo, humor.
Porque es una obra típica de denuncia, de drama, de cárcel, de la injusticia, pero la verdad, ya no cuela tanto golpe en el pecho y ya lo hemos visto todo, todo, o casi todo, sobre lo que es capaz de hacer el sistema con nosotros. Así que si podemos añadir algo de esperpento y algo de humor, a la hora de contar y de retratar pesonajes, mejor.
No es nada nuevo, pero lo parece. Con recursos que te hacen salirte del texto, con guiños a los propios actores, al público, a la trama, a los juegos de palabras, etc.
Y muy bien. Con un andamio en el centro de la sala, una sala pequeña, como espacio para todo, fundamental, y con un esfuerzo de los actores que tiene su fruto. Va, en definitiva, que la obra más allá de la denuncia, y de las denuncias, está muy bien, es divertida, es dura, merece la pena.
Lo de merece la pena es porque está en Sants.
En Sants!
Y eso. Que muy bien.

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