viernes, 30 de octubre de 2015

Funesta crónica de un concierto de Los Planetas en l'Auditori Barcelona

Hace de esto ocho años y por eso creo que ya lo he contado muchas veces. Cuando Los Planetas sacaron La leyenda del Espacio, en el grupo de colegas tuvimos una seria discusión sobre el disco. Sabíamos que era lo mejor que habían hecho Los Planetas, pero no nos poníamos de acuerdo en el porqué. Dependía de nuestra situación. Los que estábamos totalmente felices y enamorados, pensábamos que el disco era sufrimiento primero y redención después. Los que no, sólo veían negrura, revolcarse en el fango y el anhelo de lo que podría ser y no es.
Concierto de Los Planetas en el Auditori de Barcelona. No iba a ir y finalmente fui. Un concierto de Los Planetas en un recinto con butacas, en un anfiteatro, sin haberme bebido ni una triste cerveza antes y con unas ganas enormes de estar en otra parte. En ninguna otra parte. Por empezar por el final, somos ya gente mayor. Los asistentes somos gente de orden, gente con una edad, no quisiera empezar a calibrar las perspectivas y situaciones laborales de cada uno, pero yo creo que el 80% de la gente son gente bien. Lo que pasa es que si miro a mi alrededor, no veo a esa gente, pero la percepción mirando así a lo lejos, es esa. Y me equivoco seguro, supongo que es porque me parece que todo el mundo es mejor que yo. Sus vidas son mejores, todo les va bien. Van a ver a Los Planetas. A mí Los Planetas van a darme una paliza.
Yo quiero doblarme como una hoja de papel. Quiero doblarme, doblarme en muchos pliegues, hasta quedarme como una pequeña bola, como un taco de papel, como algo que te puedas meter en el bolsillo, olvidarlo en una bolsa, quedarse en un rincón. Quiero doblarme, plegarme, hacerme muy pequeño y ya no estar. Todo el concierto pensando en eso. El concierto empieza con cantos árabes, no sé si llamando a la oración. No es el canto del muecín de Carlos Cano, son otros cantos, pero me encantan y hago la broma de que el concierto podría acabar ahí. Porque sé que el machaque emocional va a ser muy bestia. ¿Quién va a un concierto a pasárselo bien? ¿Quién puede pasárselo bien en ninguna parte?
Salen y tocan la de los profetas, una canción que debería ser de despedida pero que tocan para abrir. Me gusta mucho, aunque la letra sea complicada y bíblica. Me encanta. Me quiero meter dentro de alguna parte, me quiero meter en algún sitio, doblarme. Es una canción muy larga, que si estás por la labor, te mete dentro de un agujero del que no quieres salir. Pero pese a que yo estoy muy por la labor, no estoy. Se me va la cabeza. Empieza un carrusel de canciones ‘lentas’, algunas de La leyenda del espacio, la de Ya no me asomo a la reja. La de Señora de las alturas, me gusta, pero menos. La cosa va avanzando y noto que cuando tocan así, flojo, lento, se oye muy bien, pero cuando aceleran y crecen se nota un poco de barullo. Como no he bebido nada y quiero centrarme en algo, intento fijarme en las letras, para encontrar más palabras que me hagan daño. Las encuentro.
Van pasando las canciones y llegamos a Corrientes circulares en el tiempo. La estructura del concierto ya es clásica. Al principio las canciones de los últimos discos, lentas, espesas, en el tramo final, los éxitos de siempre. Corrientes circulares en el tiempo. Quiero tenerte a mi lado todo el tiempo. Entender las letras, no es fácil. Pero entiendes lo principal. Quiero tenerte a mi lado todo el tiempo. Las letras de los Planetas. Sabiendo que muchas de las letras en realidad se las dedica J al Floren, por motivos que… quizás en ocasiones se pierde la magia, pero es muy difícil que no se te lleven por delante. Cuando pasa esta canción ya todo está perdido. Si sabías que no te lo ibas a pasar bien, quedas en evidencia. Quieres hablar y quieres comentar cosas, pero no te sale. Quiero doblarme como una hoja de papel, doblarme en muchos pliegues. Quiero no estar allí. No quiero recibir más. Pero es el mejor lugar para estar. Cantan la de Santos que yo te pinte. Pues lo mismo. Me meto para dentro. De esta me sé más letra y la canto. La canto para mí. Si me diste la espalda, la cantan también. No es de las preferidas, pero ayer me hizo mucho daño. Se empiezan a animar y sacan la artillería. Devuélveme la pasta que me debes, Nunca me entero de nada… esta le gusta mucho al Abel, también echo de menos a la Pepa. No han venido. Es un concierto raro. La gente está sentada pero tiene ganas ya de ponerse de pie. Cantan la de Un buen día. Aquí ya la gente no aguanta más y se levanta. Es una canción que me gusta y que tarareo, aunque haya versos que la gente canta con entusiasmo feroz que a mí me dicen poco, otros versos sí que me vuelven a meter muy para abajo. Me he puesto triste justo antes de irme. Eso. El día va pasando. No he vuelto a acordarme de ti hasta pasado un buen rato. Eso. Doblado como un papel, escondido, en un rincón. Mejor no estar ya en ninguna parte.
Seguro que me estoy dejando alguna canción que a la gente le dice muchas cosas. Al final tocan la de Alegrías del incendio y me siento morir. Yo recuerdo cuando esta canción era eso, pura alegría, celebración de lo fantástico que es estar con alguien que quiere estar contigo. Escuchar esta canción cuando estás jodido, es eso, una puta mierda. Mira que eres bonita, qué guapa eres… cómo cantas eso. Cómo cantas eso si quieres estar doblado. Me estiro. Me doy cuenta de que cuando me levanto para cantar como todos, me estiro. Quiero hacer como que bailo y eso, pero lo que hago es estirarme. Levantar los brazos. Quiero estar doblado y me estoy estirando. Se van, pero vienen los bises. Se van y vuelve a sonar el canto de los muecines llamando a orar. Es genial, de verdad. Los bises comienzan con Segundo premio. Tenía que pasar. Una mierda todo. Esta canción es para mí la canción con la que empiezo a ser muy de Los Planetas. Como dice Y. durante el concierto, esto de estar sentado tampoco está tan mal, porque esta canción la habremos escuchado sentados en un sofá a oscuras unas mil veces. Es una canción terrible, y aunque hay fallos de sonido y suena a veces muy embarullad, me chifla. Pesadilla en el parque de atracciones. Siempre está bien, pero no me dice lo mismo que cuando la tocaban las primeras veces.
En cambio, De viaje cada vez me toca más. Si ya me gustaba, es una barbaridad. Sigue sonando algo enfollonada, pero como ya la tienes en la cabeza da igual si el J la canta como el culo. Suena bien porque te tiene que sonar bien. Qué podría ser mejor que estar siempre juntos tú y yo. Da igual cómo lo hagan, si tocan esto, siempre suena bien.
Saco fotos, envío fotos, no quiero mirar el móvil. Acaba el concierto con una canción un poco bajonera. Nos vamos. Insisto en ir a tomar una birra, por lo menos para irme con gusto a cerveza a la cama. Comentamos algo del concierto. Hacemos cuatro bromas. Me meto en la cama y me doblo.

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