lunes, 5 de octubre de 2015

Vida de Eugeni Cupensu

Interesante iniciativa la de la Editorial K-TetLao reuniendo el trabajo como narrador del sabio Josep Joan Clor. Recogemos aquí su trabajo sobre la vida de Eugeni Cupensu. Al menos un estracto.
'Llevo haciendo más o menos lo mismo desde hace ya... no recuerdo los años. Me levanto tarde. Intento levantarme temprano, pero entre unas cosas y otras, voy dando vueltas y finalmente me levanto. Tengo muchas cosas que hacer, pero cuando he terminado de vestirme, Josepeta siempre me dice que ya está todo hecho, que no me preocupe, que ya está arreglado. Ha llegado un punto en el que he olvidado qué es eso que tengo que hacer. Yo sé que me llamo Eugeni Cupensu y que mi padre se llamaba Teófanes Cupensu, que teníamos un negocio con el cual mi padre hizo dinero, mucho dinero. Yo sé que en un principio yo me dediqué a los negocios también. No sé qué pasó. Estoy casado con Josepeta, que se ocupa de muchas cosas. Creo que se ocupa de todo. Desayuno y casi almuerzo tarde, no sé a qué hora lo hago ni lo dejo de hacer, pero paso horas desayunando o almorzando. Creo que como también. Durante ese rato, Josepeta me va diciendo las cosas que han ido pasando, yo asiento. Josepeta me habla de cómo van los negocios, de lo que piensa la gente de la casa sobre cómo van los negocios, de los rumores que se escuchan en la casa sobre lo que hace el servicio y sobre los cambios que se producen en las familias de nuestro entorno. Josepeta es de una familia, muy buena familia. Pero creo que he olvidado el nombre de sus padres y no sé qué apellido tiene. Josepeta ha sido siempre Josepeta. Creo que no es una Prumol, por que yo estuve un tiempo enamoriscado de una Prumol y no era Josepeta. No sé. Me encanta estar sentado, comiendo tostadas o pastas y sorbiendo un té, con los ojos medio cerrados. Todo va bien. Creo que todo va bien y puede ir mejor. No percibo ninguna amenaza, me dejo ir. Josepeta lo sabe todo. Dice Josepeta que las cosas están yendo muy bien y que van a ir mejor. Que no se percibe ninguna amenaza. Que todo aquello que se oía cuando decían que a lo mejor la gente se organizaba y empezaba a pensar que quizás fuera posible hacer las cosas de otra manera, ya no se oye. O se oye menos. O lo dice menos gente. Josepeta dice que la gente ahora habla de cosas que no son malas. Que lo peor ha pasado. Que no me tengo que preocupar de nada. No estoy preocupado. Josepeta, que oye al servicio, dice que discuten entre ellos sobre cosas que han oído que dicen que les pasarán si... no me interesa. Sé que va todo bien y que no me tengo que preocupar de nada. Antes, por las tardes, iba al Casino a jugar, pero ya no. Me entero de todo aquí. Y ya me está bien todo. Ahora, por las tardes, me quedo dormido aquí mismo. Y cuando llega la noche, escucho a Josepeta, que viene de hacer recados por las casas de la gente de nuestro entorno. Josepeta anoche, por ejemplo, me contó que en casa de los Pruclar el novio de una de las cocineras, que es muy de esos que lo quieren tocar todo y que habla mucho, fue a pedirles trabajo y que se rieron mucho porque era de esos que hablaban tanto y que criticaba tanto que los demás no fueran tan valientes como pensaba que era él. Yo no entiendo lo que dice Josepeta, me da igual. Pero me entretiene y me voy durmiendo poco a poco con su voz. Cuando me voy a la cama, cojo el sueño enseguida. Josepeta me da un beso de buenas noches y me quedo muy dormido. Tan calentito.'

2 comentarios:

  1. Mire qué bien, ahora que llega ya el invierno. Habrá que ver dónde se puede conseguir un Josepeta.

    Feliz tarde

    Bisous

    ResponderEliminar
  2. Josepeta como el colacao caliente, no?

    ResponderEliminar