martes, 10 de septiembre de 2019

Cuento indio

Cuentan que fue entonces cuando Rani se acercó a aquel misterioso hombre que tocaba aquel instrumento endemoniado y cayó rendida a sus pies. Suplicó que, por favor, dejara de tañer aquel malvado instrumento y que, por el contrario, recuperase los viejos cantos de su tierra, que se alzase sobre la corrupción y la medianía que transmitían aquellos sonidos malévolos y que se acordase de su madre, de su dulce madre, que seguro que estaba sufriendo porque él, perdido y loco, había olvidado las viejas enseñanzas y se había entregado a la corrupción y la medianía, etc.
Aquel hombre levantó su cara del instrumento que estaba tocando y miró a la muchacha para contarle lo siguiente:
- Joven, me llamo Rock y como bien dices vengo de lejos y tengo una madre que sufre, pero no lo hace por mí, sino por todos aquellos que todavía no han escuchado la palabra del Rock, que no han conocido a Elvis y que no se han dejado seducir por sus Satánicas Majestades. Joven, hoy el Rock es lo que mueve a millones de personas y son millones, esos millones, los que han descubierto que mediante estos sonidos, se puede alcanzar una sabiduría homogénea, no particular, colectiva, que nos iguala y nos enseña que la rebeldía es buena, que la rebeldía es cómoda y que tú y yo, joven, podemos construir un mundo mejor si nos sentamos alrededor de un aparato reproductor de música y nos dejamos llevar. Joven, vengo de un lugar que tú conoces, mi padre y mi madre son dueños de un vasto imperio y aunque tú no lo sepas, yo sé que te llamas Rani y que eres la esperanza de tu pueblo. Pero la esperanza de tu pueblo no puede estar atada a viejos ritmos y a cantos que nos condenan al atraso y a la continua explotación del pueblo. Yo, aunque me veas como un pobre harapiento, soy rico también. Y he abandonado todo lo que tengo por el Rock. Y con el Rock voy por el mundo. Y mi madre, que sufre, lo hace porque me concibió a lomos del Rock y por eso me llamó Rock, aunque por mi aspecto podría pasar por alguien de tu familia. Pero no lo soy. Joven, únete a mí en esta nueva movida que está partiéndolo por todo el planeta y que se baila así.
Y no contento con tañer la guitarra eléctrica, que así se llamaba el instrumento, se puso a bailar moviendo la pelvis y abriendo los brazos.
Y la joven Rani lloró y suplicó que cesase aquel infierno.
Y tras mucho discutir llegaron a una síntesis y nació un híbrido de Rock y música india que todavía hoy no sabemos entender.

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