miércoles, 4 de septiembre de 2019

Envíame una carta

Te envío esta carta para que me envíes una carta y me cuentes cosas. Sobre ti, sobre lo que has ido viendo, ideas que tengas. Que me envíes cartas donde me cuentes tus tormentos. Me interesa saber que estás mal, que no puede ser, que solo con el vino y los licores fuertes encuentras consuelo. Me gustaría que me contaras cómo te podría ayudar si estuviera en mi mano. Cómo podrían ser las cosas si no hubiera distancia entre nosotros y la posibilidad de que más allá de la carta, yo, a tu lado, pudiera serte útil. Ser útil. Me gustaría que pasado mañana, al abrir el buzón, hubiera una carta tuya y que me dijeras que todo podría ser mejor si yo estuviera allí, o tú aquí.
Quisiera que me enviaras una carta y me llamaras como el amigo de Rimbaud. El otro. El que no es Rimbaud. Yo. Y que me narraras sueños extraños y que el alcohol te provoca pesadillas y que amas apasionadamente e infructuosamente a alguien. O que amas de manera plácida y sencilla y que eso te hace albergar una llama de esperanza en el género humano. Me gustaría recibir una llamada tuya, pero más ilusión me hace la carta. No sabría hablar por teléfono contigo. No entendería tu idioma. En cambio con una carta todo podría ser diferente.
Llegar del trabajo, estoy ahora escribiendo un libro y me encierro durante horas en una habitación alquilada en la que me encierro y consigo exprimir mis ideas, encontrarme con tu carta en el buzón y pensar que es posible abandonarlo todo e irme contigo a esa ciudad donde hay barrios bohemios y personas que parecen autóctonas que beben por el placer de destruirse y no saben lo que es pasárselo bien o contar idioteces sobre experiencias a lomos de un bocadillo de lomo con queso. Y que en esa carta aparezca el olor de un auténtico bocadillo de lomo, pero lomo sin queso, como el que me comía en Motilla del Palancar en aquel bar de carretera cuando iba con mis padres al pueblo y me comía enfadado un bocadillo de lomo.
Tus historias ya no tienen importancia. Ya no es necesario que me envíes ninguna carta. He vuelto a recordar cosas de mi infancia.
Gracias de todas maneras.

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